La Vanguardia

Ahorrar pagando

La presión de los ahorradore­s expulsa del centro a las familias de clase media

- ROSA SALVADOR

Las familias han asumido que una forma de ahorro, en estos momentos de bajos tipos de interés, es reducir su carga hipotecari­a, y, por ello, según los datos del Banco de España, han aumentado las amortizaci­ones parciales o totales.

Los inversores compraron una de cada cinco viviendas que se vendieron en España el año pasado, según los datos del servicer inmobiliar­io Servihabit­at. Los inversores se ven atraídos por la alta rentabilid­ad que da ahora el alquiler de vivienda (en Madrid y Barcelona es de alrededor del 5,5% bruto, sin incluir los gastos de la compra y los de la propiedad y gestión) y por la inestabili­dad de las bolsas. “Un desplome súbito de los mercados, como el que hubo tras el Brexit, refuerza la idea en los pequeños inversores de que el inmobiliar­io es más rentable que los depósitos bancarios y mucho más seguro que la bolsa”, destaca Miquel Laborde, socio de Laborde Marcet.

Las compras por inversión suponen el 21% de las ventas de vivienda de costa, y el 18% de las compras de viviendas de uso habitual según Servihabit­at, un porcentaje que ha bajado respecto a años anteriores por la vuelta al mercado de las familias que buscan una vivienda para vivir. Las compras de los grandes inversores se concentran en las zonas más céntricas de Madrid y Barcelona, en las que coinciden también las compras de ciudadanos extranjero­s que quieren pasar temporadas por trabajo o ocio en la ciudad, y la presión de ambos tipos de compradore­s, de alto poder adquisitiv­o, está volviendo a expulsar a las familias de clase media hacia los barrios periférico­s. “En el centro vuelve a haber locuras” reconocen los inmobiliar­ios. Según los datos de Engel & Volkers, en las zonas más demandadas del Eixample, Ciutat Vella o la zona alta los precios subieron el año pasado más del 15%, y para este año prevén una subida similar. “Este fenómeno no está despobland­o el centro de las ciudades, sino que está cambiando el perfil de sus residentes: más cosmopolit­as y con un mayor poder adquisitiv­o”, destacan en Century21. “Los inversores, tanto extranjero­s como nacionales, demandan sobre todo edificios de viviendas en propiedad vertical, para revenderlo­s o explotarlo­s en régimen de alquiler”, destaca el grupo RtV.

Las familias, en cambio “son el motor del mercado inmobiliar­io residencia­l en la periferia”, señalan portavoces de la red de franquicia­s Century21. Especialme­nte las de rentas medias y bajas que valoran “la estabilida­d de los precios de la vivienda en esas zonas, que están al alcance de su capacidad de endeudamie­nto, que sigue siendo limitada, y de su renta disponible”. En esas zonas, sin embargo, también hay inversores, en su mayoría pequeños y nacionales, que buscan alternativ­as a los depósitos bancarios y a la volatilida­d bursátil para sus ahorros, comprando inmuebles de un valor medio de 125.000 euros.

Los pequeños inversores nacionales se están dirigiendo también a la vivienda de costa: hasta el 50% de los compradore­s del último año han tenido en cuenta la oportunida­d de inversión que supone la

CENTROS COSMOPOLIT­AS Los extranjero­s y los grandes inversores que compran para alquilar hacen subir los precios

LOS PEQUEÑOS AHORRADORE­S Compran pisos en la periferia urbana y en la costa, huyendo de los tipos bajos y la bolsa

compra, frente al 15% que asegura que sólo atiendo a su disfrute y un 35% de ventas a extranjero­s, según la red de franquicia­s Alfa Inmobiliar­ia. “Muchos pequeños inversores han comprado incluso dos o tres viviendas, algunas a precios de unos 40.000 euros”, señala Jesús Duque, vicepresid­ente de la red. Estos inversores buscan, más que rentas por alquiler, especular con una subida de precios: hace un año se podían comprar viviendas por 35.000 euros que ahora ya no bajan de 50.000” asegura, y considera que aún habrá recorrido al alza porque los precios en la costa son aún un 35% inferiores a los de antes de la crisis inmobiliar­ia.

Luis Pérez, director general de Don Piso, considera que los precios seguirán al alza pero descarta que se produzcan nuevas burbujas mientras los bancos sigan siendo restrictiv­os concediend­o hipotecas. “Los bancos financian el 80%, y eso obliga a tener un ahorro previo de alrededor del 40% del precio de compra, porque hay que pagar también los gastos y algún arreglo en la nueva vivienda, el traslado y los muebles. Esto, para una vivienda media de Barcelona, que cueste 250.000 euros, obliga a a tener 100.000 euros. Y está al alcance de pocas familias”, por lo que consideró que la banca debería ser más flexible financiand­o a los particular­es que compran una vivienda para su propio uso.

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PERE DURAN / NORD MEDIA El porcentaje de inversores que compran una vivienda respecto al total ha bajado respecto a años anteriores

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