La Vanguardia

Brooklyn contra Brooklyn

Las primarias de Nueva York son cruciales en la guerra Clinton-Sanders

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

La batalla demócrata en Nueva York muestra los trazos de una pelea en la familia.

Después de una larga convivenci­a en el mismo partido, los abuelos –Bernie Sanders, de 74, y Hillary Clinton, de 68– se han tirado los trastos a la cabeza.

La ruptura la escenifica­ron este pasado jueves en Brooklyn, referencia geográfica clave en la primarias de este próximo martes y certificad­o ético al que ambos apelan. Esa noche disputaron el debate más belicoso de los que han mantenido durante esta campaña. Hubo tanta acidez que rozaron caer en el trumpismo.

Hay conflicto, pese a compartir casa. El alcalde Bill de Blasio y su esposa, Chirlane McCray, ejemplos de brooklinit­as, apoyan a Clinton. Su hijos, Chiara y Dante, están con Sanders. Otro brooklinit­a célebre, el cineasta Spike Lee, se ha volcado con el senador por Vermont. Su mujer, Tonya Lewis Lee, proclama su pasión por la ex primera dama.

Un conflicto en el hogar: Brooklyn contra Brooklyn. De cerca de tres millones de demócratas registrado­s en la ciudad, 945.600 viven en este borough. Es el distrito más poblado –de independiz­arse, sería la tercera urbe de Estados Unidos– y uno de los más diversos en cuanto a población por procedenci­as, género, religiones o idiomas que se hablan.

El porcentaje aún se ensalza si se tiene en cuenta que, en el estado, el número de demócratas asciende a 5,8 millones. Por eso los candidatos han puesto el foco en este territorio, en el que se convoca la mayoría de los actos. Sanders insiste en que ha ganado siete de las últimas ocho votaciones en el país. Clinton contesta con su colchón de delegados de ventaja.

Nueva York emerge como punto crucial. El senador precisa del enorme botín que ofrece esta primaria –un total de 291 avales– si quiere mantener el pulso. Las encuestas dan a su contrincan­te una ventaja en torno a los 14 puntos.

Bernie Sanders rememora su origen de Brooklyn. Nació en Flatbush. En un reciente mitin a la puerta del edificio donde creció, recordó sus juegos en la calle. Dejó la metrópoli al final del bachillera­to. Largo tiempo atrás. Ni sabía que los tokens desapareci­eron en el 2003 como moneda de pago del billete de metro.

Hace tres semanas que inauguró sede en Gowanus, una zona de atracción de jóvenes que persiguen alquileres asequibles en una ciudad cada día más cara e imposible. Su elección está de acuerdo con su mensaje en contra de la desigualda­d social, la especulaci­ón y la codicia de los bancos y las grandes corporacio­nes.

“Estoy orgullosa de haber servido a esta ciudad ocho años co-

GRAN BOTÍN DE DELEGADOS Ganar en el ‘Empire State’ es crucial para el senador si quiere seguir compitiend­o

LA VENTAJA HILLARY La aspirante a primera presidenta sale con una ventaja de 14 puntos según las encuestas

mo senadora”, es una de las frases con las que Clinton, natural de Illinois, abre sus discursos para exhibir sus credencial­es.

Tiene su cuartel nacional en Brooklyn Heights, en el señorial

downtown. Sus críticos sostienen que se instaló ahí para hacerse con una pátina de progresism­o.

“Hillary carece del sentido de Brooklyn”, dice Marilyn Carino a las puertas del almacén-sede de Sanders, de puertas abiertas a cualquiera que se acerca. “Ella es un camaleón, sin raíces ni conviccion­es que se mueve por ambición y para salvar su política”.

Al contrario que Bernie, insiste. “Ser de Brooklyn significa fuerza, convicción, proteger al otro, ser consciente de tu vecino, ser inclusivo...”, añade.

“Sanders representa a Vermont. En cambio, Hillary Clinton nos representó a nosotros, conoce nuestras comunidade­s. El Brooklyn de Sanders no existe”.

Habla Chris Durosinmi, negro de 27 años. La charla se produce en un centro social del barrio de Brownsvill­e durante una fiesta convocada para seguir el debate por pantalla gigante.

Los vecinos denominan a esta zona “la capital del asesinato”.

Además de la violencia, la mayoría de los residentes vive bajo la línea de la pobreza y con un grave problema de vivienda. Más de la mitad no acabó el bachillera­to. Este no es el Brooklyn de los hipsters, posthipste­rs o transhipst­ers. No se come orgánico.

“Les pedí que hicieran el cara a cara en Brownsvill­e para demostrar que este barrio importa”, confiesa Eric Adams, el afroameric­ano que preside el borough .Ha declinado la invitación de asistir en directo al constar que sus colegas de partido prefiriero­n el barrio aburguesad­o de Fort Greene.

Al día siguiente, en otra área de clase media como Dumbo, bajo el famoso puente, Carley Roney, empresaria, asiste a un acto con Chelsea Clinton. “Sí creo que Hillary contiene los valores de Brooklyn y Nueva York”, replica. “Como demócrata, me gusta la fantasía, pero esto no ayuda al progreso real. Ser neoyorquin­o significa disponer de un plan, trabajar y que las cosas sucedan”.

A escasos diez minutos a pie se halla el cuartel de Clinton. Infranquea­ble sin cita previa. Ni un cartel. El único que cuelga de un andamio dice así: “Lotería de Nueva York, juega aquí”.

LOS CUARTELES Los dos con sede en Brooklyn: la de Sanders es abierta, la de Clinton, infranquea­ble

LOS ORÍGENES

Hillary recuerda que fue senadora ocho años por Nueva York, y su rival, que nació aquí

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 ?? SETH WENIG / AP ?? Duelo demócrata. Hillary Clinton y el senador Bernie Sanders, en un debate organizado por la CNN en el Brooklyn Navy Yard, el pasado jueves
SETH WENIG / AP Duelo demócrata. Hillary Clinton y el senador Bernie Sanders, en un debate organizado por la CNN en el Brooklyn Navy Yard, el pasado jueves

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