Podemos suma a IU para intentar desbancar al PSOE
La coalición aspira a 58 escaños, que se añadirían a las alianzas territoriales Rajoy alimenta el discurso del miedo contra un gobierno de izquierda
El escenario político ante las elecciones del 26 de junio dio ayer un vuelco que no por esperado deja de ser relevante e inédito. Cuando la pugna por el reparto de puestos en las listas conjuntas hacía temer ya un nuevo retraso en las difíciles negociaciones bilaterales, Pablo Iglesias y Alberto Garzón sellaron un preacuerdo para que Podemos e Izquierda Unida –junto con otras formaciones menores – concurran en coalición a los comicios generales. El pacto, aún por detallar en algunos aspectos y por ratificar en sendas consultas a las bases, abre a las dos formaciones la expectativa de un sorpasso al PSOE que no sólo pondría a este partido patas arriba sino que ocasionaría una alteración de proporciones realmente históricas dentro de la izquierda española.
El preacuerdo se establece que las partes integrantes concurrirán dentro de la coalición “con sus correspondientes siglas” especificadas bajo un nombre común “aún por decidir”. No obstante, Iglesias y Garzón dieron una pista de ese posible nombre cuando, en sendos vígla deos paralelos que colgaron en las redes inmediatamente después de anunciar la noticia, saludaron juntos a la audiencia y, tras abrazarse en plena Puerta del Sol –en homenaje al 15-M, ya en puertas del quinto aniversario–, dijeron: “Unidos sí se puede”. Una frase que sonó a eslogan y, para algunos, a etiqueta.
Sobre el reparto de las candidaturas, principal escollo de las negociaciones y causa principal de su demora más allá de la previsión inicial de ultimarlo el viernes pasado, el texto pactado señala como referencia los resultados del 20-D, con suma de los votos obtenidos entonces por las dos organizaciones; más en concreto, a partir de una estimación de 58 escaños para el Congreso se confeccionarán las listas de cada circunscripción “de tal manera que unos resultados similares a los del 20 de diciembre arrojen una proporción de uno (por IU) a seis (por Podemos) en el previsible resultado final de escaños”. Y en el Senado, Izquierda Unida contará con “al menos 4 escaños”.
Sólo después de la ratificación del acuerdo “se abordará la confección de listas por cada una de las circunscripciones”. Sin embargo, y según fuentes de Podemos en la negociación, Garzón habría asumido que irá en el número cinco de la lista de Madrid. De ese modo, y en lo que dentro de IU se considera un sacrificio, se zanjaría el debate originado cuando, estando claro para todos que Iglesias iría de número uno, Íñigo Errejón obtuvo el beneplácito del líder para mantener el tercer puesto con el que concurrió en diciembre; los puestos segundo y cuarto seguirían siendo para la podemitas Carolina Bescansa e Irene Montero, en cumplimiento de la re- de alternancia por sexos o sistema de cremallera.
La ratificación del preacuerdo la protagonizarán hoy y mañana los seguidores que participen en las consultas simultáneas de Podemos e IU, cuyos censos ascienden a casi 400.000 y 70.000 personas.
Tal como había exigido Garzón de manera insistente, el compromiso suscrito pasa por un reconocimiento muto de las “identidades” de las formaciones, así como de sus programas y liderazgos. El acuerdo garantiza “la visualización de las imágenes y logos de cada organización en los materiales de comunicación que quieran utilizar en su campaña, así como en las papeletas de votación”, se añade.
Como base programática, Podemos e Izquierda Unida presentan un documento de coincidencias entre las dos ofertas electorales, o “programa marco”, del cual el preacuerdo destaca su “fuerte contenido social, de recuperación de derechos, de derogación de leyes injustas, de lucha contra la corrupción, de defensa de los servicios públicos y dignificación de las condiciones de vida de la ciudadanía”. A estos propósitos se suma la “aspiración a un nuevo marco constitucional que ponga al ciudadano o ciudadana en el centro de la política”.
En previsión de que la coalición incorpore a distintas fuerzas tanto de ámbito estatal como de carácter autonómico o incluso local, es decir a las confluencias, el pacto prevé arbitrar un procedimiento especial para “adaptar al territorio las especificidades” que pudieran requerir tales adhesiones.
Así como en este último y otros aspectos las concreciones quedan pendientes de concreción, el preacuerdo deja a punto –según adelantó el líder de IU– el reparto de asignaciones financieras ulteriores a las elecciones. Las dos formaciones prevén asimismo que el régimen económico de la coalición se rija “por los principios de austeridad, transparencia” y sea acorde con el código ético de cada cual.
En una presentación organizada rápidamente en la sala Mirador del barrio de Lavapiés, y ante decenas de entusiastas seguidores de las dos fuerzas, Iglesias aseguró que la flamante coalición permitirá “derrotar al PP”. Y precisó que el PSOE “no es un enemigo” sino que puede convertirse en “un aliado”.
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QUIÉN ES EL ENEMIGO Iglesias reiteró que se trata de “derrotar al PP” y que el PSOE puede ser “un aliado”