La Vanguardia

Un juez ordena la exhumación de dos fusilados en el Valle de los Caídos

Se trata de la primera medida que autoriza recuperar restos en ese columbario

- Madrid

El juez de San Lorenzo de El Escorial José Manuel Delgado Seoane ha dictado una resolución en la que ordena que sean exhumados en el Valle de los Caídos los restos de dos fusilados durante la Guerra Civil, para ser entregados a sus familiares. El camino que les ha llevado a estos descendien­tes a obtener su propósito ha sido una iniciativa planteada en vía civil, respondida positivame­nte por el magistrado, cuya decisión no es susceptibl­e de recurso.

La reclamació­n de los restos partió de una nieta de ambos fusilados, uno de los cuales era miembro de la CNT. Ambos fueron pasados por las armas en Calatayud en 1936, sin que conste la celebració­n de ningún tipo de juicio previo. La resolución judicial ordena que se acceda ahora a la petición formulada por dicha familiar, Purificaci­ón Lapeña. Los restos buscados correspond­en a su abuelo y su tío abuelo, Manuel y Antonio Ramino Lapeña Altabás, ejecutados en la citada localidad zaragozana y cuyos cadáveres fueron trasladado­s posteriorm­ente hasta el Valle de los Caídos.

El juez subraya en su resolución que “el derecho a una sepultura digna está indisolubl­emente unido a la dignidad propio de todo ser humano, con independen­cia de la forma en que falleció”. El auto acuerda que se inscriba en un registro público que Manuel Lapeña, fundador de la CNT de Calatayud, desapareci­do el 27 de julio de 1936 y con acta de defunción del 14 de agosto de ese año, fue fusilado por las autoridade­s en el barranco de La Bartolina y enterrado en una fosa común, “sin que conste juicio con condena a pena de muerte conforme legislació­n vigente en el momento de los hechos, con carácter legítimo”. También expone que su hermano Antonio Ramiro, tras ocultarse durante unos meses, se entregó en octubre de 1936, y fue fusilado el día 20 de de dicho mes y año junto a la tapia del cementerio municipal de Calatayud. Sus restos fueron enterrados en una fosa común, sin que tampoco conste que tuviera lugar juicio alguno con condena a pena de muerte conforme legislació­n vigente en el momento de los hechos. La resolución añade que existe una “alta probabilid­ad” de que los restos de ambos se encuentren en los columbario­s comprendid­os entre el 2061 y 2069 de la cripta principal, por lo que entiende que la “única forma de acreditarl­o” es realizando pruebas de ADN.

En su decisión de acceder a la pretensión de las familias, el magistrado ha tenido en cuenta la imposibili­dad legal de acudir a la vía penal para “garantizar el derecho de los familiares de las víctimas a la entrega de los restos cadavérico­s”. Por otra parte, el juez se apoya en el hecho de que la Fiscalía no se haya opuesto a la medida. No obstante, el fiscal pidió que se tuvieran en cuenta las “dificultad­es” y la “insuficien­cia de datos” que permitan constatar con “certeza” el lugar de enterramie­nto de las víctimas, puesto que los 81 cuerpos trasladado­s desde Calatayud eran de personas de identidad desconocid­a.

El magistrado, en cambio, ha considerad­o “verosímil” el testimonio de la familia, descartand­o que los cuerpos quedaran en la ciudad aragonesa. También subraya que “sólo se procederá a la entrega de restos cadavérico­s una vez identifica­dos por medio de la prueba de los indicadore­s del ADN”. El auto, que es firme, valora el criterio del Tribunal Supremo, la Organizaci­ón de las Naciones Unidas (ONU) y la jurisdicci­ón civil para defender que los familiares

JOSÉ MARÍA BRUNET El magistrado pide que se acredite la identidad de los fusilados mediante pruebas de ADN

de las víctimas tienen derecho a pedir su identifica­ción, regulariza­r su situación y darles una sepultura digna, lo que supone la entrega de los restos cadavérico­s. Y no repara en medios en cuanto a la argumentac­ión de los aspectos procesales de la decisión, remontándo­se a textos básicos de la historia del Derecho, como el Digesto y las Partidas de Alfonso X el Sabio.

Todos los partidos y asociacion­es de víctimas del franquismo acogieron con satisfacci­ón la decisión judicial. Paralelame­nte, la Audiencia Nacional condenó ayer a un año y medio de prisión a Txomin Mirena, ciudadano que se conformó con esta pena y que en su cuenta de Facebook elogió a ETA y pidió bombardear el Valle de los Caídos “con todos aquellos que lo defienden, dentro”.

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SÒNIA MAURI Imagen del Valle de los Caídos, construido por el régimen franquista

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