Dimite el canciller de Austria tras el fuerte ascenso de la ultraderecha
El socialdemócrata Werner Faymann perdió apoyos por la crisis de los refugiados
El ascenso del populismo derechista de resultas de la crisis de los refugiados se ha cobrado su primera víctima en Centroeuropa. El canciller de Austria, Werner Faymann, dimitió ayer tanto de la jefatura del Gobierno como de la presidencia del Partido Socialdemócrata de Austria (SPÖ, por sus siglas en alemán), por falta –como admitió– de respaldo de su propio partido. Aunque Faymann se hallaba bajo una fortísima presión política interna tras la debacle del SPÖ en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de hace dos semanas –en las que arrasó el ultranacionalista Norbert Hofer– , su retirada ha resultado un tanto sorpresiva y, sólo en apariencia, precipitada.
“Este país necesita un canciller que tenga el total apoyo de su partido. El Gobierno necesita un nuevo comienzo con fuerza, pero esa tarea es imposible para quien no tenga ese apoyo. Renuncio a mis funciones como canciller y líder del SPÖ”, dijo Faymann en una breve comparecencia en Viena. Reinhold Mitterlehner, vicecanciller y líder del democristiano Partido Popular Austríaco (ÖVP), socio minoritario de la coalición gobernante, asumió interinamente la jefatura del Gobierno. Mitterlehner declaró que no ve motivo para unas elecciones anticipadas antes de la fecha prevista, en el 2018. Entre los socialdemócratas, emergían ayer tarde dos favoritos para ocupar la cancillería, ambos de fuera del aparato y con experiencia empresarial: Christian Kern, jefe de la compañía ferroviaria nacional ÖBB, y Gerhard Zeiler, un exresponsable de la televisión pública ORF. Mientras, el alcalde socialdemócrata de Viena, Michael Häupol, dirigirá el partido hasta que se elija sucesor.
Werner Faymann, de 56 años, gobernaba Austria con esa Grosse Koalition desde diciembre de 2008, pero la crisis financiera y a continuación el vendaval de la crisis de los refugiados –que transitaban por Austria camino de Alemania desde la ruta de los Balcanes– han ido engordando el ultranacionalista Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) en votos en elecciones parciales. En la primera vuelta de las presidenciales, el pasado 24 de abril, tanto el SPÖ como el ÖVP, formaciones que gobiernan Austria desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, sufrieron graves daños.
Esa derrota en las presidenciales dio alas en la socialdemocracia a los críticos con el liderazgo de Werner Faymann. Ayer se reunía la ejecutiva del SPÖ para deliberar, entre otros asuntos, sobre la continuidad del hasta ahora canciller, pero Faymann se les adelantó y dimitió.
La bronca interna en el SPÖ venía gestándose hace meses, por motivos distintos y desde facciones distinas. Algunos detractores desaprobaban el brusco viraje de Faymann en la política de asilo y le reprochaban falta de energía para aprobar reformas económicas. En septiembre del 2015, cuando miles de refugiados quedaron atascados en Budapest, Werner Faymann se alineó con la política de puertas abiertas de la canciller alemana, Angela Merkel, pero se desmarcó súbitamente el pasado marzo e introdujo una política más restrictiva, con un límite de 80 solicitudes de asilo por día, entre otras medidas. En 2015 llegaron 90.000 solicitantes de asilo a un país de 8,5 millones de habitantes. El giro se atribuyó a la presión de sus socios democristianos, y al auge de los ultranacionalistas en distintos comicios.
Pero otra facción dentro del SPÖ, animada por los sindicatos y favorable a las políticas antiinmigración, le reprochaba a Faymann haberse cerrado en banda a cualquier tipo de colaboración con la derecha dura, un veto acordado en el 2014, pero los sucesivos éxitos electorales del FPÖ abrieron grietas al respecto.
El año pasado, el gobernador de Burgenland, Hans Niessel, rompió el tabú al pactar con la derecha populista para dar estabilidad al gobierno regional. El sábado, el ministro de la cancillería, Josef Ostermayer, sugirió que los socialdemócratas podrían cooperar con el FPÖ a escala provincial y municipal, y mantener las distancias en el ámbito federal. “Podría irse en esta dirección: los distintos niveles, como municipios y provincias decidirían por sí mismos si la cooperación tiene sentido”, declaró al tabloide Österreich.
Ayer al irse, Werner Faymann citó entre los “grandes desafíos” que afrontó en su mandato, la crisis de refugiados de la segunda mitad del año pasado, cuando llegaron a Austria miles de personas huyendo de conflictos en Oriente Medio para intentar alcanzar el norte de Europa y pedir allí asilo, sobre todo en Alemania. “El 95% prosiguió su viaje”, recordó Faymann. Según los analistas, la crisis de los refugiados ha sido clave en el ascenso de la ultraderecha –que, como ha ocurrido también en Alemania, recaba un voto de protesta no siempre y necesariamente conservador– y en la pérdida de votos de los dos partidos tradicionales (SPÖ y ÖVP). En la primera vuelta de las presidenciales ambas formaciones tuvieron poco más del 11% cada una.
HACE DOS SEMANAS En las elecciones presidenciales, el SPÖ cayó ante el ultranacionalista FPÖ
CANCILLER INTERINO
De momento asume la jefatura del Gobierno el socio democristiano Mitterlehner Algunos criticaban a Faymann por virar hacia una política de asilo restrictiva
Otra facción del SPÖ, con apoyo sindical, le reprochaba no querer pactar con el FPÖ