Trump: un peligro
Donald Trump será el candidato republicano en las próximas elecciones presidenciales de Estados Unidos. Ahora, los periodistas reconocen que se equivocaron. Habían dicho que era imposible y no ha sido así. Esto demuestra que Trump conoce mejor a la sociedad americana que los periodistas; estos querían influir y en cambio Trump ha querido confluir. Ha dicho a sus electores lo que estos querían oír. Y esto es lo que resulta preocupante. No se trata de que Trump diga lo que dice; lo que resulta angustiante es que son muchos los americanos que se encuentran interpretados con las palabras del candidato. Los periodistas no conocen el país, y Trump sí. El mundo real se ha impuesto al mundo imaginario de los medios.
Y esto está pasando en muchos otros países de nuestro entorno. Una radicalización de posiciones arrincona los planteamientos tradicionales y convencionales en beneficio de expresiones populistas de signo diverso. La contestación del sistema tiene buena acogida. Más allá de la contestación, no hay programa ni proyecto; no interesa. No se trata de construir propuestas alternativas; se trata de cambiar lo que está instalado sin que tenga importancia ni la dirección ni el contenido del cambio. En Austria, la presidencia de la república la discutirán un representante de la extrema derecha, calificada como “neonazi”, y un representante de una suma heterogénea de contestatarios alrededor de una plataforma ecologista. En Alemania, los adversarios de la CDU y el PSD son los partidarios de posiciones de extrema derecha populista. En Francia el lepenismo se configura como una posible primera fuerza en las próximas elecciones presidenciales. Y en todos los casos estos movimientos no han sido nunca bastante bien dimensionados por los medios de comunicación.
El populismo, de derechas o de izquierdas, puede hacer mucho daño. Puede ganar y
El Estado de bienestar nunca lo ha hecho el populismo demagógico. Nunca. Europa lo sabe y EE.UU. también
puede durar; lo que la historia demuestra es que nunca sale barato. Siempre comporta pagar un precio muy caro. La herencia del populismo siempre se traduce en empobrecimiento y confrontación. Siempre. El Estado de bienestar nunca lo ha hecho el populismo demagógico. Nunca. Europa lo sabe y EE.UU. también. Ahora sería necesario que los líderes comunicacionales lo recordasen.
Trump no es un fenómeno aislado. Y este es su peligro.