Detrás de las cicatrices
Martí Artalejo combina imágenes de reclusos y espacios vacíos de la prisión de Pont Major
Silencio. Tanto el que se respira en el patio, el comedor, los pasillos o las celdas cuando no hay internos; pero también el silencio instalado en las miradas de los hombres y mujeres que por alguna razón u otra se encuentran presos entre rejas.
Es Cicatrius, el nuevo trabajo del fotoperiodista Martí Artalejo (Salt, 1968), que ha puesto el objetivo en las diferentes estancias vacías y en las historias humanas de los reclusos del centro penitenciario de Pont Major de Girona (actualmente centro de día) antes de que fueran trasladados a la nueva prisión de Puig de les Basses de Figueres.
“Es profundo y estremecedor. En este tipo de centros se respira un silencio muy intenso; el mismo que desprenden las miradas de sus protagonistas. Sus cicatrices pueden ser externas, pero sobretodo son internas. Heridas que no están curadas y dejan señal dentro de nosotros”, describe Artalejo. que trabajó en este proyecto a lo largo de un año.
La muestra consta de fotografías de veinte reclusos (17 hombres y 3 mujeres) y veinte espacios, en blanco y negro, y con un formato de 50x50 centímetros; además, ofrece cuatro panorámicas de algunas de las estancias.
A Artalejo le gusta la sencillez y que las imágenes expliquen historias sin interferencias y de la manera más directa posible. “Los internos miran a cámara mostrando así su sinceridad. Muestran su cicatrices. De esta forma, el espectador puede entrar más en la fotografía. Se establece como un diálogo personal”, comenta y subraya que “el formato cuadrado, al que no estamos acostumbrados, cierra el encuadre y proyecta un espacio cerrado, como el de la prisión”.
El fotoperiodista, sin embargo, ha querido ir más allá de las imágenes e incorpora en su proyecto expositivo el testimonio de estas personas privadas de libertad. Los reclusos le confesaron durante su visita qué les ocurrió en la vida para estar entre rejas, qué fue lo que les marcó, cómo vivieron su infancia o si, por ejemplo, fueron abandonados. Historias individuales, vivencias, emociones, anécdotas y hechos vividos que se relacionan con un espacio físico concreto, el centro penitenciario de Girona. Sin buscar el delito y sin nombres ni indicaciones, Artalejo lo ha relatado en un breve texto. “Mantener la distancia fue mi forma de acercarme a ellos. Nunca les pregunté que habían hecho para estar ahí, sino que tenían ganas de explicarme sus cicatrices”, admite.
Desde la Casa de Cultura de Girona, donde la muestra se expone hasta el 29 de abril, señalan que se trata de “una aproximación humana y artística a las cicatrices escondidas de personas que no son tan diferentes, aunque pueda serlo su historia particular”.
Autor de imágenes de libros como Els masos fortificats de Salt (1991), Sacaís Romi. Amb ulls de dona (2006), Visions (2008) o Salt, pas a pas (2013), el fotógrafo trabaja en proyectos fotográficos individuales y colectivos y en medios de comunicación como La Vanguardia .Su obra se ha exhibido en Catalunya y varios países europeos.
La muestra Cicatrius está coproducida por la Casa de Cultura Les Bernardes de Salt, donde también se expuso una parte hace unos meses, y la Casa de Cultura de Girona.
Artalejo le gusta la sencillez y que las imágenes expliquen historias sin interferencias