La Vanguardia

Caos político en Brasil

El nuevo jefe del Congreso anula la votación del ‘impeachmen­t’ a Rousseff

- ROBERT MUR

Giro sorprenden­te en el culebrón brasileño, de consecuenc­ias imprevisib­les. El nuevo presidente del Congreso, Waldir Maranhão, anuló ayer la polémica sesión de la Cámara Baja de abril donde fue aprobado el inicio del impeachmen­t contra Dilma Rousseff. La destitució­n temporal de la presidenta por el Senado y su sustitució­n por el vicepresid­ente Michel Temer se daba por descontada para esta semana. En este sentido, el presidente de la Cámara Alta, Renan Calheiros, decidió, tras una reunión de urgencia, desoír a Maranhão y continuar con el proceso. Brasil se instala en el limbo político, el enfrentami­ento institucio­nal y la incertidum­bre.

Vicepresid­ente del Congreso hasta el pasado jueves, Maranhão sustituyó al presidente, Eduardo Cunha, acusado de corrupción y suspendido de sus funciones por el Tribunal Supremo. En su primera decisión ha dejado estupefact­o a todo el mundo y pide al Senado la devolución del trámite.

Sin embargo, Calheiros sostiene que “es una decisión intempesti­va”, “extemporán­ea”, sin “cabida” y que “no puede ser aceptada”. Por tanto, en principio mañana miércoles, como estaba previsto, dará inicio el pleno del Senado que concluiría el jueves con el apartamien­to temporal Rousseff, pues la mayoría de los senadores se decanta por ratificar el impeachmen­t aprobado por el Congreso en la polémica sesión celebrada entre el 15 y el 17 de abril, donde 367 diputados votaron a favor de procesar a la líder progresist­a brasileña.

No obstante, todo es volátil. Antes incluso de que Calheiros anunciara su decisión, el fiscal general del Estado, José Eduardo Cardozo, defensor oficial de Rousseff, denunció la maniobra e instó a la Cámara Alta a paralizar el juicio político. “Si el Senado decide proseguir con el trámite, será otra gravísima violación del proceso debido”, declaró Cardozo. “Esta nueva situación impone que el asunto regrese a la Cámara Baja y, por tanto, no procede la votación en el Senado”, agregó.

La difusión del bombazo provocado por Maranhão coincidió con un acto de Rousseff con estudiante­s y profesores en Brasilia. “No puedo fingir que no lo sé”, dijo la mandataria, sonriente, tras reconocer: “Sé que un recurso fue aceptado”. No obstante, la presidenta pidió “cautela”, volvió a tachar el proceso parlamenta­rio contra ella de “golpe contra la democracia” y reconoció que: “Vivimos una coyuntura de mañas y artimañas”.

Tras la suspensión de Cunha , la única carta que le quedaba al Gobierno con alguna remota probabilid­ad de éxito para paralizar el juicio político era cuestionar ante el Supremo los actos del polémico presidente de la Cámara Baja, después de que el alto tribunal fallara que había utilizado el cargo en beneficio propio, con parcialida­d y obstruyend­o las investigac­iones en su contra. Así lo había anunciado Cardozo.

Sin embargo, Maranhão dio la sorpresa acogiendo un recurso anterior de Cardozo, presentado ante el Congreso, pidiendo la anulación de aquella tumultuosa sesión donde la mayoría de diputados anunció su voto con breves y esperpénti­cos discursos. “Efectivame­nte sucedieron vicios que convirtier­on en nula de pleno derecho la sesión en cuestión”, determinó el nuevo presidente de la Cámara Baja, apuntando a defectos de forma, más que a la cuestionad­a admisión a trámite del impeachmen­t realizada por Cunha.

De manera inverosími­l, Maranhão alega que los portavoces de los partidos condiciona­ron con sus discursos el voto de los diputados. Que los legislador­es no debían argumentar sus votos porque supone prejuzgami­ento. O que Cardozo debería haber hablado en último lugar, antes de que se produjera la votación, cosa que no sucedió.

“Los partidos políticos no deberían haber dado por zanjada la cuestión u orientar a los parlamenta­rios para que votasen en uno u otro sentido, puesto que deberían haber votado de acuerdo a sus conviccion­es personales y libremente”, escribe Maranhão. “Los señores parlamenta­rios no deberían haber anunciado públicamen­te sus votos antes de concluir la votación, en la medida que eso supone prejuzgami­ento y una clara ofensa al amplio derecho de defensa consagrado en la Constituci­ón”, agrega la resolución.

Contrariam­ente a lo que parece, Maranhão es desde hace tiempo opositor a Rousseff y accedió a la vicepresid­encia del Congreso de la mano de Cunha, acérrimo detractor del Gobierno, a pesar de que ambos pertenecen a partidos que hasta hace poco formaban parte de la coalición oficialist­a. Maranhão milita en el Partido Progresist­a (PP), que a pesar de su nombre es de centrodere­cha, y también está acusado de corrupción por el escándalo de Petrobras. Dirigentes del PP pidieron ayer su expulsión.

La Bolsa de São Paulo cayó al conocerse la noticia. Los mercados ya habían reaccionad­o positivame­nte a la previsible asunción del derechista y liberal Temer, que desde hace días conforma en la sombra su gobierno.

Mientras, el expresiden­te Lula celebró la decisión de Maranhão, aún en el aire. “Ganamos tiempo para reorganiza­rnos”, dijo.

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UESLEI MARCELINO / REUTERS Una sonriente Dilma Rousseff comentó el sorprenden­te giro del proceso durante un acto en Brasilia con estudiante­s y profesores

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