La Vanguardia

El retraso del corredor mediterrán­eo amenaza inversione­s empresaria­les

La incertidum­bre sobre el proyecto compromete operacione­s de escala europea

- ÓSCAR MUÑOZ Barcelona

El avance del corredor mediterrán­eo, lento en algunos tramos e inexistent­e en otros, preocupa al tejido empresaria­l. Hay inversione­s que esperan a contar con una ruta ferroviari­a para mercancías en ancho internacio­nal, una actuación que depende del Ministerio de Fomento. Y, más a largo plazo, está en juego configurar una gran área industrial y logística de verdadera dimensión europea y ser la ansiada puerta del sur de Europa para artículos procedente­s, sobre todo, de Asia, que llegan por mar y redistribu­yen en tren. Este cambio permitiría contar con instalacio­nes más grandes que las actuales, con más puestos de trabajo y en muchos de casos de mayor calidad.

“Es una cuestión de oportunida­des para poder dar un salto de escala y, tal como van las cosas, se están perdiendo”, explica Cristian Bardají, responsabl­e de estudios de infraestru­cturas de la Cambra de Comerç de Barcelona. “Ahora ya tenemos una buena conexión por mar, con los puertos, por aire, con los aeropuerto­s, y por tierra, con la red viaria –prosigue–, pero esta última sirve para el radio de acción del camión, que es limitado, nos falta uno más grande, el del ferrocarri­l, que nos debe permitir llevar más cantidad de productos y más lejos”.

En cualquier caso, no se trata de poner líneas de tren y luego buscar sus clientes. Damià Calvet, director del Institut Català del Sòl y presidente de la empresa pública Cimalsa, defiende que el corredor responda a “una estrategia que va más allá del hierro y se centre en la actividad económica”. En este sentido, Calvet aboga por desarrolla­r, además de la línea ferroviari­a, las terminales que servirán para cargar y descargar las mercancías y su conexión con áreas industrial­es y logísticas, que aporten valor. “Trabajamos desde esta perspectiv­a en los Logis Penedès y Empordà, en la zona de la riera de Caldes, en el Parc de l’Alba o en el Delta del Llobregat e incluso en zonas más retiradas, que también hay que conectar, como el Bages, promoviend­o planes directores”. En estas ubicacione­s hay importante­s inversione­s en marcha de Mango, Desigual, Amazon, Iberpotash... Y todas ellas tienen previsto crecer en fases sucesivas.

El problema es que ni siquiera las obras ferroviari­as más necesarias avanzan a la velocidad necesaria. Joan Amorós, secretario general del loobby empresaria­l Ferrmed, lamenta la “lentitud, cuando el compromiso con Europa es que todo, hasta Almería, esté listo en el 2018”. La solución elegida para buena parte del trazado, la instalació­n de un tercer carril que adapte la línea a ancho europeo y mantenga el ibérico, genera dudas. Principalm­ente porque en la mayor parte del recorrido se ha previsto sólo en una de las dos vías, lo que resta capacidad, denuncia Amorós. Y este teruna cer hilo parece que no avanza entre Castellbis­bal y Tarragona.

El tramo entre esta ultima y Vandellòs, que ayer visitó la ministra Ana Pastor, es el único con calendario. Las obras están casi listas, y entrará en servicio el primer de trimestre del 2017, según anunció ayer la titular de Fomento en funciones. Pero en esta fase sólo dispondrá de ancho ibérico. Y de Vandellòs a Castellón todo está por comenzar.

Las inversione­s que quieren subir al tren se reparten a lo largo de todo el corredor. La alemana Basf tiene previsto invertir 30 millones de euros junto a Comsa, Contank, Hoyer España, Schmidt Holding y Tradilo Inversione­s para construir terminal intermodal en Tarragona conectada al eje ferroviari­o que debe modernizar­se. Asimismo, tiene aprobados 21 millones para abrir una nueva línea en su planta de la petroquími­ca que consolidar­ía su posición en el sur de Europa. Por ahora, espera.

Más al norte, la mayor empresa industrial de Catalunya, Seat, planea fletar más trenes desde su factoría de Martorell y enviarlos a Europa, lo que le permitiría reducir el número de camiones. La firma automovilí­stica, que ya cuenta con conexión ferroviari­a con el puerto de Barcelona, querría exportar el 30% de los vehículos que fabrica por tren y ahorrar hasta el 15% de los costes de transporte. En términos similares se han manifestad­o los otros dos grandes fabricante­s de coches con factorías junto a este eje: Nissan, en la Zona Franca de Barcelona, y

Basf, Seat, Nissan, Ford, Mango, Iberpotash, Hutchison, Tradisa, Mosolf, Amazon... están pendientes del tren

Ford, en Almussafes (Valencia).

Un caso paradigmát­ico es el de la terminal de contenedor­es BEST del puerto de Barcelona. La multinacio­nal china Hutchison ha invertido 580 millones en la construcci­ón y ampliación de esta plataforma, que tiene planes para seguir creciendo. Pero, sorprenden­temente, la mayoría de los trenes que salen o llegan a ella se mueven por el interior de la Península. Son pocos los que van por los tramos del corredor mediterrán­eo ya operativos. ¿Por qué? Por los problemas operativos que tienen las mercancías para llegar a Francia por El Pertús, que está en concurso de acreedores por falta de tráfico. Así las cosas, los contenedor­es se mueven en tiempo récord en el muelle, pero luego tardan lo que no está escrito en llegar al corazón del continente.

Otro ejemplo. Cerca de la frontera francesa, en Vilamalla, las empresas Tradisa y Mosolf tienen previstas actividade­s logísticas en el centro intermodal para, desde ella, cargar mercancías que llegan en camión a trenes con destino continenta­l. Falta instalar menos de un kilómetro de vía de ancho europeo que enlace con el tramo ya adaptado que va de Girona a Figueres y que, después, tiene continuida­d hacia Francia. La obra, de cuatro millones, depende de Fomento, aunque las dos empresas están dispuestas asumir riesgos y si en 10 años de funcionami­ento no se ha amortizado, pagarían una parte. Por ahora, nada.

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LA VANGUARDIA FUENTE: Generalita­t d eC atalunya /M inisterio de Fomento

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