Origen y consecuencia
Centenario Granados
Intérpretes: Alba Ventura, piano Lugar y fecha: L’Auditori (14/VI/2016)
El piano de Granados es uno de los fundamentos de la cultura modernista catalana, y la culminación en Goyescas establece los cabos necesarios para su valoración internacional. Poco se reflexiona sin embargo sobre su importancia, y menos aún se programa. Hay que esperar al centenario de su muerte para disfrutar de programas como éste que comentamos, que, por un lado, hace alusión a un pasado musical que tuvo mucha presencia en la obra de Granados, caso de Chopin, y también en cuanto a la proyección de la música del compositor catalán en la actualidad. En esta última vertiente Alba Ventura estrenó dos obras, Ocells a l’alba, de Jordi Cervelló (escrita hace dos años y estrenada en éste de su ochenta aniversario), y Rêverie, escrita recientemente por Benet Casablancas (muy próximo su sesenta aniversario). Per molts anys a ambos que dedicaron sus obras a la joven y gran pianista que es Alba Ventura, piezas que recogen sonoridades e ideas de Granados, y que permiten desarrollar –dentro de un lenguaje en que se manifiesta la personalidad de cada uno– un discurso actual impregnado de esa fuerza expresiva, e incluso de ámbitos armónicos y sonoridades propias del centenario colega. Es música con entidad y personalidad, y que enriquece el gran piano de Catalunya. Yendo al pasado, escuchamos el Nocturno en Do sostenido menor de Chopin y su Vals en Mi bemol mayor op. 18. Gran vals brillante que Ventura toco a tempo rápido, y, como en las dos últimas piezas –la otra fueron los Valses poéticos , de Granados– de la primera parte, con problemas que manifestaba el piano, en afinación y sonoridad.
En la segunda escuchamos de Granados las Seis piezas sobre cantos populares españoles –la Arabesca n.º 12 de las Danzas españolas –yel Allegro de concerto, pieza de virtuosismo que Ventura reveló con gran musicalidad. Fueron versiones muy elaboradas, con un instrumento que permitió mayor calidez en el lenguaje, y que muestran un perfil de gran pianista, en el fraseo, en el ritmo y los matices. Además de El pelele, las propinas que respondieron a aplausos entusiastas y merecidos, culminaron con el Epíleg con que se cierra Goyescas, y que dejó ver la profundidad interpretativa de Alba Ventura.