La Barceloneta es una olla de presión, dice la Síndica
La defensora de los ciudadanos denuncia que el equilibrio entre residentes y visitantes se está rompiendo por la presión turística
La Barceloneta ha perdido su carácter tradicional y se ha transformado en una olla de presión, según se desprende de la última actuación de la Síndica de Greuges, Maria Assumpció Vilà. La defensora de los barceloneses se mantiene en el cargo en funciones, a la espera de que el jueves la alcaldesa Ada Colau inicie los contactos para definir la cúpula de esta institución.
Vilà, que se presentó a la reelección y compitió con otros cuatro aspirantes, obtuvo la mayor cifra de apoyos en unas votaciones electrónicas, más de 2.500. David Bondia y Àngel Miret quedaron segundo y tercero, respectivamente. El Ayuntamiento, que inicialmente habló de proceso electoral, ha matizado después que las votaciones eran “un proceso de interactuación” entre los ciudadanos y los candidatos. Se podría dar la circunstancia de que la persona elegida por Colau no sea la que obtuvo el mayor respaldo. La propuesta de la alcaldesa, eso sí, deberá obtener el apoyo de dos tercios del pleno municipal.
La mayoría de los candidatos han criticado las condiciones en que se realizaron las votaciones, los numerosos fallos informáticos de la web municipal y la falta de publicidad institucional que el Ayuntamiento dio a la campaña (un error que ha evitado ahora, con las elecciones para el consejo rector del Institut Municipal de Persones amb Discapacitat).
En cualquier caso, la Sindicatura no ha dejado de trabajar, como demuestra su última denuncia, a raíz de las quejas de La Barceloneta Diu Prou, que ha liderado las protestas contra el turismo de borrachera y el incivismo en el barrio. Esta entidad vecinal también presentó meses atrás una reclamación contra los patinetes electrónicos y otros artilugios que también motivó un aviso de la Síndica al Ayuntamiento para que pusiera coto a las irregularidades de quienes se apropian de la vía pública. Maria Assumpció Vila reclama ahora expedientes sancionadores más ágiles, así como más inspectores y controles de los pisos turísticos ilegales o de los que sean legales pero causen molestias al vecindario. La actuación es especialmente urgente porque la ciudad está a las puertas de la temporada estival y porque “la presión turística es tal que está rompiendo el equilibrio entre los residentes y los visitantes”.
La Barceloneta Diu Prou asegura que la oferta de apartamentos ilegales es muy elevada y no decrece, a pesar de las inspecciones. La Síndica es de la misma opinión y sostiene que, a pesar de los esfuerzos del Ayuntamiento por paliar los efectos negativos de la concentración de pisos turísticos en la Barceloneta, “los resultados no son perceptibles”. Por ello, pide que se refuerce la vigilancia para detectar los alojamientos para turistas “que funcionan de forma clandestina” y aquellos otros que, aun cuando sean legales, “funcionen sin respeto para las normas de convivencia y ocasionan molestias insoportables”. El informe subraya que la cifra creciente de pisos turísticos supone una menor disponibilidad de viviendas para usos residenciales y el incremento de los precios, lo que se traduce “en una mayor dificultad para que el vecindario tradicional siga en la zona”.
La alcaldesa Colau comenzará el jueves los contactos para el nuevo mandato de la Sindicatura de Greuges