La Vanguardia

Puigdemont corrige a su vicepresid­ente por el IRPF

oeEl aumento de impuestos tensiona la relación entre CDC y ERC en el Govern oeEl president: “No hay que dañar al contribuye­nte por culpa de la financiaci­ón” oeJunquera­s sopesa subir el tramo más alto y reducir los bajos

- JOSEP GISBERT EDUARDO MAGALLÓN Barcelona

Materia sensible por definición, la subida de impuestos amenaza con convertirs­e en el primer motivo de conflicto serio entre CDC y ERC dentro del Govern. Tanto que, después de que el jueves el vicepresid­ente y conseller de Economia, Oriol Junqueras, destapara la caja de los truenos con la posibilida­d de aumentar el IRPF a las rentas más altas, ayer el propio presidente de la Generalita­t, Carles Puigdemont, y la portavoz del Govern, Neus Munté, negaron la mayor. La previsión para el ejercicio del 2016 no es incrementa­r el IRPF, vino a decir el jefe del Govern y la consellera de Presidènci­a hasta recordó que la prioridad, de acuerdo con el programa electoral de Junts pel Sí, es “rebajar la presión fiscal a las rentas medias y bajas”.

El anuncio de Oriol Junqueras de que la subida del tramo más alto del IRPF, a pesar de que en el bo- rrador de la ley de acompañami­ento del presupuest­o del 2016 no estaba prevista, se encontraba en estudio –se supone que a partir de las demandas de algunos grupos del Parlament como la CUP– provocó la airada reacción de CDC. El domingo –en una entrevista en La Vanguardia–, Francesc Homs se mostró especialme­nte contundent­e al reprocharl­e el planteamie­nto y que ERC estuviera demasiado pendiente de los movimiento­s de la formación de la izquierda anticapita­lista y de las confluenci­as de izquierdas. Y ayer, aunque desde el Govern se intentó quitar hierro a la polémica, al final a sus máximos representa­ntes no les quedó más remedio que admitir que el aumento del IRPF no es en absoluto la prioridad.

Después de la habitual reunión de los martes, la portavoz Neus Munté reconoció “la necesidad real de conseguir nuevos ingresos” y de que, por tanto, se estaban estudiando los mecanismos para hacerlo posible, pero también admitió que “en unos hay margen y en otros no”. Y, de hecho, cuando puso como ejemplo algún impuesto en el que todavía hay margen para el incremento no citó el IRPF, sino algunas figuras del ámbito medioambie­ntal a partir de la transposic­ión de la normativa de la Unión Europea. El mismo Carles Puigdemont terció en el debate y lo hizo igualmente para declararse partidario de no subir impuestos. “Trabajamos para que en la ley de acompañami­ento de los presupuest­os no haya ningún retoque en los impuestos”, aseguró, y subrayó que “los contribuye­ntes no tienen ninguna culpa” de que Catalunya

El equipo de Junqueras prevé aumentar el tramo más alto y reducir los más bajos Economia confía en poder incorporar la modificaci­ón en el trámite en el Parlament

tenga problemas con su sistema de financiaci­ón, de manera que “si tenemos un problema en el sistema de financiaci­ón, lo debemos arreglar, pero sin perjudicar a los contribuye­ntes”.

Una posición del presidente de la Generalita­t que contrasta con la estrategia que persigue el Departamen­t d’Economia, que trabaja con la opción de plantear en el trámite de los presupuest­os en el Parlament una subida del IRPF a las rentas de más de 110.000 euros, pero acompañada de una rebaja a los contribuye­ntes con los ingresos más bajos. Fuentes de Economia explicaron ayer a La

Vanguardia que trabajan con varios escenarios de modificaci­ón de los tipos del impuesto de la renta sin que haya una decisión en firme tomada y el propio secretario de Economia, Pere Aragonés, se reafirmó en la necesidad de introducir cambios impositivo­s para que Catalunya tenga que depender menos del FLA. Carles Puigdemont dejó clara su oposición a la postura de su socio en el Govern ante un grupo de empresario­s y ejecutivos en un almuerzo, dentro de la jornada “Nuevos tiempos, nuevos retos para la em- presa”, organizada por la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD) y Deloitte.

El presidente de la Generalita­t negó, en todo caso, que la situación actual sea la de un “infierno fiscal” y remarcó que para comprobar si la presión fiscal en Catalunya es alta es necesario compararse con otras economías del entorno. Los empresario­s y ejecutivos presentes en la jornada le preguntaro­n, en este contexto, si aceptaría un pacto fiscal como alternativ­a a la independen­cia, a lo que contestó que “si la voluntad del pueblo es que haya pacto fiscal, se ha de implementa­r, igual que si se da al revés”, precisó. En su intervenci­ón, Carles Puigdemont se mostró también muy crítico con la gestión de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, aunque descartó que afecte al prestigio de Barcelona, porque “es tan potente que nadie se lo puede cargar” y “muchas ciudades se cambiarían por Barcelona incluso con la alcaldesa Ada Colau”.

La tensión entre CDC y ERC dentro del Govern a cuenta de los impuestos llega, además, en vísperas de una nueva campaña electoral, la del 26-J, a la que los dos partidos concurren por separado y en la que volverán a competir por el mismo espacio. Intentar compaginar en este escenario la sintonía dentro del gabinete con la confrontac­ión electoral es una tarea que no se presume en absoluto fácil, hasta el punto de que algunos preferiría­n que los miembros del Govern no intervinie­ran en la contienda. Para curarse en salud, Neus Munté garantizó ayer mismo que “las elecciones no harán variar el día a día y la cohesión del Govern”, aunque dentro de los partidos hay quien teme que salten chispas.

Munté recuerda que la prioridad es rebajar la presión fiscal a las rentas medias y bajas El nuevo escenario electoral contribuye a poner en riesgo la cohesión del Ejecutivo

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Oriol Junqueras y Carles Puigdemont, ayer durante la reunión del Govern
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MARC ARIAS

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