Jarro de agua fría a Cameron
Schulz reitera que la Eurocámara no puede garantizar que apoyará su plan
El Parlamento Europeo echó ayer un jarro de agua fría sobre el plan de David Cameron de vender a los británicos un acuerdo vinculante con la Unión Europea para cambiar su relación con el club e intentar convencerles de que, pese a todo, les conviene más seguir dentro que despedirse con un portazo.
Aunque la Eurocámara será “lo más rápida y constructiva posible” a la hora de legislar para llevar a la práctica los cambios pactados con Londres si finalmente decide quedarse en la UE, “no puedo dar garantías sobre el resultado del proceso legislativo”, avisó su presiden- te, Martin Schulz, enfatizando el papel central de la institución en la tramitación del plan anti-Brexit que los líderes europeos intentarán acordar el jueves y el viernes en una cumbre extraordinaria. “Ningún gobierno puede ir al Parlamento con una propuesta y pedirle que le garantice que la apoyará”, razonó Schulz tras entrevistarse con Cameron, obligado ayer a ir en busca de ayuda a la Eurocámara, la institución que más ha despreciado.
La advertencia choca con la estrategia de Londres de vender a la opinión pública británica que el acuerdo está grabado en mármol y no sufrirá modificaciones a la baja después del referéndum, algo en realidad imposible de garantizar. Sus puntos más sensibles, como permitir a Londres discriminar a los trabajadores europeos desplazados al conceder ciertas ayudas sociales, precisan nueva legislación que deberá ser aprobada no sólo por los gobiernos sino también por una institución menos predecible, la Eurocámara; no hay que descartar tampoco que la normativa sea recurrida ante la justicia europea y anulada por violar los tratados. Esta incertidumbre es uno de los argumentos del frente antieuropeo en el Reino Unido para decir que el emperador está desnudo y hace promesas que no podrá cumplir.
Aun sabiendo que pocos votos se decidirán en función del pacto que salga de la cumbre de Bruselas, el terror a una ruptura de la Unión Europea ha llevado a las capitales europeas, al Consejo y la Comisión Europea a hacer concesiones mayores de lo previsto para ayudar al Gobierno británico a ganar el referéndum. Sólo el Parlamento Europeo se ha permitido criticar abiertamente la letra y la música de fon-
‘EL EMPERADOR ESTÁ DESNUDO’ El frente antieuropeo denuncia que Cameron hace promesas que no podrá cumplir
LOS RIESGOS El deseo desesperado por impedir el ‘Brexit’ puede minar la esencia misma de la UE
do del compromiso propuesto por Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, por cuestionar principios como la libre circulación de trabajadores o el objetivo de avanzar hacia una mayor integración.
El texto que mañana presentará Tusk a las capitales europeas incluye algunas modificaciones para tratar de impedir que la excepción británica anime a otros países a seguir por la misma vía y, en breve, otros países reclamen también un trato especial; es decir, evitar que el intento desesperado de la UE por ayudar a Cameron acabe por minar la esencia misma del proyecto.
El nuevo borrador enfatiza que las excepciones son sólo aplicables al Reino Unido e insiste más que en la versión original en la vocación integradora de los países que usan el euro o están obligados a hacerlo en el futuro. Este capítulo es uno de los que más inquietan a Francia. Tras la reunión entre Cameron y el presidente François Hollande el lunes
por la noche en París, el Elíseo hizo saber que sigue habiendo divergencias; París teme por ejemplo que el texto dé pie a ventajas regulatorias a los bancos británicos respecto a los de la zona euro. Downing Street hizo una lectura más positiva de ese encuentro y sus reuniones en la Eurocámara y la Comisión, aunque varias fuentes en Bruselas apuntaron que ayer Cameron se mostró “muy estresado” y “necesitado de ayuda”.
Aunque no hay voluntad de bloqueo, y el plan anti-Brexit cuenta con el aval de Berlín, son muchas las delegaciones que tienen reservas sobre su letra pequeña. Los países del Este se han resignado a que Londres restrinja las ayudas a los trabajadores que pidan créditos fiscales o ayudas para vivienda (los dos in work benefits más habituales), pero quieren asegurarse de que sólo se aplicará a quienes lleguen en el futuro, no a quienes ya están en el país. También exigen que el recorte de las ayudas por hijos –la propuesta actual prevé adaptar su cuantía al nivel del vida del país de residencia del niño– sea una excepción exclusiva para el Reino Unido y que no afecte a quienes ya las perciben.
El texto actual prevé permitir el cambio de forma inmediata y no sólo a los futuros solicitantes. Para Cameron, sometido a una intensísima presión desde el ala más euroescéptica de su propio partido, el UKIP y la prensa, puede ser difícil aceptar cesiones en este punto. Además, hay varios países –Alemania, Austria, Bélgica y Holanda– interesados en aplicar este tipo de res- tricciones en las ayudas a los trabajadores procedentes de otros países de la Unión. “No me queda duda de que hay trabajo por hacer” para alcanzar un acuerdo, admitió Tusk ayer en Praga tras entrevistarse con el premier checo, Bohuslav Sobotka.
El nuevo borrador del acuerdo enfatiza que las excepciones son sólo aplicables al Reino Unido. El uso del freno de emergencia para denegar ciertas ayudas sociales en el futuro se limita explícitamente a los países que en su día no usaron su derecho a restringir temporalmente la llegada de trabajadores de los países del Este cuando estos ingresaron en la UE en el 2004 y 2007. El Reino Unido, gran impulsor junto con Alemania de aquella gran ampliación, fue uno de los pocos países (junto con Suecia e Irlanda) que no limitaron su acceso al mercado laboral. Una decisión del Gobierno de Tony Blair que los tories siempre criticaron y ahora tratan de enmendar denunciando abusos del sistema todavía no demostrados.
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