Debut y... ‘The end’
Las ayudas fomentan la película única: tres de cada cuatro directores no repiten
Cumplidos los cuarenta, Ramón de España decidió que quería dirigir. El cine era su vocación. Dejó de lado su medio de subsistencia, que era el periodismo de opinión, o el periodismo lo dejó a él, que algo de eso hay también, y se embarcó en el proyecto de su vida. O de varios años de su vida, al menos. No fue fácil. Llamo a muchas puertas y muchas se cerraron en sus narices. Pero no cejó... Al cabo de unos meses, una se abrió: fue suficiente. El proyecto empezó a rodar. El reparto, con Ingrid Rubio y Alberto San Juan como protagonistas, y el resto de la financiación se completó a principios del 2003. Con todo a punto, Ramón gritó “acción” por primera vez aquel mismo año. Estaba feliz; pero mucho más feliz estuvo cuando finalmente, en 2004, se estrenó Haz conmigo lo que quieras, que así se llama su película, una resultona combinación de comedia y drama.
Han pasado una docena de años desde entonces y Ramón de España no ha vuelto a dirigir. “La película no fue mal”, dice. “Una taquilla decente y un año de festivales. Fui candidato al Goya. La presentamos en el American Film Institute y allí me trataron como Billy Wilder. Me sentía como el rey de la comedia, pero ya se encargó mi ciudad (Barcelona) de ponerme en mi lugar tras años de intentarlo de nuevo”.
El director novel no es un caso aislado. Un estudio realizado por el Observatori de la Producció Audiovisual, de la Universitat Pompeu Fabra, pone cifras, que es como poner cara, al fenómeno de la película única.
En Catalunya se ha multiplicado en los últimos 25 años el número de directores y directoras que acceden con relativa facilidad a una primera producción: 801 cineastas nada menos debutaron con su primer filme en el periodo comprendido entre los años 1990 y 2014.
Pero tras esa buena noticia, llega la otra: de estos ochocientos debutantes, el 75 por ciento, es decir 601 directores, no han vuelto a dirigir. Y si miramos el dato por su envés, es decir, buscando el numero de directores que han superado los dos títulos en esos felices 25 años, encontramos que tan sólo 57 cineastas realizan una tercera película.
Raimon Masllorens, presidente de los Productores Audiovisuales (PROA), federación que agrupa a buena parte de los productores catalanes lo tiene claro: “Es innegable que el sistema, en las últimas décadas, concede una primera oportunidad. Pero no garantiza la segunda”, dice el patrón de los productores, que añade: “Si no ruedas de nuevo, a lo mejor es que no debes repetir. El mercado no puede asumir tantas películas”.
Y matiza sus palabras: “Antes el director consagrado lo tenía más fácil; ahora, con la política de ayudas a los primerizos, es al revés”. Una idea en la que también abunda Santiago Lapeira, presidente del Col·legi de Directors i Directores de Cinema de Catalunya: “Aquí no tenemos una estructura audiovisual estable que permita una carrera estable. Las ayudas fomentan la primera y la segunda producción, pero luego nada”, dice Lapeira, que aporta otro dato: “Entre el 40% y el 50% de los directores y directoras que forman parte de nuestra asociación tan sólo tienen una película en su haber”.
Hablando de directoras, el informe del Observatori destaca una evidencia: Entre los 801 directores que han trabajado en Catalunya en el periodo estudiado, encontramos 700 hombres y 101 mujeres. Es quiere decir que la proporción entre directores y directoras debutantes es prácticamente la misma que existe entre directores y directoras consolidados, y en ningún caso es una proporción favorable para el sexo femenino: 87 por ciento hombres, y un 13 por ciento mujeres.
Pero la distribución por sexos, como se ve en el cuadro adjunto, cambia muy poco a la hora de considerar el número de películas rodadas. Es decir, que el paso a la segunda o tercera película no tiene nada que ver con el sexo del director. Por el contrario, “se puede decir en cualquier caso que la proporción de mujeres crece entre aquellas que han realizado cinco películas: 20 por ciento del total de cineastas. Y entre las que han realizado seis en el periodo estudiado, los años comprendidos entre 1990 y 2014, las mujeres son ya el 25 por ciento”, dice el profesor Joan M. Corbella, director del Observatori que ha realizado el estudio.
Roser Aguilar, por citar un caso conocido de directora, dirigió Lo
mejor de mí en 2007. Aquella película, que se movía con rara comodidad entre la tragedia y la vida cotidiana, parecía augurar a su directora una segunda película de inmediato. Pero ha tenido que pasar casi una década para que Roser
Aguilar volviera a dirigir. Este 2016, si todo va bien, está previsto el estreno de Brava, su nuevo filme, protagonizado entre otros por Laia Marull.
A veces no es nada más que una cuestión de tiempo y de seguir intentándolo, dicen muchos directores. Nacho Cerdà, otro cineasta cuyo nombre figura en la lista del Observatori –dirigió la muy apreciada Los abandonados en 2006–, dice que no se puede generalizar: cada uno tiene sus circunstancia y su proyecto vital. “Yo he estado comprometido con otros asuntos”. Cerdà es el inspirador del cine Phenomena de Barcelona, todo un fenómeno por sí mismo. Y tiene varios planes cinematográficos en cartera: una cosa detrás de otra. No; no se puede generalizar. Porque las cifras son frías frente a la realidad personal de cada uno.
El mismo Ramón de España está a punto de zafarse de la garra de la estadística. “Por rodar he compartido cubierto y manteles con gente con la que no compartiría ni el ascensor”, dice. Pero eso está a punto de cambiar. “Tengo listo un proyecto con visos de ser realidad. Se llama Hablemos del amor, con Joaquín Reyes, Carlos Areces y Martina Klein”. Produce Ramon Colom, y con mano ejecutora de Isabel Coixet y Joan Lluís Goas. “Durante años he puesto el cazo a la puerta de los productores , y al final ha dado resultado”, concluye.