Alemania da luz verde a una ley para integrar a los refugiados
La norma obligará a aprender alemán y a seguir cursos de formación laboral
La canciller Angela Merkel logró ayer apoyos a una ley de integración para los asilados, a los que se ofrecerán salidas laborales a cambio de cursos de alemán y formación, obligatorios para mantener la residencia.
Alemania ha dado un salto cualitativo en su política de refugiados. La coalición gubernamental de democristianos y socialdemócratas que preside Angela Merkel, acordó un paquete de medidas sobre integración de solicitantes de asilo, que cita tanto derechos como deberes, y que se convertirá en la primera ley alemana de integración. “Esta ley marca una primera vez en la historia de la República Federal de Alemania”, dijo la canciller democristiana en rueda de prensa en Berlín.
Merkel habló rodeada por sus socios de coalición, el socialdemócrata Sigmar Gabriel, vicecanciller y ministro de Economía, y el socialcristiano Horst Seehofer, presidente de Baviera, este último el más crítico con la política de acogida de Merkel. Alemania recibió en el 2015 a más de un millón de solicitantes de asilo –la mayoría desde Siria, Iraq y Afganistán–, lo cual ha colocado a la canciller bajo fuerte presión de una parte de la ciudadanía, y también dentro de sus propias filas, en particular los socios bávaros.
El acuerdo vio la luz tras siete horas de negociaciones en la cancillería en la noche del miércoles al jueves y, según argumentó el socialdemócrata Gabriel, es “un paso histórico” que aborda “un cambio profundo en la sociedad”. Su contenido será analizado el próximo día 22 por los presidentes de los 16 länder, y el Gobierno debatirá el proyecto de ley definitivo el 24 de mayo, tras lo cual será enviado al Parlamento. La robusta potencia en escaños de la coalición gubernamental indica que la nueva ley será aprobada sin grandes dificultades.
El texto, de seis páginas, persigue facilitar la inserción de los refugiados y al tiempo sancionar a quienes no cooperen en el empeño. No cuesta ver en este planteamiento un doble objetivo: acoger y a la vez disciplinar a los peticionarios de asilo, pero también tranquilizar a la opinión pública alemana, cuando falta año y medio para las elecciones generales, en las que Merkel previsiblemente buscará la reelección.
Según el texto, los demandantes
PARA SOLICITANTES DE ASILO La futura ley busca facilitar la integración y al tiempo penalizar a quien no coopere
PALABRA DE CANCILLER “A quien interrumpa su formación se le retirará el permiso de residencia”, avisó
de asilo serán repartidos de modo proporcional por el territorio alemán, para evitar que la mayoría se instale en grandes ciudades, o en barrios concretos, y se generen guetos. Eso quiere decir que las autoridades asignarán los lugares de residencia. “Las infracciones relacionadas con esa asignación de residencia tendrán consecuencias para las personas implicadas”, avisa el documento. Con todo, se prevé autorizar a mudarse a otra ciudad a quienes encuentren allí un trabajo.
La obligatoriedad de residencia busca evitar que surjan “zonas socialmente conflictivas”, reza el texto. Gabriel agregó que la distribución geográfica evitará temores sobre seguridad entre los alemanes , y les disuadirá de cerrarse al trato con los refugiados. Según Merkel, la nueva ley incluye “una oferta para cada uno, pero también deberes para todos los que llegan”.
Del documento se desprende la idea de que el trabajo de los refugiados es considerado relevante no sólo para su integración sino también para la calma social. La canciller alertó de que si a estas personas no se les ofrece una ocupación, en año o año y medio “se producirán daños irreparables” que no especificó.
Hasta ahora, los solicitantes de
asilo podían acceder a un empleo si para el puesto no había ningún candidato alemán o de la UE; la futura ley prevé eliminar esa restricción por un periodo de tres años. También está previsto crear con fondos públicos 100.000 “oportunidades de trabajo” para introducir a los peticionarios de asilo en el mercado laboral y ofrecerles una actividad mientras se procesa su solicitud. De esta bolsa de trabajo –puestos en todo caso con salarios bajos– quedarían excluidos los migrantes de países que Alemania considera seguros, como los países balcánicos.
“El mercado laboral y el idioma son parte esencial de la integración, pero también es importante que a quienes no acepten estas medidas se les recorten las prestaciones”, dijo Seehofer. Así, el acuerdo prevé penalizar a quienes no se esfuercen por integrarse, sobre todo en el aprendizaje del idioma alemán. “La adquisición de la lengua es también necesaria para una estancia provisional”, advierte el documento.
Los cursos de integración serán de lengua alemana y leyes y cultura alemanas básicas. Los solicitantes tendrán permiso de residencia para toda la duración del aprendizaje. “A quien interrumpa su formación se le retirará el permiso de residencia y, por tanto, el derecho a permanecer en Alemania”, avisó Merkel. Los cursos serán también ofertados a migrantes con pocas posibilidades de obtener asilo, por si les son útiles cuando regresen a sus países.
El carácter histórico de la futura ley fue subrayado con apelaciones al pasado reciente. “Cincuenta años después del inicio de la inmigración, Alemania tendrá ahora una ley de integración”, aplaudió en Twitter Thomas Oppermann, presidente del grupo parlamentario socialdemócrata. Oppermann evocaba a los Gastarbeiter (“trabajadores invitados”), es decir, los inmigrantes que en los años sesenta contribuyeron al milagro económico alemán. La mayoría eran turcos –aunque también españoles, italianos, portugueses y yugoslavos-, y entonces no se planteó ninguna política integradora.
Pero el acuerdo ha despertado algunas críticas, de campos ideológicos opuestos. La organización Pro Asyl la considera una ley de “desintegración”, y criticó la obligación de residencia en la localidad asignada por las autoridades. Mientras, la derecha populista de Alternativa para Alemania (AfD) tildó el texto de “forma pérfida de dumping social”.
Junto a este paquete, la coalición acordó otro sobre lucha contra el terrorismo: la policía federal podrá infiltrarse en círculos sospechosos para atajar atentados, incluso sin acusación de delito, y los servicios secretos intercambiarán más datos con sus homólogos extranjeros.