La Vanguardia

Hay que volar la Puerta del Sol

- Joaquín Luna

Tengo dos ilusiones en esta vida: recibir subsidios del Estado para mis viajes taurinos –no es constituci­onal que los madrileños sólo tengan que bajar a pie por la calle de Alcalá y yo me deje el sueldo, ¿dónde está la igualdad de todos los españoles?– y volar con dinamita la Puerta del Sol.

Yo no digo volar la plaza la noche del 31 de diciembre. La humanidad perdería una generación de optimistas, gente que manifiesta su confianza en el futuro apiñados como ganado y manchándos­e unos a otros de cava mientras medio país los contempla con la ilusión de que los presentado­res de televisión se equivoquen con los cuartos. –Mal español y caprichoso. –Al contrario. ¡La Puerta del Sol se merece un final a la altura de su historia, de su estética y de nuestro futuro!

Mi voladura de la Puerta del Sol sería controlada, sostenible y retransmit­ida en directo por Eurovisión. Bastaría untar a una comisión de expertos para que redactasen un texto enumerando los deméritos de la plaza cuya lectura haría una adolescent­e modelo Diada. La frase final sería optimista: –¡Hasta aquí ha llegado España! Si me atrevo a expresar la ilusión por

Iglesias y Garzón quieren cambiar España y lo anuncian desde su plaza más casposa y africanist­a

la voladura es porque Pablo Iglesias y Alberto Garzón han sellado un pacto para cambiar el país... desde la Puerta del Sol.

¿Regenerar España desde la plaza más casposa del reino?

Vamos a ver..., ¿no había otra plaza en todo el Estado español –ya hablo como un indepe formal– para lanzar la buena nueva? ¿O es que les pillaba a mitad de camino, como esas parejas que tienen casas y terminan en un meublé por no discutir? ¿Hay un mensaje subliminal aparte de que la sexualidad masculina está cambiando?

A mí ya me parece bien lo de regenerar España y dejarse de kilómetros cero, plazas africanist­as y reventas de lotería de Doña Manolita. Si empezamos a hablar de cambios, que no sea desde esa atmósfera de la Puerta del Sol donde igual una noche la gente monta una capea con un toro extraviado de Las Ventas como otra asesinan a don José Canalejas por liberal.

¿Cómo va a empezar bien una historia de amor y de cambios si en la primera cita sólo faltaban Jacinto Benavente y José Echegaray, premios Nobel e indignados porque ya no les hace caso ni el icono de Tío Pepe?

Mira que hay plazas en España de todos los tamaños y colores, con fuentes y puestos de música, limpias y recónditas, con terrazas o sin ellas. Este es un país que da para más, sobre todo cuando se deje de kilómetros cero y de confundir España con Madrid o el cambio con abrazos porque en España los abrazos, cuadro aparte, acaban como el rosario de la autora y cuestan dinero al erario.

El abrazo de la Puerta del Sol: más funcionari­os (para acabar con la injusticia social) y muchas subvencion­es (salvo la que tengo pedida, liberal pero sin posibles, para mis viajes taurinos).

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