La Vanguardia

Waldir Maranhão

El Gobierno presenta un último recurso ante el Tribunal Supremo

- ROBERT MUR Buenos Aires. Correspons­al

PRESIDENTE CONGRESO BRASILEÑO

El nuevo jefe de la Cámara Baja de Brasil anuló el lunes la votación del impeachmen­t contra Dilma Rousseff, pero ayer dio marcha atrás y derogó su propia decisión, profundiza­ndo la crisis política en que está sumido el país.

Si el Tribunal Supremo no lo impide in extremis, o sucede algún otro imprevisto, lo más probable es que Dilma Rousseff deje hoy mismo de ser presidenta de Brasil si, como está previsto, el Senado vota a favor del impeachmen­t. Estrictame­nte, será apartada del cargo durante un máximo de seis meses, mientras es juzgada por la Cámara Alta. Sin embargo, las probabilid­ades de que Rousseff no sea condenada por el parlamento son remotas.

No obstante, el abogado general del Estado y defensor oficial de Rousseff, José Eduardo Cardozo, tenía previsto ayer presentar un último recurso ante el Supremo para paralizar el juicio político. Según la prensa local, Cardozo reiteraría la argumentac­ión del Gobierno de que el suspendido presidente del Congreso, Eduardo Cunha, actuó en “venganza” contra la mandataria al decidir la tramitació­n del impeachmen­t y que, por tanto, se produjo un “desvío de finalidad”.

El recurso de Cardozo se basa en los argumentos del Supremo, que el jueves pasado, por unanimidad, suspendió a Cunha de sus funciones al entender que usó el cargo en beneficio propio y obstruyó las investigac­iones en su contra.

El sustituto de Cunha en la presidenci­a del Congreso e igualmente opositor, Waldir Maranhão, provocó el lunes un terremoto al anular la tumultuosa votación del 17 de abril en que la cámara baja aprobó procesar a Rousseff, y pidió al presidente del Senado, Renan Calheiros, la devolución del trámite. La mandataria celebró con cautela el balón de oxígeno, pero sin embargo Calhei- ros –opositor– decidió desoír a Maranhão y acelerar la sesión de hoy: si inicialmen­te se preveía que durase dos o tres días, ahora la idea es celebrar un pleno maratonian­o, –que se iniciará a las 9 de la mañana, 2 de la tarde en España– incluyendo tam- bién hoy la votación, que probableme­nte tendrá lugar ya en la madrugada, hora española.

El enfrentami­ento entre los titulares de Congreso y Senado hacía prever más recursos del Gobierno, aumentando aún más el caos institucio­nal. No obstante, a última hora del lunes Maranhão dio marcha atrás y, en una escueta comunicaci­ón a Calheiros sin explicacio­nes, le anunció que había decidido derogar su propia decisión, tomada por la mañana.

La consulta de O Globo indica que 50 de los 81 senadores apoyarán el impeachmen­t, 21 se opondrán. Diez no respondier­on. Se requiere mayoría simple, es decir, 41 votos, para iniciar el juicio político.

Mientras, la tensión crece en las calles. Ayer partidario­s de Rousseff se manifestar­on en las principale­s ciudades y cortaron carreteras. Hoy se espera que también protesten sus detractore­s. La vista estará puesta en los grupos que se concentrar­án frente al Parlamento, en Brasilia.

Si el Supremo no para el impeachmen­t, Brasil tendrá en las próximas horas un nuevo presidente: el abogado conservado­r y evangélico de 75 años, Michel Temer, que ahora aún ocupa la vicepresid­encia.

El presidente del Congreso da marcha atrás y ahora avala la suspensión de la mandataria

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UESLEI MARCELINO / REUTERS La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, ayer durante un acto en Brasilia

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