La Vanguardia

El capricho de un magnate

- ISIDRE AMBRÓS

Quiero gastarme toda mi fortuna antes de morir. Es mejor que me lo gaste yo y no mis hijos, aunque, en cualquier caso, también quedará dinero suficiente para ellos”. El comentario es del multimillo­nario australian­o Clive Palmer, quien no tuvo reparos en compartir su pensamient­o con quienes le escuchaban en febrero del 2013 en Nueva York, cuando presentó el diseño del Titanic II. La primera fase de su proyecto más ambicioso: construir una réplica exacta del famoso transatlán­tico que se hundió en su viaje inaugural en las gélidas aguas del Atlántico la noche del 14 al 15 de abril de 1912 y provocó la muerte de 1.514 personas.

Ahora, tres años después, un portavoz suyo se ha encargado de recordar que el proyecto sigue vigente. El director de marketing de la compañía que Palmer creó para construir el Titanic II, la Blue Star Line, James McDonald, declaró al Belfast Telegraph que el proyecto simplement­e se había retrasado, pero que el nuevo transatlán­tico se pondrá en marcha en el 2018, dos años más tarde de lo previsto inicialmen­te. Un retraso que no parece haber enfriado los ánimos de los potenciale­s viajeros, que han llegado a ofrecer más de 800.000 euros para tener la oportunida­d de participar en el primer viaje, según Blue Star Line.

Con sus declaracio­nes, McDonald sugiere que Palmer, de 61 años y con una fortuna estimada entre 500 y 800 millones de euros, parece dispuesto a no reparar en gastos para ver convertida en realidad su iniciativa más audaz. Un capricho que no es otro que el de recrear el Titanic tal y como era cuando zarpó del puerto de Southampto­n en 1912, pero con todas las comodidade­s y medidas de seguridad de un barco del siglo XXI.

Un proyecto que en el 2012, cuando el fundador de la compañía minera australian­a Mineralogy anunció sus planes aprovechan­do el centenario de la botadura y la tragedia del transatlán­tico, se calculó que costaría alrededor de los 200 millones de euros. Una cifra que ahora los expertos elevan a unos 400 millones.

Pero al igual que en muchas otras cosas, el nuevo Titanic sólo se parecerá al original en la forma. Para empezar, su construcci­ón no se realizará en los astilleros Harland & Wolff de Belfast, sino en los de la empresa estatal china CSC Jinling, que se encarga de fabricar los cargueros que transporta­n las materias primas que se extraen de las minas de Palmer. Y su viaje inaugural tampoco cubrirá el trayecto original, entre Southampto­n y Nueva York, sino que se realizará entre el puerto chino de Jiangsu y Dubái, en los Emiratos Árabes Unidos.

Eso sí, el nuevo Titanic será igual de largo (270 metros) y de alto (53 metros), aunque será cuatro metros más ancho para cumplir con las modernas normas de seguridad. Dispondrá de 840 camarotes para acomodar a 2.400 pasajeros y su tripulació­n será de 900 personas.

La idea de Palmer es que el nuevo barco sea lo más fiel posible al modelo original. Para ello se respetarán las tres clases que había en 1912. Habrá camarotes de primera, de segunda y de tercera clase. Y la idea es que los viajeros puedan vestirse con los trajes de la época, ya sea para dar un salto atrás en el tiempo o para identifica­rse con Leonardo DiCaprio y Kate Winslet, los protagonis­tas de la película Titanic, de James Cameron.

El proyecto de Clive Palmer, que empezó su fortuna en el negocio inmobiliar­io antes de convertirs­e en empresario de explotacio­nes mineras y dedicarse a la política, es el de facilitar que los pasajeros del Titanic II revivan con todo detalle el ambiente de 1912. Todos los muebles, lámparas y detalles del nuevo buque serán reproducci­ones de modelos originales. Los viajeros podrán disfrutar de baños turcos, piscinas, gimnasios y hasta de un teatro con 400 asientos. No dispondrán, sin embargo, de internet. “En aquella época no existía, así que si uno quiere revivir aquella época, no puede tener acceso a internet”, comentó Palmer en Nueva York en el 2013. Antes habrá que ver, sin embargo, si el nuevo Titanic ve la luz.

El millonario australian­o Clive Palmer quiere construir una réplica exacta del ‘Titanic’ El ‘Titanic II’ no se construirá en los astilleros de Belfast, sino en los chinos de CSC Jinling

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BLUE STAR LINE En el mar en el 2018. La famosa escalera del ‘Titanic’ será reproducid­a fielmente en el nuevo transatlán­tico, que se prevé botar en el 2018
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