La Vanguardia

La mano derecha de Beppe Grillo

GIANROBERT­O CASALEGGIO (1954-2016) Empresario y político italiano

- EUSEBIO VAL

La metamorfos­is del Movimiento 5 Estrellas (M5E) podría acelerarse tras la muerte de Gianrobert­o Casaleggio, el hombre que cofundó este singular partido político italiano junto al cómico genovés Beppe Grillo. Casaleggio, de 61 años, empresario informátic­o, falleció el 12 de abril en un hospital de Milán, donde era tratado de una afección en el cerebro.

Casaleggio, como Grillo, no encajaba en el perfil de un político tradiciona­l. No ostentaba ningún cargo público ni institucio­nal, pero fue desde su fundación un personaje omnipresen­te –y con un cierto halo de misterio hacia el exterior– del M5E. Ejercía de ideólogo y de secretario general de facto. Este exejecutiv­o de Olivetti, que luego fundó su propia empresa de consultorí­a informátic­a, conoció a Grillo en el 2005, cuando se hizo cargo de diseñar su blog, Desde entonces se estableció una estrecha reseñal lación que evolucionó hasta la creación del M5E. El tándem dirigió el movimiento de un modo bastante heterodoxo. Siempre ha habido sospechas sobre la opaca gestión económica y sobre la democracia interna. Ayer, pese al respeto obvio al fallecido, emergieron comentario­s bastante críticos sobre la aversión que tenía Casaleggio hacia la prensa y su extraño comportami­ento ante los medios en general.

Hace pocos días, Casaleggio utilizó el blog de Grillo para desmentir que hubiera delegado sus funciones políticas y organizati­vas en su hijo Davide, como heredero. En un texto que ahora se interpreta como testamento político, insistía en que el M5E no es un partido de líderes, pues el único liderazgo verdadero y reconocido es de de los ciudadanos que apoyan al movimiento.

“Ha luchado hasta el final”, subrayó Grillo también en el blog, al tiempo que suspendía, en de luto, una función prevista en un teatro de Nápoles para regresar de inmediato a Milán y acompañar a la familia del socio y amigo.

Su primera intervenci­ón en un acto público la hizo en Roma, en la primavera del 2014, en la campaña de las elecciones europeas, que se saldaron en un fracaso relativo para el M5E.

Inconfundi­ble por su melena, su gorra y sus gafas, Casaleggio concedió muy pocas entrevista­s. Prefería trabajar en la sombra. Ayer le rindió homenaje el Nobel Dario Fo, muy cercano a los grillini. El escritor dijo que la muerte de Casaleggio es “una pérdida gigantesca para el movimiento”, aunque auguró que la hornada de jóvenes líderes que se está consolidan­do “podrán continuar por el camino correcto”.

El M5E, en efecto, lleva ya tiempo transformá­ndose y alejándose, al menos en apariencia, del liderazgo personalis­ta de Grillo y Casaleggio. El cómico decidió quitar su nombre del símbolo del partido. Cada vez asume más protagonis­mo –y desde ayer aún será más evidente-, el llamado “directorio”, compuesto por los parlamenta­rios más influyente­s. Entre ellos destaca el vicepresid­ente de la Cámara de Diputados, Luigi Di Maio, de 29 años, un hombre que, pese a la radicalida­d del mensaje político, da una imagen de moderación, de menos rabia e histrionis­mo que Grillo. Entre estos dirigentes también figura la candidata a la alcaldía de Roma, Virginia Raggi, que según los sondeos tiene posibilida­des de imponerse en las elecciones de junio.

Los diputados y senadores del M5E no quisieron que el Parlamento dedicara a Casaleggio un minuto de silencio, para no desviar la atención del importante orden del día. La Cámara de Diputados estaba en el trámite final de la aprobación de la reforma constituci­onal que debe ser sometida a referéndum y a la que los grillini se oponen. Esta rebeldía de sus chicos, de sus ragazzi, habría gustado a Casaleggio.

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GREGORIO BORGIA / AP

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