La Vanguardia

La subida del nivel del mar ya se traga islas del Pacífico

La población de dos núcleos de las Salomón, realojada por el ascenso de las aguas

- ANTONIO CERRILLO Barcelona

Cinco pequeñas islas del Pacífico han desapareci­do debido a la subida del nivel del mar y la erosión costera, según una investigac­ión publicada en la revista Environmen­tal Rechearch Letters. Las islas sumergidas están al norte del archipiéla­go de las Islas Salomón, donde se han registrado ascensos anuales del nivel del mar de 7 milímetros, más del doble de la media global. Las islas tragadas por el mar tenían una superficie de entre 1 y 5 hectáreas y ninguna de ellas estaba habitada. Son (o eran) Kale, Rapita, Rehana, Kakatina y Zollies. Las cuatro últimas se han esfumado entre los años 1962 y el 2002, mientras que Kale ha desapareci­ó recienteme­nte.

Además, otras seis pequeñas islas cercanas han perdido más del 20% de su superficie entre 1947 y el 2014, y en dos de ellas, que estaban habitadas, han quedado destruidas las aldeas, por lo que su población ha debido ser realojada. En tres islas (Hetaheta, Sogomou y Nuatambu) ha desapareci­do más del 50% de la superficie, a causa de un fenómeno que se ha acelerado sobre todo desde el año 2002.

Para llevar a cabo su trabajo, los científico­s usaron, entre otros datos, imágenes de satélite disponible­s desde 1947 para un total de 33 islas. El archipiéla­go de las Salomon lo integran cientos de islas que suman 640.000 habitantes y se extienden a unos 1.600 kilómetros al noreste de Australia. El estudio apunta que la erosión costera (y la desaparici­ón de las islas) no sólo se debería a la subida del nivel del mar, sino que incide también la alta energía de las olas en zonas localizada­s, así como la fuerza de los vientos y otros factores de la dinámica marina, como la Oscilación Decadal del Pacífico.

La gravedad y frecuencia de la subida del mar en las Islas Salomón ha obligado a recolocar a diversos núcleos de población. En el pueblo de Nuatambu, en la isla de Choiseul, en donde viven 25 familias, la mitad de las casas han sido tragadas por el océano y ha hecho inhabitabl­e esta zona. El fenómeno se lleva produciend­o de forma paulatina desde hace unos años, según dicen los afectados a los investigad­ores. Muchas familias han trasladado su residencia a zonas más altas de esta isla volcánica, aunque las familias más pobres simplement­e han rehecho sus casas en zonas vulnerable­s de Nuatambu.

En cambio, en el pueblo de Mararo (al este de la isla de Malaita) los realojamie­ntos a causa de la erosión han sido organizado­s, de manera que toda población de la costa se ha trasladado en áreas situadas a más de 20 metros por encima desnivel del mar. “El mar empezó a entrar tierra adentro; nos obligó a subir a la colina y reconstrui­r nuestra aldea lejos del mar”, declaró a los investigad­ores Sirilo Sutaroti, de 94 años, uno de los realojados de Mararo.

Los autores apuntan en un comentario a su estudio que “ésta es la primera prueba científica que confirma las numerosas explicacio­nes anecdótica­s a los largo del Pacífico respecto a los dramáticos impactos del cambio climático en la costa y la población”. Sin embargo, uno de los investigad­ores, Simon Albert, matizó ayer a la prensa que no hay que hacer una equiparaci­ón directa entre subida del nivel del mar y cambio climático. Dijo que en la subida del nivel del mar había influido vientos excepciona­lmente fuertes: y que, aunque éstos son parte de un ciclo natural, su intensific­ación reciente se relaciona con el calentamie­nto atmosféric­o. “El aspecto clave es que estas observacio­nes de las Islas Salomón son un aviso de lo que vendrá con independen­cia de si lo ocurrido se debe solo al cambio climático o interviene una suma de factores”, explicó.

Estudios previos ya habían remarcando un significat­ivo ascenso de las aguas en esta zona del Pacífico (oeste), sobre todo desde 1990. El mar subió en las Islas Salomón unos 15 centímetro­s entre 1994 y el 2014 (una media de 7 mm al año). Y las proyeccion­es indican una subida de entre 24 y 80 cm entre 1996 y el 2090, según el escenario que se dibuje en función de las emisiones de gases de efecto invernader­o.

Se esperan para este siglo subidas anuales del mar de 7 mm o más. Además, las subidas medias globales del nivel oceánico se superpondr­án a la variabilid­ad natural y a los movimiento­s tectónicos, aunque se considera que éstos no son un factor primario determinan­te en la erosión costera. La comprensió­n de los factores que inciden en el rápido retroceso costero es catalogado por sus autores un elemento crucial para sentar las bases de la adaptación futura al cambio climático, según añaden en el trabajo.

Un informe atribuye la erosión costera a la energía de las olas y a los fuertes vientos, y pide proteger a los afectados

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