Psicosis en Alemania por otro ataque mortal de un refugiado
El agresor, de origen sirio, fue detenido tras asesinar a una mujer
En el portal del edificio donde vivía con sus padres el joven autor de la masacre de Munich, Ali David Sonboly, reinaba ayer la calma dominical. Los escasos vecinos que se avienen a hablar con la prensa aún no se lo explican. “Era un chico muy tímido, introvertido, saludaba con hola y adiós, no decía más, cómo podíamos imaginar esto”, dice una vecina albanesa que entra con el pan y el periódico. En el interfono no se lee un solo apellido alemán; como los iraníes Sonboly del quinto piso, son familias de origen extranjero que viven en este barrio de clase media, Maxvorstadt, donde quedan fincas clasicistas del siglo XIX y abundan las instituciones educativas.
El germano-iraní Ali David Sonboly, que tenía 18 años cuando el viernes mató a nueve personas en el centro comercial Olympia y se suicidó, creció en este barrio que en verdad no encaja con la descripción que él mismo gritó a un hombre que le grababa en vídeo la tarde de la agresión. “Soy alemán, nací aquí, en un barrio de Hartz IV”, profirió, evocando así una de esas zonas desfavorecidas en las que muchos habitantes cobran la ayuda social de ese nombre. Pero en los bajos del edificio incluso hay un concesionario de automóviles Maserati.
Lo único cierto es que en este entorno apacible el agresor, fascinado por las masacres, hizo vida normal mientras amasaba información y preparaba la suya. Planificó el ataque durante un año y compró el arma en internet; “empezó a preparar su acción el año pasado, en verano”, dijo el presidente de la Oficina de Investigación Criminal de Baviera, Robert Heimberger, en una rueda de prensa ayer en Munich. Los investigadores desvelaron otro dato sobre el seguimiento que Sonboly hacía de matanzas y tiroteos: el año pasado viajó a Winnenden, localidad del suroeste de Alemania donde en marzo del 2009 un chico de 17 años asesinó a 15 personas (alumnos y maestras) de su antiguo colegio, antes de suicidarse acorralado por la policía. Sonboly se sacó fotos en el lugar, imágenes que han sido halladas en su cámara fotográfica.
“Las primeras observaciones llevan a la conclusión de que se interesó por ese acto, y luego planificó el suyo”, dijo Heimberger. Incluso escribió una suerte de manifiesto sobre su acción, del que los investigadores no dieron detalle alguno. Al analizar el ordenador del joven Ali David hallado en el piso familiar, emergieron esos nuevos datos y se confirmaron otros que ya circulaban. El agresor se había descargado textos de Anders Behring Breivik, el asesino noruego de extrema derecha que mató a 77 personas, asalto del que se cumplían cinco años el viernes, día del ataque en el centro comercial Olympia. También se ha comprobado que sufrió acoso escolar en 2012, y que creó hace poco un perfil falso en Facebook desde el que intentó atraer a potenciales víctimas al McDonald’s de los hechos prometiendo invitaciones; imposible saber si entre los seis adolescentes que asesinó había alguno allí por esa trampa. La policía detuvo anoche a un joven de 16 años que conocía los planes del atacante y que presuntamente lo ayudó a gestionar el atentado en lugar de dar parte a las fuerzas de seguridad.
En el lugar de la matanza fueron recogidos 58 casquillos de bala, disparados con una pistola Glock de 9 mm de calibre, que Sonboly adquirió en la deep web, como se denomina a ese ámbito de internet poblado por páginas web secretas donde se realizan transacciones ilegales. Se-
BUSCANDO INSPIRACIÓN Ali David Sonboly viajó a Winnenden, allí en el 2009 un chico mató a 15 personas de su escuela
UN POSIBLE CÓMPLICE La policía detiene a un joven de 16 años que conocía y no denunció los planes del atacante
gún el Süddeutsche Zeitung, el arma procede de Eslovaquia; era una pistola inutilizada que fue luego reactivada para que volviera a funcionar. Ayer mismo, el vicecanciller socialdemócrata, Sigmar Gabriel, prometió “hacer cuanto esté en nuestras manos para limitar el acceso a las armas”, mientras el ministro del Interior, el democristiano Thomas de Maizière, aseguraba que cuando la investigación determine cómo logró Sonboly comprar la pistola, se estudiarán posibles cambios en la legislación de tenencia de armas. En la mochila el agresor llevaba 300 proyectiles; de haberlos utilizado la matanza habría sido aún mayor. Fue su propio padre quien le reconoció en los vídeos que circulaban por internet, y lo notificó a la policía.
La policía de la capital de Baviera elevó ayer a 35 el número de heridos por el ataque –inicialmente cifrados en 27–, al incluir a personas afectadas por el pánico que se apoderó de la ciudad en la tarde del viernes. De los once heridos graves, tres seguían anoche en estado crítico. La fiscalía insistió en que de las pesquisas se desprende que no hubo “ninguna motivación política” en el ataque, y que el atacante no eligió a sus víctimas por nacionalidad ni por ningún otro motivo articulado. “No hay aquí nada contra extranjeros”, declaró el fiscal Thomas Steinkraus-Koch.
Más datos: el joven tenía problemas psiquiátricos, y en el 2015 estuvo dos meses en tratamiento ingresado en una clínica por ansiedad y “fobia social”, para pasar luego a terapia ambulatoria. Le recetaron medicinas, y las tenía en su habitación, pero no se sabe si las tomaba.
La escuela a la que iba Sonboly estaba cerrada por ser domingo, pero hoy abrirá como todos los centros escolares de Baviera, donde aún hay clase hasta el viernes. En un comunicado, la policía bávara rogó a los periodistas que no hagan entrevistas cerca de ese colegio ni de los otros donde estudiaban las víctimas menores de edad. “En algunas clases hay un sitio vacío; para compañeros de clase, familias y profesores será abrumador”, dice el breve comunicado, llamando a la prensa a actuar así por “solidaridad, responsabilidad y apoyo” a los niños.