La Vanguardia

Fumata roja

- Pilar Rahola

Habemus pacto y no habrá sido fácil, porque dada la tradiciona­l división entre las izquierdas –especialme­nte cuando se sitúan a la susodicha de las susodichas– la cosa necesitaba diplomacia vaticana.

Pero sea porque los tiempos exigen inteligenc­ia estratégic­a, sea por aquello de la necesidad y la virtud, lo cierto es que se ha producido el milagro y la chimenea de la política ha escupido su fumata roja.

Izquierda Unida y Podemos tienen acuerdo de coalición, y al PSOE se le ha complicado aún más el patio. ¿Será el damnificad­o de esta suma, y el PP su beneficiar­io? Es la pregunta de los chascarril­los políticos y su respuesta afirmativa será, sin duda, una ideafuerza de la campaña socialista.

Sin embargo, ¿es cierto? Aunque nada es cierto en una situación tan voluble como la actual, cabe especular que el acuerdo puede tener un efecto demoledor en la masa votante socialista, pero también puede tener el mismo efecto en el votante del PP. Y aunque lo dicho parece un oxímoron, lo cierto es que los vasos comunicant­es que aseguran que la subida de uno es la bajada del otro ya no son fiables. De entrada, el acuerdo de las izquierdas puede frenar la presumible absten-

El resultado de Podemos será mejor de lo previsto porque el acuerdo no suma, sino que multiplica

ción, y ese dato va en contra de la victoria del Partido Popular, necesitado de un vaciado de urnas. Al tiempo, dicho acuerdo permitirá al PP alimentar el miedo al rojo-separatism­o, cuyo fantasma siempre nutre las urnas de la España retrógrada. Aunque a la vez nutrirá los estómagos de Ciudadanos, que también viven del discurso del miedo. Si todo ello es cierto, el acuerdo ni suma ni resta ni todo lo contrario, excepto que garantiza un buen resultado para sus firmantes.

Veamos el jeroglífic­o: resta votos al PSOE por obvio parentesco ideológico; resta al PP porque frena la abstención; sube votos al PP porque alimenta el miedo; baja votos al PP porque se los cede a Ciudadanos, y resta a Ciudadanos porque entre los nuevos del repipismo riverista y los nuevos de la coleta y el garzonismo, los segundos son más sugerentes. ¿Cuál es el resultado? Vayan a saber, con unas elecciones que pueden ser las más raras de los últimos tiempos. Pero, en cualquier caso, el acuerdo permite aventurar algunas certezas: el tiempo de los grandes bloques parlamenta­rios se ha acabado y las nuevas elecciones ratificará­n ese supuesto; el resultado de Podemos será mejor de lo previsto, porque el acuerdo no suma, sino que multiplica expectativ­as; al PSOE no le funcionará bien la criminaliz­ación a Podemos porque la suma con IU pone en evidencia la fealdad del acuerdo socialista con Ciudadanos, y, finalmente, si tanto el PP como el PSOE se mantienen a la baja, nadie llegará a la Moncloa sin el beneplácit­o de Pablo Iglesias. Como colofón, un añadido: el bloque soberanist­a sufrirá el acuerdo porque en clave española los del referéndum se ponen la barretina. Lo dicho, fumata roja, con un papa que lleva coleta.

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