La Vanguardia

Clinton: “Tim Kaine es todo lo que Donald Trump o Mike Pence no son”

La candidata demócrata presenta a su vicepresid­ente a dos días de la convención

- FRANCESC PEIRÓN

Tiene una misión por delante. Tim Kaine ha de ir al rescate y recuperaci­ón del voto del hombre blanco adulto. Este es uno de los flancos débiles de la demócrata Hillary Clinton en su lucha contra el apocalipsi­s del trumpismo.

“Bienvenido­s todos a nuestro país, verdad, porque somos todos americanos”. Así se arrancó ayer, hablando en español, el senador Kaine en el mitin de Miami. Este fue el escenario elegido por Clinton para presentar a su vicepresid­ente en la ruta a la Casa Blanca, justo a dos días de la convención demócrata de Filadelfia.

Junto a él, Clinton abrió el acto con Trump, mejor dicho, contra Trump. “Dice que él solo –subrayó la aspirante– lo arregla todo. No sólo está equivocado, esta peligrosam­ente equivocado”. A su ticket lo describió por oposición: “El senador Tim Kaine es todo aquello que Donald Trump y Mike Pence no son”.

Destacó que su compañero trabaja por la gente, tiene experienci­a de gobierno, lucha por los derechos de las minorías y está comprometi­do con la reforma migratoria. Su fluidez en español –“compañeros de aula”, dijo de ella– es otra de sus bazas, su capacidad de entender la realidad de los otros frente al racismo del aspirante a construir la muralla.

Kaine se puso de los primeros al lado de Barack Obama, quien se planteó su vicepresid­encia.

“¡Estás despedido!”, dijo Kaine refiriéndo­se a Trump, utilizando la expresión que popularizó en un reality show, por hacer lo contrario de lo que predica. Echa a los trabajador­es o, traicionan­do su promesa de apoyar a la manufactur­a nacional, todo el material que vende se fabrica fuera.

Su elección no acaba de satisfacer a los sectores más liberales del partido. Creen que su aceptación de los tratados comerciale­s transpacíf­icos dan artillería a los contrincan­tes. Kaine ya matizó, sin embargo, su postura.

También Trump entró al trapo. Lo describió como otro de dentro del sistema, amigo de Wall Street y que, además, aceptó regalos cuando era gobernador, aunque esta circunstan­cia era legal.

Curiosamen­te, hubo republican­os que salieron a reconocer que “es una buena persona”.

Otro momento álgido en la presentaci­ón: Kaine realizó una confesión personal. “El peor día de mi vida fue el 16 de abril del 2007”, afirmó. Entonces, tras haber sido alcalde de Richmond, ocupaba el cargo de gobernador de Virginia. Aquella jornada, un solo estudiante mató a 32 personas

Kaine se expresó a veces en español y se comprometi­ó a luchar por los inmigrante­s y contra las armas

en el campus de la Virginia Tech. Le impresionó la muerte de un hombre de 70 años que había sobrevivid­o al holocausto nazi.

A pesar de que la Asociación Nacional del Rifle (NRA) tiene su sede en su estado, Kaine se puso manos a la obra de cara a regular la barra libre en el suministro de armas. “Creo que los de la NRA no me quieren mucho”, ironizó.

“Hillary lucha por todos”, proclamó. Tim Kaine, de 58 años casado y padre de tres hijos, se crió en Kansas City (Misuri). Estudió economía en la universida­d estatal y Derecho en Harvard. En medio se marchó un año con los jesuitas a Honduras. “Me cambió la vida, aprendí los valores del pueblo, de la fe y del trabajo”, dijo.

Al dejar la prestigios­a universida­d, “podría haber tenido lo que quisiera”, remarcó Clinton. Kaine se puso a trabajar como abogado de derechos civiles y en ayuda de los menos afortunado­s.

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SCOTT AUDETTE / REUTERS Tim Kaine y Hillary Clinton saludando a sus seguidores durante el mitin celebrado ayer en Miami, Florida

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