Grandage contra la ‘rap-película’ de Lee
La discreción de ‘Genius’, del director teatral Michael Grandage, frente al ruido y la furia de ‘Chi-Raq’, de Spike Lee: una Lisístrata moderna trasladada al Chicago negro
En el mundo teatral británico, Michael Grandage es todo un genio con seis Tony, que son como los Oscar del teatro. Un genio al que faltaba dirigir una película, de la misma manera que Sam Mendes, otro genio teatral, dio el salto en su momento. Y así ha sido. Por la puerta grande de la Berlinale.
Su filme se llama Genius, y habla de ese tipo de genio silencioso y desconocido, tan necesario para que brille el genio exuberante. Un genio que lo encuentra Grandage en la especial relación que mantuvo, allá por los años veinte, en Nueva York, el editor literario Max Perkins –en buena medida el descubridor de Scott Fitzgerald y Ernest Hemigway– con Thomas Wolfe, otro escritor de la misma generación que los dos anteriores.
El universo que crean Wolfe (Jude Law) y Perkins (Colin Firth), puntuado por la esporádica presencia de Hemingway (Dominic West) y Fitzgerald (Guy Pearce), es absorbente y por momentos enfermizo. Pero muy fecundo, especialmente para Wolfe, un autor a punto de ser olvidado que la película de Grandage sin duda volverá a poner en valor.
“Me han ofrecido dirigir muchas películas en los últimos
GENI US Grandage se centra en la relación de Thomas Wolfe con su editor
CH I-RAQ Lee apuesta por una sátira, con una huelga de sexo contra la violencia en Chicago
años, pero el guión de Genius me convenció. En sus páginas encontré que se acentuaba el paralelismo que hay entre la labor de un director de teatro y lo que consigue, a su vez, Max Perkins con Wolfe”. También destacó Grandage la importancia de los actores. “Como director he buscado su complicidad”.
No hay que confundir este Wolfe escritor, con otro famoso Wolfe, también Tom, más posterior: el conspicuo representante del nuevo periodismo. Del Thomas Wolfe de Genius, Faulkner dijo que era el mejor escritor de su generación, poniéndose el mismo Faulkner en un segundo lugar. La obra más conocida de Wolfe es Del tiempo y el río, que el escritor dedicó a Perkins, su editor. Algo inusual.
Wolfe resulta exuberante y apasionado, en manos de Jude Law, también histriónico. “Encontrar la musicalidad de Wolfe fue un desafío: hacer vivir en mis propias palabras las suyas y determinar su ritmo desaforado y su afán por vivir”, dijo Jude Law. Mientras que Perkins, (Colin Firth) resulta mucho más taciturno, que hace del silencio su forma de ser. Siempre con el sombrero puesto, trajeado. Un hombre familiar pero solitario, como instalado permanentemente en un cuadro de Hopper. “En estos tiempos de selfies, miles de fotos y redes sociales, en estos tiempos exhibicionistas, tiene más valor la opción de Perkins, que hizo de la discreción su forma de ser”, dijo el actor. “Si; me tocan muchos personajes silenciosos, como Perkins, pero he llegado a encontrar matices insospechados en los confines de un traje: un universo en los personajes reprimidos”, explicó el actor.
Genius resulta eficiente pero desmedido, como la literatura de Wolfe, con la que tanto tiene que ver. Con una mistificación evidente de la escritura y la figura del escritor. Pero resulta sensible y atractiva. Con sus dos personajes opuestos. Genius se sitúa en la línea de películas ‘de calidad’ como El discurso del rey, de esas que triunfan en los Oscar. Su primera proyección en la Berlinale se saldó con aplausos.
Y frente al intelectualismo literario de la anterior, el rap continuo de ‘ Chi-raq’, un ejercicio de difícil equilibrio por parte Spike Lee. Por un lado el punto de partida: la violencia en Chicago, especialmente de negros contra negros. Entre 2001 y 2015 se han producido en sus calles 7.356 asesinatos. No puede haber un punto de partida más serio. Frente a eso, o contra eso, Lee toma inspiración en Lisís
trata, de Aristófanes, para construir una propuesta extraña que bascula entre el humor y la tragedia.
Siempre a ritmo de hip-pop, en un interminable rap –quizá la primera rap-película de la historia– que nos lleva de las lágrimas de un entierro de una niña (oficializada por el reverendo John Cusak) a esa Lisístrata que promueve una huelga de sexo entre las mujeres negras de la ciudad.
Chi-raq es como los negros del sur de la ciudad llaman a la ciudad de Chicago por lo que tiene de zona de guerra, como si fuera Iraq”, puntualizó el director, listo a justificar su película.
“La juventud no tiene sentido de la violencia, es insensible’, dijo el rapero Nick Cannon, junto a Lee. “Y creo que se va deteriorando”.
“Cada día 99 norteamericanos mueren debido a violencia”, subrayó Spike Lee, que respecto a los actores negros y el Oscar, añadía. “No es un boicot; simplemente mi mujer y yo no vamos a ir. ¿La razón? Porque ninguna persona negra ha sido nominada a los Oscar en los dos últimos dos años”.
Chi-raq resulta una apuesta confusa, histérica, pero energética a su manera, que cuenta con la participación de grandes actores negros como Angela Basset, Wesley Snipes, y el gran Samuel L. Jackson.