Desarticulada en Italia una célula terrorista que preparaba atentados
La policía italiana desarticuló ayer una presunta célula terrorista a la que atribuyeron la preparación, en una fase muy preliminar, de atentados en Italia, Gran Bretaña, Francia y Bélgica. Dos afganos fueron detenidos en Bari, en la región sureña de Apulia, y un pakistaní en Milán. Se ordenó la busca y captura de otros dos miembros del grupo, pero se les supone ya en Afganistán.
Uno de los afganos detenidos residía en un centro de acogida para demandantes de asilo. El otro tenía también un estatus de protección humanitaria. Estas circunstancias dan carburante a quienes, en Italia y otros países, sostienen que el alud migratorio y de aspirantes a refugiados supone un grave riesgo de seguridad para Europa y que, por tanto, está justificado levantar muros y proceder a expulsiones expeditivas. Partidos populistas como la Liga Norte aprovechan estas noticias para exacerbar su retórica de tintes xenófobos.
A algunos miembros de la célula yihadista, que tenía conexiones con el Estado Islámico y con Al Qaeda, se les acusa también de gestionar una red de inmigración clandestina que operaba en Francia y en Hungría. Estos individuos, pese a no disponer de mucho dinero, hacían frecuentes viajes por Europa gracias a los vuelos de bajo coste. A partir del material que encontró la policía, se ha podido saber que los aspi- rantes a terroristas habían estado inspeccionando lugares para potenciales atentados, como centros comerciales y un aeropuerto en Bari. Uno de los detenidos, Hakim Nassiri, guardaba una foto junto al alcalde de la capital de Apulia, Antonio Decaro, que tomó durante una manifestación, el año pasado, de solidaridad con los refugiados. Otro de los arrestados se hizo fotografiar con un arma automática en las manos.
A diferencia de Francia o Bélgica, las comunidades de inmigrantes de países musulmanes que residen en Italia no suelen vivir en guetos homogéneos, sino que están en zonas bastante mezcladas. Eso hacer disminuir, en teoría, el peligro de que los presuntos terroristas encuentren un entorno muy favorable para esconderse y recibir ayuda, como ocurrió en Bruselas después de los ataques.
La presencia de células terroristas en centros de acogida da la razón, sin embargo, a los socios europeos, en primer lugar a Austria, que se quejan de los controles demasiado laxos en Italia a los recién llegados. En Roma se acoge con recelo, empero, la presencia de agentes antiterroristas extranjeros, los llamados guest officers (oficiales invitados) en los centros de acogida italianos y griegos. El Ministerio del Interior teme que pueda haber interferencias y duplicidades innecesarias con la labor policial italiana, amén de que no gusta para nada esa sensación de estar siendo inspeccionados desde fuera.