Bolsas prohibidas
Marruecos pone en marcha una ley para parar la producción y uso de bolsas de plástico
El reino de las bolsas de plástico camina hacia su final. Desde el pasado día 1 de julio está en vigor la ley que prohíbe la producción, comercialización y utilización de bolsas de plástico. Una tragedia para empresarios, trabajadores y consumidores, no en vano Marruecos produce cada año 26.000 millones de bolsas de plástico (unas 900 por habitante) y se trata del segundo país del mundo en la utilización de este material, tras los Estados Unidos.
Si hay una imagen poco cuidadosa que identifica a Marruecos, y a otros países del Magreb, es la proliferación sin coto de las bolsas de plástico, una verdadera invasión, que se pueden contemplar arrojadas en cualquier lugar, por bello que sea. Marruecos, que en noviembre acogerá la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima, quiere cambiar su imagen y convertirse en un referente regional contra el calentamiento global. Prohibir las bolsas de plástico es un primer paso.
Pero es una tragedia para un sector que genera unos 2.800 millones de euros anuales y que emplea oficialmente a 14.000 trabajadores, que llegan a los 70.000 si se tienen en cuenta los empleos indirectos que genera esta actividad. Un sector poco regulado, que emplea a muchos trabajadores sin cualificación y que ahora temen perder su trabajo.
Para una ciudadanía acostumbrada al plástico, la medida supone un cambio importante en sus hábitos. Por ello, las autoridades han tenido que explicar la decisión con una amplia campaña por todo Marruecos animando a los ciudadanos a que utilicen bolsas de papel o cestas de mimbre. Además, el Gobierno tiene prevista una importante ayuda económica, que ronda los 18 millones de euros, para que las empresas del plástico se puedan reciclar y dedicarse a la fabricación de otro tipo de bolsas, más ecológicas. Y no les va a quedar más remedio que aceptar la nueva situación ya que los fabricantes se enfrentan a multas que pueden alcanzar los 100.000 euros.
En un país donde el reciclaje está dando sus primeros pasos, cada año se recogen unas 120.000 toneladas de bolsas de plástico que provocan evidentes efector negativos sobre la salud de las personas y la ecología del país. ¿Será efectiva la nueva medida? Muchos han recordado que en Marruecos están prohibidos desde el 2010 los sacos de plástico negros, considerados perjudiciales para la salud, y aún están en circulación.
La nueva legislación marroquí es extremadamente exigente ya que se prohíben también las bolsas fabricadas con plásticos biodegradables. La nueva norma no hace distinciones.
Por supuesto, también están prohibidas desde el día 1 las bolsas que los comercios solían ofrecer a los consumidores. Los grandes centros comerciales no tendrán demasiados problemas ya que sustituirán las bolsas de plástico por otras de papel o de otros materiales. Pero, ¿qué pasará con los pequeños comerciantes, los tenderos de toda la vida? No podrán cambiar fácilmente la bolsa de plástico por otras más caras.
Los consumidores también están consternados. Aluny, residente en Tánger, se pregunta si “tendré que cargar con mi tarro de cristal cada vez que quiera comprar aceitunas o deberé meter en mi cesta de la compra la carne mezclada con el pescado y la barra de pan”.
Hasan es un industrial del plástico que intentó reconvertir su fábrica para producir bolsas biodegradables, pero el Ministerio de Industria le confirmó que ese tipo “también está fuera de la ley”. La solución que le ofrecen es dedicarse a fabricar bolsas de papel, algo que no convence al industrial ya que el papel exige unas condiciones mucho más complicadas de transporte y almacenamiento. La mayor parte de las empresas asentadas en Marruecos y que se dedican a la fabricación de papel son extranjeras.
Hasan se queja, además, de que para su fabricación se necesita un mayor consumo de agua, “por lo que no se puede decir que sea una solución muy ecológica”.
El reino alauí era ya el segundo consumidor mundial, sólo por detrás de EE.UU.