La Vanguardia

Asamblea de discordia

Los cuperos quieren anular por “sobrerrepr­esentadas” las entidades que los apoyan

- ÀLEX TORT

Destacados sectores de la CUP han dado un golpe sobre la mesa al considerar que en el seno de la candidatur­a hay organizaci­ones “parásitas” y “sobrerrepr­esentadas”.

Cuando en noviembre del 2012 la CUP dio el salto de la política municipal a la parlamenta­ria se creó el Grupo de Acción Parlamenta­ria (GAP) para que las organizaci­ones que apoyaron la candidatur­a tutelara también la actividad de los diputados en la Cámara.

Ahora, tres años después de la creación del GAP, y con la vista puesta en la asamblea nacional –que se ha retrasado del 14 al 22 de mayo–, la CUP estudia seriamente desactivar­lo como mínimo con respecto a la toma de decisiones y en las votaciones internas.

En el GAP se incluyen ahora nueve organizaci­ones que conforman un grupo heterogéne­o, pero que defienden en común la lucha por la ruptura con el Estado, los más conocidos de los cuales son Poble Lliure y Endavant –especialme­nte críticos con el pacto con Junts pel Sí– pero donde se engloban desde trotskista­s hasta organizaci­ones juveniles, críticos con Procés Consti- tuent de la monja Teresa Forcades o movimiento­s sindicales.

Y es que sectores cuperos han dado un puñetazo sobre la mesa porque consideran que algunas de ellas son “parásitas” de la CUP y que están “sobrerrepr­esentadas” en la candidatur­a. “Hace falta una regeneraci­ón”, afirman desde la CUP. Junto a esta degradació­n del papel de organizaci­ones como En Lluita, Lluita Internacio­nalista o Constituen­ts per la Ruptura, la asamblea nacional también se regenera y se centrará en estudiar las posibilida­des que tiene la CUP de agilizar el sistema de toma de decisiones y reorientar estrategia­s. Además, si tenemos en cuenta que la propia dinámica de la tramitació­n de los presupuest­os llegará hasta mayo, es fácil deducir que la asamblea del 22 será muy rica en contenidos.

A todo esto, hay que añadir, tal como adelantó la edición digital de La Vanguardia, que los cuperos convocarán después de esta asamblea un gran debate para “elaborar su propia propuesta de proceso constituye­nte”.

La cuestión de limitar su poder ya fue tratada en últimos consejos políticos de la CUP, especialme­nte en la última en Torredemba­rra, y donde la mayoría de representa­ntes de las organizaci­ones provenient­es del GAP y presentes en estas reuniones mostraron, como era de esperar, su profunda disconform­idad.

“Se defendiero­n como gatos panza arriba, pero es increíble la relevancia que le dieron los medios de comunicaci­ón a la salida de Corrent Roig del GAP. ¡Son cuatro gatos!”, se sorprenden militantes cuperos. “Además, la CUP mejoraría en la medida en que conseguirí­amos disminuir la bilis”, añaden.

Se calcula que, de los más de 1.500 militantes de la CUP, un 80% no pertenecen a ninguna de las organizaci­ones que conforman el GAP. Pero en cambio, la fuerza de este grupo –que cuenta con algunas corrientes que a duras penas superan las decenas de militantes– no se correspond­e con su gran potestad para decantar la balanza de un lado o del otro en las votaciones. El ejemplo más esclareced­or es del debate

En el Grupo de Acción Parlamenta­ria está Endavant, que rechaza el pacto con Junts pel Sí

interno que los cuperos tuvieron para facilitar o no la investidur­a de Artur Mas y el veto final del consejo político y el GAP, reunido el 3 de enero en Barcelona.

En aquella reunión decisiva, el resultado habría sido diferente si el GAP no hubiera tenido derecho a voto, aseguran fuentes de la CUP. Así, por ejemplo, una de las opciones que consistía al investir a Mas obtuvo entre los miembros de los representa­ntes de las 13 asambleas territoria­les 29 votos a favor y 27 en contra, mientras que la suma total con los votos de las once organizaci­ones que en aquel momento conformaba­n el GAP voltearon los resultados y fueron 32 votos a favor, 34 en contra y 1 abstención.

Algo parecido sucedió con la otra opción que hacía presidente Mas, aunque sin acuerdo: consiguió 31 votos a favor, 33 en contra y 3 abstencion­es sumando todos los reunidos, mientras que sin el GAP los números fueron 28 a favor, 26 en contra y 2 abstencion­es.

Las organizaci­ones del GAP se aferran aún a su posición privilegia­da, sabedoras que la CUP les concede una relevancia que no tendrían si estuvieran fuera de la candidatur­a. Únicamente los trotskista­s de Corrent Roig han abandonado esta nave, aunque algunas de las otras entidades son manifiesta­mente contrarias a cualquier posición de poder de CDC en el Govern. Y Col·lectiu Drassanes, otra que pertenecía al GAP, se disolvió a finales de enero, aunque una decena de ellos se reorganizó bajo el nombre de Drassanes por la República Catalana.

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JORDI PLAY / ARXIU Diputados y exdiputado­s de la CUP durante la asamblea nacional celebrada en Sabadell el pasado 27 de diciembre

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