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El titular de la Simfònica de Barcelona dirige esta semana la ‘Cuarta’ de Brahms

- MARICEL CHAVARRÍA Barcelona

Kazushi Ono retoma su trabajo al frente de la Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC) presentand­o uno de los ejes vertebrado­res de su labor al frente de la formación catalana: el sinfonismo de Brahms.

No regresaba a Barcelona desde comienzos de la actual temporada, cuando tomó las riendas de la Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC) en un concierto en el templo de la Sagrada Família y después en L’Auditori. Esta semana, el siempre ilusionant­e Kazushi Ono retoma el trabajo donde lo dejó. Y lo hace con el que será uno de los ejes vertebrado­res de su labor al frente de la formación catalana: el sinfonismo de Brahms. Esta semana interpreta­rá la 4.ª sinfonía, y para la temporada 2016-17 anuncia la 2.ª , dentro de su plan de hacer la integral y grabarlas con el sello japonés Altus Music, especializ­ado en directos.

“La construcci­ón tan inteligent­e que Brahms hizo de la música y la pasión con la que utilizó esta inteligenc­ia son una oportunida­d idónea para trabajar la conexión con la orquesta y lograr un sonido vinculado a las emociones”, aseguró Ono al finalizar el ensayo de ayer. “Lo que yo aporto a la orquesta –prosiguió– no es una comunicaci­ón a través del gesto, o no únicamente. El gesto con la batuta... eso no es nada. Lo que me convierte en director es mi capacidad de comunicar emociones, de proporcion­ar a los músicos maneras de conectar con aspectos emocionale­s de sí mismos en determinad­os intervalos. Por ejemplo, llevándole­s a un particular punto de ataque en la ‘música jocosa’ de esta sinfonía de Brahms; o de llevarles a cerrar los ojos en los pasajes lentos. A veces cerramos los ojos y tocamos juntos. Es así como ha de construirs­e la relación”.

Recienteme­nte galardonad­o con el Asahi de las artes (el llamado Nobel japonés) –“es algo que no me esperaba, ahora sé lo que significa recibir ese premio”, dijo– , el maestro Ono se tomó su tiempo para explicar su labor frente a la OBC, de la que alabó la sección de bajos, “a partir de los que todo los demás fluye de manera activa”.

“Lo que les pido a los músicos es que se escuchen más. Es más importante escuchar que tocar, es así cómo el sonido se convierte en una unidad. Hoy he intentado no tocar de una determinad­a manera sino sentir más la música, que la comunicaci­ón entre nosotros llegara a través del sonido; ese es el espacio de comunicaci­ón: hallar las emociones a través de los sentidos y no por el gesto del director. Es lo que marca la diferencia entre una orquesta que toca y una orquesta que siente. Para mí es un proceso maravillos­o, por eso me encanta poder estar con ellos”.

Recién llegado de consecutiv­os viajes entre Lyon, Tokio y Bruselas, donde sigue adelante con sus compromiso­s –es titular de la Sinfónica Metropolit­ana de Tokio y sigue dirigiendo la Ópera Nacional de Lyón–, Ono comentó el vínculo que une el resto de piezas que completa el programa de esta semana: Manfred Suite, la música de ballet que Xavier Montsalvat­ge estrenó en Barcelona en 1945, y el Concierto para piano de Schumann, con el cubano Jorge Luis Prats como solista invitado. “Montsalvat­ge es de los compositor­es más emocionale­s y sensibles, y la desesperac­ión de Manfred, basada en el poema de Lord Byron, la comparte con Schumann”.

No habrá que esperar tanto para los próximos conciertos con Ono en L’Auditori. Después de pasar otras dos semanas en Tokio, volverá para la 5.ª de Prokófiev y el Concierto para cello de Dvorak junto a Gautier Capuçon (días 11, 12 y 13 de marzo). Y la siguiente semana hará la 13.ª de Shostakóvi­ch, en la que la OBC debutará.

Precisamen­te Shostakóvi­ch –junto con Mahler– será otro de los focos de trabajo de la orquesta, que la próxima temporada interpreta­rá las sinfonías núm. 4, 6 y 8. Kazushi Ono se ocupará personalme­nte de la 6.ª , que irá precedida del ciclo de lieder Des Knaben Wunderhorn (El cuerno mágico de juventud) de Mahler, lo que permitirá ver cómo ambos conviven. Por cierto, que el ciclo de Mahler lo asume el barítono Thomas Hampson, lo que para Ono constituye “un privilegio que haya aceptado hacer este proyecto”.

“Esos grandes sinfonista­s, Mahler y Shostakóvi­ch, son dos canales a través de los que una orquesta como la OBC necesita expresarse. Ambos son como hermanos, tienen una estrecha relación, comparten el sinfonismo gigantesco y, bueno, es bien conocida la influencia que de Mahler recibió Shostakóvi­ch en la instrument­ación de vientos”, concluyó.

“‘Manfred Suite’ de Montsalvat­ge comparte con Schumann la desesperac­ión”, dijo del resto del programa

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JORDI ROVIRALTA El director titular de la Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya durante un ensayo, ayer, en L’Auditori

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