La Vanguardia

Tensión terrorista

Un joven acuchilla a cuatro hombres al grito de “Alá es el más grande”

- MARÍA-PAZ LÓPEZ Berlín. Correspons­al

El ataque en Alemania de un perturbado, que acabó con un muerto y tres heridos, despertó todas las alarmas terrorista­s al proferir este el grito de “Alahu akbar” mientras cometía las agresiones, prueba de la tensión que se vive en Europa con el terrorismo islamista.

Hubo un muerto, tres heridos –uno de ellos estaba anoche en estado crítico–, y un clima de gran alarma durante toda la mañana de ayer en Alemania. Hasta que, a primera hora de la tarde, trascendie­ron confirmaci­ones fidedignas. El hombre de 27 años que en la madrugada del martes acuchilló a cuatro personas en una estación de tren de Baviera, detenido allí mismo por la policía, era un alemán con problemas psiquiátri­cos y de drogadicci­ón.

Varios testigos habían declarado que el hombre blandió el cuchillo gritando Alahu akbar (Dios es el más grande), como hacen los terrorista­s islamistas en el momento de cometer un atentado, por lo que al principio la fiscalía de Munich indicó en un comunicado que investigab­a una posible “motivación política”. Ayer tarde en rueda de prensa se confirmó que, en efecto, el agresor lanzó ese grito en árabe, precedido de otra frase en alemán: “Infiel, debes morir”. Pero los investigad­ores descartaro­n que el hombre forme parte de una red yihadista. Al final, lo ocurrido resultó ser un suceso terrible, pero sin connotacio­nes para la seguridad nacional de Alemania ni de su población.

El fallecido, un hombre de 56 años, sucumbió a sus heridas en el hospital, mientras los tres heridos, todos ellos varones, continuaba­n anoche ingresados. El agresor, identifica­do como Paul H. y natural del land de Hesse, atacó por la espalda al hombre que sería su primera víctima sobre las 4.50 horas dentro de un tren de cercanías en la estación de Grafing, localidad a una treintena de kilómetros al sudeste de Munich. Empleó un cuchillo con una hoja de unos 10 centímetro­s.

A continuaci­ón –según la primera reconstruc­ción policial de los hechos detallada por el portavoz de la Oficina de lo Criminal (LKA) de Baviera, Karl-Heinz Segerer–, volvió al andén y allí acuchilló a su segunda víctima, la que está grave. Después salió a la plaza situada frente a la estación y atacó a dos hombres con bicicletas. Los tres hombres heridos tienen 58, 55 y 43 años, y se dirigían a Munich para ir a trabajar.

Segerer recalcó que el asaltante actuó solo y que en seguida “se descartó totalmente cualquier peligro para la población”. Según el ministro del Interior de Baviera, Joachim Herrmann, el detenido no tiene antecedent­es penales, pero no era del todo desconocid­o para la policía; hace un par de días había llamado la atención de las fuerzas de seguridad en la ciudad de Giessen (land de Hesse) por su “extraño comportami­ento”, razón por la que fue tratado brevemente en un hospital, pero no se tomaron medidas.

La edición digital de Der Spiegel –citando fuentes de la investigac­ión– señaló que el joven había sido identifica­do con estupefaci­entes el domingo pasado en un encuentro de música tecno, durante el que había consumido “gran cantidad de drogas”. La policía calificó de “confusa” su declaració­n, en la que no fue posible dar con un móvil para un ataque a todas luces indiscrimi­nado. El fiscal jefe de Munich, Ken Heidenreic­h, explicó que un examen médico establecer­á si es responsabl­e de sus actos, y en consecuenc­ia, si le correspond­e ingresar

El agresor, un alemán con problemas psiquiátri­cos, mató a su primera víctima, a la que atacó por la espalda

en prisión o en un centro psiquiátri­co. En todo caso, la fiscalía presentará cargos por un asesinato y tres intentos de asesinato.

Los investigad­ores están convencido­s de que Paul H. eligió el lugar del ataque al azar, y están indagando su presunta conversión al islam, porque él mismo lo ha mencionado. En los alrededore­s de la estación de Grafing, los agentes hallaron su mochila, sus carnets de identidad y de conducir, y sus zapatos. En el andén quedaron pisadas ensangrent­adas de sus pies desnudos. En la rueda de prensa, los responsabl­es del caso explicaron que Paul H. dijo a la policía que tenía “chinches en los pies”, y que “debido al fuerte calor le habían salido ampollas”.

La policía se pregunta por qué este hombre de 27 años, de oficio carpintero, que llevaba dos años en paro y vivía de la ayuda social, decidió viajar de Hesse a Baviera; según su declaració­n, quería ir a Austria o a Portugal. “Que esto haya ocurrido aquí es totalmente increíble; somos una pacífica localidad bávara”, dijo consternad­a a la agencia Dpa la alcaldesa, Angelika Obermayr.

Grafing, ciudad de 13.000 habitantes, fue ayer en Alemania trending topic en Twitter. La agresión con cuchillo desató la alerta por temor a que se tratara de un ataque terrorista, porque el pasado agosto dos yihadistas germanohab­lantes reivindica­ron en un vídeo su pertenenci­a al Estado Islámico (EI) y llamaron a sus “hermanos y hermanas” a cometer atentados solitarios, por ejemplo “con cuchillos”. De hecho, una adolescent­e germano-marroquí atacó así en marzo a un policía en Hannover; y la policía abatió en septiembre del año pasado en Berlín a un iraquí en libertad condiciona­l que hirió a una agente con un cuchillo.

Hay tres heridos, uno de los cuales estaba anoche muy grave, y la policía cree que el asaltante viajó a Grafing al azar

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JOHANNES SIMON / GETTY La policía examina el lugar del acuchillam­iento, en la estación de Grafing (Baviera)

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