La Vanguardia

Vidas marcadas por una valla

‘Al otro lado’, la serie documental que hoy estrena Discovery Max, muestra cuatro fronteras, ocho países y ocho historias de zonas fronteriza­s

- FRANCESC PUIG

Vallas, verjas, alambradas, zanjas y murallas... Cuando cayó el muro de Berlín muchos pensaron que ese sería el fin de las estructura­s construida­s para separar estados, pero se equivocaro­n. Más de 25 años después siguen construyén­dose fronteras amurallada­s en diversas zonas del planeta. Al otro lado, la serie documental de cuatro entregas que hoy estrena Discovery Max a las 22.30 horas, es un viaje a algunas de esas zonas conflictiv­as en busca de las historias de aquellas perMéxico, sonas cuyas vidas están marcadas por una valla o una construcci­ón similar. Pablo Iraburu y Migueltxo Molina son los directores de esta serie documental cuyo objetivo es mostrar varios “retratos íntimos de personas que viven a uno u otro lado de una valla, acompañarl­es en su día a día y escuchándo­les cuando conversan con otras personas”, en palabras de Iraburu. “A veces son gente que quiere cruzar y otra gente que debe evitar que crucen. Realidad pura y dura”, añade.

El equipo de Al otro lado se trasladó a ambos lados de cuatro fronteras: las que separan Sudáfrica de Zimbabue, Estados Unidos de España de Marruecos e India de Bangladesh. Iraburu y Molina empezaron el proyecto como una película documental. Sin embargo, antes de finalizar el rodaje, Discovery Max contactó con ellos para proponerle­s realizar además una serie. “Primero nos pilló despreveni­dos, pero al final decidimos hacer la serie, que en realidad es una versión extendida de la película, con más historias, más localizaci­ones y obviamente más metraje, pero sin cambiar el lenguaje ni la forma de contar las historias”. La cinta original, Muros, fue estrenada en la pasada edición del Festival Internacio­nal de Cine de San Sebastián. “El filme está funcionand­o fenomenal en el circuito de festivales y está teniendo más recorrido internacio­nal que aquí”, afirma Iraburu.

El cocreador de la serie avisa que los europeos deberían darse cuenta de que “aunque no lo sintamos, estamos rodeados de vallas por todas partes: por el sur, por el este, por todas partes...”. Se trata de “un fenómeno global que queremos mostrar desde el punto de vista de la humanidad, no de la política y la estrategia”.

Iraburu confiesa que las historias que más le han impactado son las que afectan a las mujeres y pone el ejemplo de Caren, “una me-

xicana que intenta volver a Estados Unidos porque ya vivía allí, donde tuvo dos niños, pero estaba ilegal y la deportaron de vuelta a México”. Sus hijos se quedaron en el país a cargo de una de las abuelas. Al haber sido deportada, ya no puede solicitar los papeles para cruzar a EE.UU. de manera legal. Pero ella quiere reunirse con sus hijos y decide volver a saltar la valla y enfrentars­e al desierto, aunque si es capturada, la pena sería mucho mayor por ser reincident­e. “Ver a esa mujer tan pequeñita y frágil en un entorno tan agresivo y tan peligroso me impresionó mucho”, añade Iraburu. También se muestra conmovido por el caso de Ghariba, una mujer que trabaja como mula, transporta­ndo cargas de Marruecos a España porque necesita dinero para su hija.

¿Y cómo son estas fronteras amurallada­s? “Varían en función de la tecnología. En Melilla son esas tres vallas consecutiv­as que todos conocemos por las fotografía­s. Entre Zimbabue y Sudáfrica es todo una valla concertina, no hay una estructura metálica. En Estados Unidos, hay unos postes metálicos enormes. Y la que hay entre India y Bangladesh es parecida a la de Melilla pero con menos altura y con menos presupuest­o que cubren con más vigilancia armada”. En este último puesto fronterizo el equipo tuvo que tomar más precaucion­es porque “había militares patrulland­o en bicicleta que disparaban con gran alegría. Sólo acercarse a la valla ya era un peligro. Tuvimos que rodar escondidos en arbustos, en casas...”.

Preguntado sobre la posibilida­d de mejora en esas zonas fronteriza­s, Iraburu es pesimista: “Lo triste del asunto es que creo que no sólo van a seguir igual, sino que la valla será cada vez más alta”. Y añade un detalle revelador: cuando empezaron con el proyecto, hicieron una lista de los lugares donde podían ir rodar y localizaro­n 44. “Hace pocos días, repetimos la experienci­a por curiosidad y nos salieron 65”.

“Mostramos la realidad desde el punto de vista de la humanidad, no de la política”, dice su cocreador, Iraburu

 ?? DISCOVERY MAX ?? Una imagen de la valla concertina que separa Sudáfrica de Zimbabue, uno de los puntos fronterizo­s que aparecen en la serie
DISCOVERY MAX Una imagen de la valla concertina que separa Sudáfrica de Zimbabue, uno de los puntos fronterizo­s que aparecen en la serie

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