“Nos vemos estos días en casa”
Nadal, Ferrer y Feliciano López, que comparten la parte alta del cuadro, sólo se cruzarían con Nishikori en la final
Pasan los años en el RCT Barcelona, pero algunos elementos siguen presentes, muy vivos.
Por ejemplo, ayer pudimos ver a Radek Stepanek, toda una institución a sus 37 años, derrotando a Gerard Granollers (6-3 y 6-2), penúltimo escalón en su carrera hacia el cuadro grande, que empieza mañana. O a Tommy Robredo, ausente del cuadro por una lesión en un codo, uno de los hijos adoptivos del RCT Barcelona, presentando el torneo Santi Silvas para tenistas en silla de ruedas que su fundación organiza en Olot. También supimos que Rafael Nadal alcanzará Barcelona mañana, y que lo hará como en los viejos tiempos, de muy buenas maneras: en Montecarlo, estos días, se está exhibiendo.
Otros factores, muy definidos, distinguen la idiosincrasia del Open Banc Sabadell-Trofeo Conde de Godó: la proliferación de tenistas locales (habrá trece en el cuadro grande, junto a los que puedan llegar desde la fase previa) y el espíritu familiar que sobrevuela el club. Lo vimos en el vídeo que la organización ofrecía ayer a mediodía, durante el sorteo del cuadro:
–Aquí debuté con quince años. Me apaleó Jiri Novak –dijo Feliciano López.
–Jugar en casa siempre te hace estar más motivado –añadió Roberto Bautista.
–Ganar aquí sería un broche a mi carrera –dijo David Ferrer, que ha jugado cuatro finales. Las perdió todas.
–Nos vemos pronto en casa –concluyó Nadal.
Todos ellos recibieron un bye ayer, de manera que aún ignoran el nombre de su primer rival. Para averiguarlo, deberán esperar un par de días. Por lo menos hasta mañana, cuando se vayan resolviendo las primeras rondas. Ferrer se medirá al ganador entre Giraldo y un qualy (jugador de la fase previa). Feliciano, a Dodig u otro qualy .Y Nadal, a Marcel Granollers o a Daniel Muñoz de la Nava.
Todos ellos van por la zona alta del cuadro, y eso significa que podrían cruzarse entre sí en las rondas previas. Nunca en la final.
“Es un cuadro singular –dijo Albert Costas, director del torneo, campeón en 1997–. Observo que hay muchos jugadores de aquí en la parte alta. La verdad es que humuy biera preferido que estuvieran más repartidos”. No todos comparten su tesis. En el club, otras voces opinaban que la condensación de jugadores españoles en una zona del cuadro garantiza la presencia de alguno de ellos en la final.
Se mire como se mire, nadie les tenderá una alfombra roja. Hay elementos de peso en esa zona del cuadro. Clásicos de otros tiempos (por ahí andan el ruso Yuzni o el letón Gulbis, un talento tan genial como inconsistente), o el serbio Troicki, o Fabio Fognini, que podría cruzarse con Nadal en los cuartos de final, un paso más allá de donde ambos se habían medido el año pasado: entonces, el italiano había sorprendido a Nadal, quién lo iba a decir.
–Espero que mis rivales lleguen cansados –dijo Fognini ayer, otro hombre del club.
Lo hizo durante el sorteo del cuadro, antes de irse deprisa: le esperaba Josep Perlas, en la actualidad su entrenador.
Otros, como Nishikori, ya llevaban un buen rato peloteando. Lo hizo en la pista 11, casi entre bastidores, que es como acostumbra a moverse. Así, a la chita callando, se ha apuntado los dos últimos títulos de Barcelona y se ha afianzado como top ten mundial. Siguiendo la lógica estadística (absolutamente incierta: un resultado pasado no garantiza un resultado futuro, se dice en el mundo de la bolsa), debería enfrentarse a Bautista en cuartos y a Gasquet en semifinales.
Al aficionado, todo eso le tiene que sonar muy bien.
FERRER, DEUDA PENDIENTE “Ganar aquí pondría un broche a mi carrera”, dijo Ferrer, que ha perdido sus cuatro finales en el RCT CRUCE MORBOSO En cuartos, Nadal podría tomarse la revancha ante Fognini, su sorprendente verdugo el año pasado