EL LEGADO DE CRUYFF EN ISRAEL
Jordi Cruyff mantiene el vínculo de su apellido con el fútbol desde la dirección técnica del Maccabi.
Para el fútbol israelí, la presencia de Jordi Cruyff como director deportivo de uno de sus clubs más emblemáticos, el Maccabi Tel Aviv, supone un orgullo y un enriquecimiento. Tras diez años sin ganar la liga de fútbol nacional, el Maccabi Tel Aviv, dirigido por el hijo de la leyenda barcelonesa Johan Cruyff, logró tres títulos consecutivos y es el principal candidato a convertirse en campeón por cuarta vez en el 2016 (antes de este fin de semana encabezaba la liga con 71 puntos, uno por delante del Maccabi Beer Sheba).
Tras el fallecimiento de su padre el pasado 24 de marzo por un cáncer de pulmón, el director técnico del Maccabi Tel Aviv se encuentra en Barcelona, ciudad en la que viven sus dos hijos con su exmujer. En Tel Aviv se especula durante los últimos días que Jordi podría decidir volver a Cataluña para dirigir la fundación a nombre de su padre.
Una fuente muy próxima a Jordi en Tel Aviv dijo: “Jordi podría volver a Barcelona el próximo año ya que tiene un amor y una admiración enormes hacia la memoria de su padre y hacia el proyecto que este dirigía”.
Según su contrato de 600.000 € al año, las dos partes pueden optar por la separación con un anuncio de 45 días de adelanto. Por lo que se ve, Jordi todavía no se ha decidido, pero en sus declaraciones a la prensa israelí siempre deja clara su añoranza por Barcelona, la ciudad que considera su hogar.
“A raíz de mi nombre no me puedo permitir cometer errores”, declaró Cruyff al llegar a Tel Aviv en abril del 2012. “Tengo que estar preparado al 100% para cada paso que doy. Sólo tengo una oportunidad, por lo que tengo que usarla con mucha cautela”.
El dueño del Maccabi Tel Aviv, Mitchell Goldhar, un millonario israelí de origen canadiense, se fijó en Jordi tras su trabajo como jugador en Malta y como director deportivo del AEK Larnaka, en Chipre. Cruyff rechazó actuar como entrenador en Tel Aviv y prefirió elegir a entrenadores de su confianza, tales como el español Óscar García, al que conoce del Barça desde los 13 años; a Pako Ayestarán; al portugués Paulo Sousa, y al actual, Peter Bosz. Jordi destaca que todos los entrenadores anteriores tuvieron éxito en sus carreras tras pasar por Tel Aviv.
En una entrevista al The Guardian británico declaró: “Mi trabajo aquí es traer un poco más del sistema de trabajo europeo. Me refiero a profesionalismo, tecnología, condición física… Traer a gente con mentalidad mediterránea que se puede adaptar rápidamente al estilo de vida de Tel Aviv. La intención es que los extranjeros mejoren nuestro nivel, pero actúen como educadores”.
En el 2015, Cruyff logró que el Maccabi Tel Aviv se clasificara para la Liga de Campeones por primera vez en 11 años. “Esa es la prueba de que estamos en el camino correcto –dijo–, aunque nuestros resultados demuestran que aún tenemos mucho que mejorar”.
Jordi vive solo en una de las numerosas torres construidas en Tel Aviv muy cerca del mar Mediterráneo, y nunca come en casa, sino en los restaurantes de Tel Aviv, considerada una capital de la gastronomía –aunque admite abiertamente que no le gustan ni el humus ni el falafel–. Siempre que puede viaja a Barcelona para ver a sus dos hijos, y sus compañeros dicen que no esconde nada sus añoranzas.
Cuando llegó a Israel en el 2012, los comentaristas israelíes no se lo tomaron muy en serio. Algunos de sus colegas entrenadores comentaron que su único logro era su apellido y vaticinaron que no duraría mucho. Aun así, en poco tiempo logró demostrar que también especialistas extranjeros pueden tener éxito en el fútbol israelí. Jordi Cruyff opina, además, que el fútbol israelí está muy limitado por el hecho de que cada equipo sólo puede tener un máximo de cinco jugadores extranjeros.
Hoy todos sus homólogos intentan acercarse a él para aprender, y algunos de los principales equipos intentan imitar el modelo de Cruyff. En cada partido del Maccabi un grupo de analistas filma y analiza los hechos sobre el césped. Luego, en el descanso, enseñan los vídeos a los jugadores en el vestuario para analizarlos y destacar lo que hay que mejorar en la segunda parte. Jordi no interviene y deja el protagonismo al entrenador.
Pocas semanas antes de su muerte, Johan Cruyff visitó Israel y presenció la victoria del Maccabi Tel Aviv contra el Hapoel Kfar Saba desde las tribunas. Al final del partido acudió al vestuario y felicitó a su hijo Jordi y al entrenador Peter Bosz, que él mismo recomendó para el Maccabi Tel Aviv. El coach comentó que estaba muy contento por ver cómo Johan presenció un buen partido del equipo de su hijo.
Johan Cruyff no era judío, pero tenía varios parientes que sí lo eran, tres de los cuales murieron durante el Holocausto. También tenía familia en Israel a la que venía a visitar de vez en cuando, y el Ajax de Holanda, su equipo original, ha estado siempre estrechamente vinculado con la comunidad judía.
Durante su lucha contra el cánmitásemos cer, un aficionado del Vitesse desplegó una pancarta en un partido contra el Ajax con el mensaje: “Los judíos tienen cáncer”.
Meir Rifman es un experiodista israelí y un viejo conocido de Johan Cruyff que le trataba desde hace 23 años y que se acabó por convertir en agente de jugadores: “Llamé a Jordi durante la última visita de Johan y le rogué ver a su padre. Jordi me contestó que lo haría, pero que por favor nos li- a 15 minutos para que Johan pudiese descansar”.
La reunión fue mucho más larga de lo previsto, y Johan dijo a Rifman que le encantaba visitar Tel Aviv por las mismas razones que le gusta vivir en Barcelona: el sol y el mar. Le explicó que estaba muy orgulloso de Jordi y de lo que este hizo en Israel y con el Maccabi Tel Aviv.
En la anterior visita de Johan Cruyff, a finales de la última temporada, cuando Jordi ganó su tercer título, el padre dijo orgulloso: “Creo que Jordi tiene más relaciones que yo. Está más involucrado en el fútbol europeo, conoce a todo el mundo y tiene muchí-
UNA POSIBILIDAD En Tel Aviv se especula con que Jordi Cruyff regresará a Barcelona para dirigir la fundación de su padre
simos contactos. Hace tiempo que Jordi va por el camino correcto”.
Rifman reveló que hizo prometer a Cruyff padre que vendría a los festejos de este año si el Maccabi revalidava el título. Johan le contestó que a pesar de las dificultades, por supuesto que vendría a celebrar con su hijo su cuarto título consecutivo. Pero el encuentro no estaba destinado a ocurrir.
Antes del fallecimiento de su padre, el director técnico del Maccabi declaró en una de sus raras entrevistas a la prensa hebrea que a los 20 años apagó un botón en su cabeza que le definía como “el hijo de Johan” y empezó a concentrarse en vivir su propia vida y en tomar sus propias decisiones. “Para mí, mi padre es simplemente un padre”, dijo. “Para el resto del mundo es una leyenda del fútbol. Todos miramos lo mismo, pero vemos cosas distintas. Claro que estoy muy orgulloso de él; es increíble que a su edad vaya donde vaya le reconozcan inmediatamente, incluso en las aldeas más lejanas. El 99% de los jugadores son mortales: vienen, hacen su trabajo y desaparecen. Sólo hay un 1% que se convierten en leyendas inmortales. Mi padre es uno de ellos. Yo, por el contrario, soy tan sólo un mortal, pero soy feliz por ello”.
EL ÚLTIMO ELOGIO DE JOHAN “Jordi está más involucrado que yo en el fútbol europeo”, dijo Cruyff en su última visita