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La matanza de cristianos pakistaníes en Lahore; y el futuro del PSOE.
EL paréntesis de Semana Santa apenas se ha notado en los dos principales partidos de la izquierda, PSOE y Podemos, protagonistas decisivos de la política española, pues de ellos depende en gran parte que haya gobierno o elecciones en el próximo verano. De lo que ocurra en la reunión que mantendrán mañana, 30 de marzo, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, se podrá aventurar el futuro inmediato. Los dos líderes acuden a la reunión con una mochila cargada de incertidumbres. Para Iglesias, la crisis interna de Podemos por la reciente y drástica destitución de su secretario de organización, próximo a Íñigo Errejón, revela las diferencias de estrategia entre ambos por lo que se refiere a un hipotético pacto de gobierno con el PSOE, por el que parece más proclive el segundo.
También lo tiene complicado Pedro Sánchez, presionado por una buena parte de los barones del PSOE y, en especial, por la andaluza Susana Díaz, que mantiene abierta la posibilidad de presentarse candidata para liderar el partido. No obstante, la dirección bajo mando de Sánchez se ha movido con habilidad y el próximo sábado está previsto que el comité federal acuerde retrasar las elecciones entre los militantes del 8 de mayo, que debían ser ratificadas después por el congreso federal, previsto inicialmente para el 20 de mayo. Los barones que presionaron a Sánchez para fijar la fecha del congreso ahora no lo ven tan claro, ya que el proceso interno se solaparía con las negociaciones para formar gobierno, que culminan formalmente el 2 de mayo. Mientras, el socialismo andaluz se mantiene a la espera.
No lo tiene fácil el candidato socialista. A la resuelta coincidencia inicial de los tiempos institucionales y los orgánicos del socialismo se suma la extrema dificultad para lograr un pacto de gobierno con Podemos y a partir del logrado con Ciudadanos. La llamada cuadratura del círculo. Primero, por la resistencia que opone el sector más cercano a Iglesias, que espera que un fracaso de Sánchez les favorezca de cara a las elecciones. Y segundo, porque el núcleo del PSOE, desde Felipe González hasta varios barones, incluida Díaz, impusieron en el comité federal el rechazo a un acuerdo con Iglesias si sigue manteniendo la posición favorable a una consulta por el derecho a decidir en Catalunya.
De la capacidad de maniobra política de Sánchez depende que haya nuevas elecciones en verano, con el añadido de que la lucha por el poder en el PSOE debilitaría electoralmente al partido y favorece a sus adversarios exteriores. El horizonte socialista podría aclararse en los próximos días. Falta por ver si se produce un pacto de gobierno o si asistiremos a una carrera electoral hasta el día 26 de junio.