Las Glòries se encarece
La construcción del túnel obligará a perforar más de lo previsto bajo el nivel freático
El proyecto de las Glòries topa con dificultades. La construcción de los túneles se complica y los técnicos han comprobado que tienen que perforar más de lo previsto. El Ayuntamiento de Barcelona ya no se atreve a aventurar una fecha final de las obras ni el coste, que inicialmente se había fijado en 170 millones.
Las obras de plaza de las Glòries amenazan con convertirse en el agujero negro económico de Barcelona. El lugar inhóspito y degradado que ansiaba a través de una profunda transformación recuperar la centralidad que le había otorgado en sus planos Ildefons Cerdà ha topado con las dificultades técnicas de construir un túnel bajo este gran espacio que tiene un coste de 170 millones de euros. Tanto es así que el Ayuntamiento ya no se atreve a aventurar una fecha de final de obras. Al empezar a construir el paso soterrado que discurre debajo de cuatro túneles (un ramal de Adif, dos líneas de Rodalies y una de metro) los técnicos han comprobado que deberán perforar un metro y medio más de lo previsto por debajo del nivel freático. Esta dificultad encarece considerablemente el proyecto y deja completamente en el aire la construcción de la segunda fase del túnel que, en teoría, va de la calle Badajoz a la rambla del Poblenou.
La obra, proyectada por el anterior gobierno de CiU que optó por construir un parque sobre una plaza plana, se debía ejecutar en dos fases, una primera con un coste de 90 millones de euros y un segundo
túnel en el que se deberían invertir otros 80 millones más. De ahí que el equipo de gobierno quiera revisar los acuerdos firmados con los vecinos y las diferentes fuerzas políticas en el Compromís de Glòries del 2007, en una época de bonanza económica. Ahora la situación es diferente y sería casi irresponsable comprometer el presupuesto municipal a una sola obra. Sobre todo, cuando en este mandato se espera llevar la línea 10 del metro a la Zona Franca, instalar el tranvía en la Diagonal o cubrir la ronda de Dalt.
El pasado miércoles la responsable de Urbanismo, Janet Sanz, y el director de la empresa pública, Bimsa, Ángel Sánchez, se reunieron por primera vez con los vecinos del entorno de la plaza para informarles de la evolución de las obras y acabar de perfilar la tipología y el calendario de equipamientos que deben alzarse en la plaza. En dicho encuentro, se abordó las dificultades técnicas que está encontrando el proyecto de cons- trucción de los túneles. Los muros pantalla del paso soterrado tendrán finalmente una profundidad de 45 metros. Y ha sido antes de empezar la construcción cuando los técnicos han comprobado que el ramal que va hasta la estación de França –uno de los pasos soterrados ferroviarios más antiguos de la ciudad– no se encontraba en la cota prevista. De ahí la obligación de bajar más. Esto supondrá bombear más agua, extraer más tierra y por supuesto una inversión económica más importante. Y otra dificultad que no es menor, la rampa de acceso y salida de este túnel será mucho más pronunciada de lo previsto, superior a la pendiente recomendable que debería ser de un 8%.
Esta situación pone en jaque la ejecución de la segunda fase del proyecto. En la reunión, Janet Sanz dejó en el aire en más de una ocasión la construcción de este segundo túnel. Así lo confirma Jaume Bàdenes, miembro de la comisión de seguimiento de obras y de la Associació de Veïns de Poblenou, quien confía que finalmente se recapacite y se lleve a cabo toda la infraestructura soterrada.
El Ayuntamiento está preocupado por la afectación que pueda tener la construcción del túnel en los edificios aledaños a la plaza. Por eso, según se avanzó en la comisión de seguimiento, se ha encargado un estudio que tiene un coste de 80.000 euros que evaluará cómo afecta la perforación de la plaza al entorno. Preocupa un posible movimiento de tierras al perforar por debajo del nivel freático.
Otro de los problemas es que las obras que se están llevando a cabo no se ajustan a ningún planeamiento aprobado. La modificación de Plan General Metropolitano que está vigente corresponde al proyecto que hizo en su día el gobierno municipal de Jordi Hereu de manos del que ahora es concejal del PSC, el urbanista Daniel Mòdol. Esta sería otra de las deficiencias que se deberían subsanar para poder empezar a construir algunos de los equipamientos que reclaman los vecinos. Pero este proceso puede prolongarse durante al menos dos años. Lo que comportaría nuevos retrasos para una plaza que ha tenido varios proyectos y que espera a convertirse en parque en el 2019, según los planes que había en el mandato de CiU, cuando se escogió el diseño ganador.
Pero esta no será la única variación que debería sufrir la plaza.
LA AFECTACIÓN El Ayuntamiento ha encargado un estudio para evaluar el impacto de las obras LOS PROBLEMAS El ramal de Adif que pasa por debajo de la plaza está en una cota más baja de lo previsto
Ayer se presentó a los vecinos imágenes del paso del tranvía que discurrirá por la Diagonal –si hay acuerdo político para ello– y que necesita tener una estación de grandes dimensiones en la plaza. Será un intercambiador con vías muertas por si se produjera alguna incidencia en el recorrido de la línea. En la parte inferior de la plaza el recorrido de este medio de transporte se separaría en dos ramales, uno en dirección a la Diagonal, sentido mar, y otro hacia la Gran Via.
Durante la reunión, Sanz destacó que el “gobierno municipal mantiene un compromiso firme en la transformación de la zona, priorizando las actuaciones en equipamientos municipales, vivienda pública, parque y mejora del entorno. La teniente de alcalde resaltó que las actuaciones que se llevarán a cabo en este espacio comportan una inversión de 100 millones de euros, una cifra en la que no se contabiliza la segunda fase del túnel. Muchos de los equipamientos ya tienen calendario, pero los vecinos critican la parsimonia del equipo de gobierno que ha tardado diez meses en reunirse con ellos.
Respecto a la movilidad, se subrayó que se espera una reducción del 21% del tráfico privado en toda la ciudad, lo que ayudaría a aligerar la circulación que ahora sufre las entradas y salidas por la Gran Via. Para fomentar esta reducción Bàdenes explicó que se les anunció cambios de sentido de las calles Llull, Pujades y Tànger.