Una posible colección de dibujos del siglo XX
Marc Domènech reúne obras de Klee, Picasso, Dalí y Miró
En estas fechas abundan las llamadas colectivas de verano. La exposición De Lipchitz a Sol LeWitt. Dibujando una colección, que presenta la galería Marc Domènech, no se conforma con reunir una parte del fondo de la galería, sino que presenta una interesante propuesta de gran coleccionismo. Propone, a modo de ejemplo, una de las muchas colecciones posibles de dibujo del siglo XX, moderno y contemporáneo. Reúne dibujos de veinticinco artistas, entre ellos Klee, Picasso, Matisse, Dalí y Miró. Hay que advertir que tres obras notables de Juan Gris, André Masson y Henry Moore no se añadirán a la exposición hasta su reapertura en septiembre.
El título se debe a que el dibujo más antiguo seleccionado es de Jacques Lipchitz, de 1918, y los más recientes se supone que son dos de Sol LeWitt, aunque de hecho se expone también un gran dibujo de Lluís Lleó, del año 2014, que viene a ser el epílogo de esta efímera colección. La exposición no se limita tampoco a sumar obras de grandes firmas, sino que establece relaciones y asociaciones sugestivas. Ya en la primera pared dialogan tres ejemplos de geometrías que representan los cubistas inicios del siglo XX y las derivaciones minimalistas de los años ochenta. Lipchitz y un LeWitt influido por Malévich establecen un diálogo de ángulos, tonos grises y líneas oblicuas o paralelas. Son modos distintos y emparentables.
En las paredes contiguas encontramos una abstracción de Hans Hartung y figuraciones de Picasso -un hombre lanzando una piedra, de 1920- junto a Barradas y un Torres-García noucentista. Luego nos sorprende El hombre pájaro ,deun Auguste Herbin influido por el surrealismo. Los dos dibujos más salvajes los firman Miró y Tàpies y coinciden en que ambos representan pelo animal o humano. Ondulacions blaves es una escena sexual enmarcada por oleajes y es lo más parecido a la alegría de vivir que habrá llegado a pintar Tàpies, un artista conocido por registros más tristes y cenizos, frecuentes en su obra.
En las salas del sótano la sorpresa es un dibujo de Gaston Chaissac (1910-1964), un artista reivindicable, que ha caído en cierto olvido posiblemente por haber fallecido justo un poco antes de artistas similares a él como Dubuffet o los del grupo Cobra obtuvieran un amplio reconocimiento internacional. Cerca, un maravilloso dibujo de Paul Klee tiene por vecinas unas fluidas bifurcaciones de Chillida y un dibujo de Dalí inspirado por la ópera Salomé: luna, baile y muerte en pocos trazos y manchas. Galería Marc Domènech. Pje. Mercader, 12. Hasta el 11/IX (agosto cerrado).
Mar Arza. Los puntos de partida de esta artista son tanto el lenguaje verbal escrito e impreso como el espacio vacío o la página en blanco, y tanto la fragmentación del lenguaje como el silencio o el ruido, que vienen a ser distintos modos de no significar o de realizar una significación mínima o residual. Arza trabaja el papel de muy distintos modos y en ocasiones emplea otros materiales. En una de sus obras se juntan palabras cortadas que sumadas resultan ilegibles. En otra serie –Desleídocompone paisajes mediante líneas de texto impreso enrolladas, que evocan las líneas de una pantalla de televisión antigua mal sintonizada. Rocío Santa Cruz. Gran Vía, 627. Hasta mediados de septiembre (agosto cerrado).
Joan Saló. La pintura de Saló, compuesta por muchísimas líneas rectas paralelas y contiguas, es abstracta y repetitiva, a la vez rica y minimalista. Me recuerda a la música repetitiva de Steve Reich, y muy especialmente a Music for 18 musicians, pues concilia la reducción de elementos expresivos y la riqueza cromática. Mejora cuando contrasta líneas luminosas y oscuras y combina colores cálidos y neutros. N2 Galeria. Enric Granados, 61. Hasta el 29 de julio.