El tren de La Pobla arranca tras tres meses de bloqueo
Una solución salomónica permite iniciar el servicio con un maquinista de Renfe y otro de FGC
Después de permanecer los trenes casi tres meses en el dique seco, esperando que se resolvieran unos absurdos problemas burocráticos, el viaje inaugural del nuevo convoy ferroviario que, a partir de hoy, prestará servicio entre Lleida y La Pobla de Segur llegó con un ligero retraso de cuatro minutos sobre la hora prevista, las 10.50 de la mañana. Cuatro minutos más no son nada después de una espera de tres meses y ante la expectación generada entre centenares de personas llegadas de todo el Pallars que se agolpaban en el andén y alrededor de las vías para saludar con entusiasmo el nuevo tren. Fue una gran fiesta popular, una nueva etapa desde que se hizo el primer viaje inaugural de esta línea el 13 de noviembre de 1951.
El conseller de Territori i Sostenibilitat, Josep Rull, junto al presi dente de Ferrrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC), Enric Ticó, y Lluís Bellera, alcalde de La Pobla de Segur y otras autoridades, formaban la comitiva inaugural. Rull se quejó de que “haya administraciones que no busquen las soluciones para el servicio a los ciudadanos y se dediquen a crear problemas” con “intencionalidad política”. Casi tres meses después de lo previsto y superadas las trabas burocráticas, el conseller confirmó que el nuevo servicio se pone en marcha después de un proceso que es puro esperpento. FGC tiene el control directo de la línea, pero este desaparece en el tramo inicial de 1,9 km desde la estación de Lleida, en el que el tren debe ser conducido por un maquinista de Renfe. De lo contrario, no podría circular por falta de homologación. Según fuentes conocedoras del caso, la explicación se encuentra en que se trata de una vía considerada parte de la red ferroviaria de interés general y, por lo tanto, pertenece al Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF). Fomento pone como requisito infranqueable para poder operar en ese tramo actuar bajo una sociedad anónima. La está haciendo los trámites para crear una empresa pública ligada a FGC pero hasta entonces (se calcula que el papeleo llevará otros dos meses) no habrá más remedio que presenciar el curioso cambio de maquinista en cada viaje. El conductor será de Renfe entre Lleida y Alcoletge, allí se bajará y dejará al volante al personal de FGC. Lo mismo a la vuelta, el maquinista de FGC cederá el timón al de Renfe para poder entrar en Lleida.
El tramo inicial, de menos de 2 kilómetros, pertenece a la red de interés general
Los nuevos convoyes no han podido funcionar hasta ahora al no estar homologados
Josep Rull agradeció la buena predisposición de la operadora ferroviaria española cediendo cuatro maquinistas, lo que ha facilitado las cosas. Si no hubiera habido acuerdo el tren hoy seguiría sin circular.
La entrada en servicio viene precedida por un retraso provocado por la falta de homologación de los convoyes por parte de la agencia estatal. Los dos nuevos trenes debían circular 5.000 kilómetros para conseguir el certificado de circulación. Teniendo en cuenta que el tramo es sólo de dos kilómetros, la historia se podría eternizar. El sentido común en este caso imperó y autorizó la homologación tras la realización del trayecto 125 ocasiones.
El proceso de homologación del material móvil y de los maquinistas han sido los dos contratiempos que han retrasado la puesta en marcha de la línea, prevista inicialmente para el 30 de abril. Fuentes cercanas al proceso apuntan como la causa de todo ello la interpretación estricta que el ministerio ha hecho del decreto de traspaso de la línea firmado en el 2004, en el que se establecía que la Generalitat podría utilizar toda la línea y autorizaba tanto al material móvil como el personal de conducción a operar sobre todo el tramo. Una interpretación más re-
lajada habría evitado la disputa por esos dos kilómetros de la red de interés general. El accidente de Angrois, del que ayer se cumplieron tres años, ha provocado que la agencia estatal certificadora cumpla la ley de manera estricta.
Con los nuevos trenes, FGC quiere dar un fuerte impulso a la línea, con un servicio que casi triplica la oferta y una importante mejora en la velocidad comercial. El tiempo del trayecto se reduce en 15 minutos (pasa a 1 hora y 35 minutos). Las mejoras también incluyen una reducción tarifaria en las relaciones con el Pallars, con rebajas en los abonos de diez viajes de hasta el 37% y la equiparación del precio del billete sencillo del tren y el bus. También se refuerzan las conexiones con bus. Además, el Tren dels Llacs, que se interrumpe en verano al no poder utilizar los viejos vagones, se podrá reanudar a partir del sábado con los nuevos trenes.
La línea de La Pobla se traspasó a la Generalitat en el 2005 pero los trenes que circulaban eran alquilados por Renfe. Los nuevos convoyes miden unos 50 metros y tienen capacidad para 201 pasajeros, la mitad sentados. Están adaptados a personas con movilidad reducida y disponen de espacios para coches de bebés, bicis y sillas de ruedas. Están climatizados y disponen de wifi y enchufes. Los motores diésel más eficientes permitirán reducir un 60% las emisiones contaminantes.