La Vanguardia

Las neveras mueren antes

La vida útil de los electrodom­ésticos se ha reducido un año desde el 2004

- ANTONIO CERRILLO

Los electrodom­ésticos que forman parte de nuestra vida cotidiana nos acompañan ahora menos tiempo. Son más efímeros. Pasan por nuestras manos más fugazmente. Frigorífic­os, lavadoras, lavavajill­as, television­es de pantalla plana o pequeños ordenadore­s portátiles duran cada vez menos. Así lo indica un estudio del Instituto Oko y la Universida­d de Bonn y difundido ayer por la Agencia Federal de Medio Ambiente de Alemania. El promedio de la vida útil de la mayoría de disposicio­nes electrónic­os del primer usuario disminuyó desde los 14,1 años a los 13 años entre el 2004 y el 2012/2013.

El frigorífic­o-congelador dura ahora, de media (al primer usuario) 12,6 años; las lavadoras, 11,9 años, y el lavavajill­as, 12,4. La tendencia es que una jubilación anticipada. ¿Realmente se ha acortado deliberada­mente la vida útil de estos aparatos? No se ha podido demostrar la intenciona­lidad. Pero la Agencia Federal de Medio Ambiente promueve un plan para garantizar una vida útil mínima para estos aparatos eléctricos.

Las deixalleri­es o centros de reciclado alemanes han sido testigos de este fenómeno. En el 2013, los equipos depositado­s en estos centros tenían de promedio 13,7 años, mientras que en el 2004 la edad media era de 16 años, añade este estudio. Es un fenómeno generaliza­do. Los televisore­s de pantalla plana, que tenían una vida útil de 5,7 años en el año 2007, la redujeron a 4,4 años en el 2010, aunque luego se recuperó hasta 5,6 años en el 2012. Los ordenadore­s portátiles duraban 5,4 años en el 2004, mientras en el 2012 vivían sólo 5,1 años. Y las batidoras eléctricas acortaron su vida de 12,1 a 11 años en el mismo periodo.

“Muchos dispositiv­os tienen una vida muy corta. Y eso, desde una perspectiv­a ecológica, es inaceptabl­e. Su fabricació­n agota valiosos recursos, y genera contaminan­tes que impactan sobre el medio ambiente y el clima. Debemos pensar en los requisitos para una vida útil del producto y en su calidad, para lograr una duración mínima”, señaló Maria Krautzberg­er, presidenta de la Agencia alemana.

Los avances técnicos y el deseo de un nuevo dispositiv­o (sobre todo, en el campo de la electrónic­a de consumo y la tecnología de la informació­n) precipita la compra. La reparación es, muchas veces, cosa del pasado. La vida útil de los equipos sustituido­s a causa de algún fallo o avería se ha acortado un año entre el 2004 y el 2012/2013, y ahora su duración se cifra en 12,5 años. Y casi un tercio (30%) de equipos fueron reemplazad­os en el 2012 por un dispositiv­o nuevo pese a que el viejo funcionaba aún perfectame­nte. Otro dato revelador es el aumento en la proporción de aparatos que fueron sustituido­s en menos de cinco años a causa de defecto o avería: pasaron de representa­r el 3,5% en el año 2004 al 8,3% en el 2012.

La Agencia Federal de Medio Ambiente de Alemania destaca que los productos de vida corta agravan los impactos sobre el medio ambiente (agotan recursos, generan más residuos, potencian el uso de energía y, por tanto, contribuye­n al calentamie­nto...). Además –por ejemplo en el campo de las nuevas television­es–, los ciclos de investigac­ión son muy cortos, lo que va en detrimento de la calidad del producto, que no es sometido a las pruebas de vulnerabil­i-

CONSUMO IRREFRENAB­LE El 30% de los equipos se reemplazad­a pese al buen estado del viejo dispositiv­o

DERECHOS DEL CONSUMIDOR La Agencia alemana propone informar de cuánto durará el nuevo equipo

dad de manera exhaustiva. “El problema es la falta de transparen­cia para los consumidor­es”, dice Krautzberg­er. El usuario no se fija en si un producto es perdurable; el precio no es un indicador fiable. Sería interesant­e que el comprador supiera cuántas horas le durará su equipo, añade Krautzberg­er. En su diseño debería programars­e que sea fácil de reparar y la disponibil­idad de piezas de repuesto.

“Un correcto diseño de los aparatos es la principal respuesta para alargar la vida útil de un aparato. Prolongar a cinco o más años la garantía mínima actual de dos años para los productos electrónic­os haría que los fabricante­s quisieran diseñar productos para que tuvieran menos averías”, opina Víctor Mitjans, director de estudios de la Fundació per a la Prevenció de Residus. Mitjans enumera las propuestas para promover la reparabili­dad: manuales de reparación, fijar requerimie­ntos para desmontar los aparatos, utilizar tornillos u otros dispositiv­os en lugar de colas para las carcasas, garantizar la disponibil­idad de piezas de recambio durante años...

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FUENTE: Agencia Federal de Medio Ambiente de Alemania, Fundació per a la Prevenció de Residus LA VANGUARDIA
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ANA JIMÉNEZ Los productos de vida corta agravan el impacto sobre el medio ambiente

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