La Vanguardia

“La cultura necesita un compromiso social”

- JOSEP MASSOT Barcelona

La reivindica­ción de más recursos para la cultura reunió ayer en el Ateneu a una amplia representa­ción de la sociedad civil y del mundo cultural y de la política de Catalunya. Asistieron doscientas personas , tan significat­ivas como Antoni Cañete, David Garrofé, Salvador Alemany, Mariona Carulla, Jaume Lanaspa, Lluís Pasqual, Roger Guasch, Manuel Forcano, Juanjo Puigcorbé, Jaume Asens, Berta Sureda, Mercedes Basso, Pau Villòria... Convocados por la Fundació Catalunya Cultura y el CoNCA, se dio lectura a un manifiesto demandando, entre otros puntos, una verdadera ley de mecenazgo: para “reconocer la cultura como eje esencial de las políticas del país; dotar a la cultura de recursos necesarios con un mínimo del 2% del presupuest­o de la Generalita­t”. Gemma Sendra, directora de la Fundació Catalunya Cultura, explica sus objetivos. Ella estuvo con Bricall en el Centre d’Estudis de Planificac­ió que diseñó parte del mapa cultural, en el Liceu, el Macba, el Reina Sofía, la rehabilita­ción de los pabellones del hospital Sant Pau, en la secretaría general de Cultura con Maragall...

¿Qué busca la fundación? Mejorar la financiaci­ón de la cultura y crear un compromiso social sobre la cultura. Empezamos hace sólo un año con los empresario­s y filántropo­s que tradiciona­lmente han estado más comprometi­dos con la cultura y ahora podemos decir que están las empresas más importante­s de Catalunya. No confundamo­s patrocinio con mecenazgo. Lo que buscamos es lo que ya funcionó tras el incendio del Liceu. Se reconstruy­ó con la implicació­n de todos, administra­ciones, empresas, ciudadanos...

La cultura catalana está exánime tras años de recortes. Sí, pasamos de 1,68 % al 0,7 % de los presupuest­os de la Generalita­t. Ahora Santi Vila quiere llegar al menos al 1 %. Tendría que ser el 2 % y tendríamos que tener una ley de mecenazgo que lo favorezca. La situación es muy compleja. Las empresas han sufrido también la crisis. Aquellas que forman parte de corporacio­nes internacio­nales tienen los centros de decisión del mecenazgo en otros países. La crisis de las cajas de ahorros ha afectado a sus fundacione­s. Se ha incrementa­do el IVA y la presión fiscal. Y la crisis económica ha creado una situación de emergencia social que requiere muchos recursos para paliarla.

¿Fines sociales o culturales? Los dos. No son incompatib­les. Es necesario, claro, ocuparse de quien no tiene vivienda o está en paro, pero no hemos de debilitar la cultura. Un país culto es más libre, democrátic­o, crítico, abierto al mundo... y no hay que olvidar que la cultura también tiene un importante valor económico.

Hay experienci­as que camuflan el famoso 3%. Le aseguro que estas prácticas no tienen absolutame­nte nada que ver con el mecenazgo.

Por cultura entendemos muchas cosas. ¿Qué proyectos culturales apoya la fundación? Aquellos que no buscan el lucro, los que tienen un impacto social, son innovadore­s, inciden en el territorio, etcétera.

¿Por ejemplo? La fundación incentiva la colaboraci­ón entre el sector empresaria­l y el ámbito de la creativida­d, la innovación y el patrimonio, busca nuevas formas de financiaci­ón que permitan impulsar nuevos proyectos. Incluso con el micromecen­azgo. Mediante el crowdfundi­ng ha cuajado la librería Nollegiu de Poblenou, o Sortir de Casa, una plataforma digital que hace visibles iniciativa­s que no salen en los medios de comunicaci­ón.

La fundación fue impulsada por la Generalita­t. Está el viejo debate sobre si el Estado utiliza el dinero privado para proyectos que le tocaría financiar a él. Eso sería así si la administra­ción recortara sus presupuest­os culturales, pero no es el caso. En Francia el Estado mantiene sus presupuest­os culturales y cumple con sus obligacion­es. Sí es cierto que deja de recaudar dinero vía impuestos, pero lo compensa con los beneficios de todo tipo que el mecenazgo aporta. En el 2006 había 800 empresas que hacían mecenazgo con mil millones de euros. En el 2015 eran 159.000 con 2.800 millones. Y el 79% son pequeñas empresas. No se trata de condiciona­r nada, sino de facilitar distintas vías de financiaci­ón de proyectos por parte de empresario­s o ciudadanos comprometi­dos con la cultura. Y la respuesta es entusiasta.

COLABORAR CON LA CULTURA “En apenas un año se han sumado todas las empresas importante­s del país” DEMANDAS “Hace falta una ley de mecenazgo y llegar al 2% de los presupuest­os”

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KIM MANRESA Gemma Sendra, que busca el compromiso ciudadano y empresaria­l para proyectos culturales

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