La enésima avería atrapa a 250 pasajeros de la R16
El tren, parado dos horas y media, sin aire acondicionado, no fue evacuado. Los usuarios tuvieron que esperar dentro del convoy
VIVIR 4
Repetición de la periódica pesadilla que sufren los usuarios de los regionales de la línea R16 que conecta, al menos sobre el papel, las Terres de l’Ebre con Tarragona y Barcelona. Como si fuese el día de la marmota, los mismos elementos y la misma o mayor indignación: avería, tren parado sin electricidad y por lo tanto sin aire acondicionado, pasajeros secuestrados y esta vez, para variar un poco el previsible guion, sin evacuación; corredor mediterráneo y R16 cortados y retrasos a manta, superiores a 90 minutos.
El damnificado fue esta vez un tren que había salido a las 7.19 h de Tortosa (Baix Ebre) con hora de llegada prevista a Barcelona a las 10.23 h, algo que ya de por sí no es ningún premio. Y eso que la Generalitat aún no ha modificado los horarios para incorporar los retrasos sistemáticos y hacerlos “más realistas”. El convoy afortunado quedó clavado sobre las vías a las 8.30 h en l’Ametlla de Mar (Baix Ebre) por una nueva avería en la vieja catenaria, con problemas evidentes de mantenimiento.
El tren, y evidentemente no es ninguna casualidad, se quedó sin suministro eléctrico casi en el mismo punto kilométrico de la avería del 7 de julio, con aquellas imágenes para el recuerdo de dos centenares de pasajeros transitando sobre las vías, bajo el sol, evacuados junto a una playa. Algunos pasajeros informaron rápidamente haber visto el cable aún chispeante descolgado de la catenaria, junto a su tren.
La indignación de los usuarios fue creciendo a medida que subía la temperatura en el interior de los vagones, sin suministro eléctrico, y recibían información del personal de Renfe. “Dicen que no nos van a evacuar, que tenemos que esperar entre hora y hora y media sin salir del tren. Pretenden que no salgamos en los diarios caminando sobre las vías, para que no haya otro escándalo”, explicó Carme Gaseni, una de las usuarias afectadas por la avería, pocos minutos antes las nueve.
La experiencia es un grado. Carme se quedó atrapada en el tren del 7 de julio, el de los desmayos, los pasajeros con muletas y gente mayor padeciendo sobre los raíles. Pues Carme tenía razón: los usuarios afectados no se pudieron mover de sus vagones. Renfe informó de que “al encontrarse el tren en una zona de difícil acceso se pidió ayuda externa para proceder a la evacuación”, pero que “finalmente se valoró conjuntamente con Protecció Civil que era mejor esperar al restablecimiento de la línea”. Entre los factores que se tuvieron en cuenta, según Renfe, el tiempo de reparación y que por la hora el calor no hacía inviable dejar a los usuarios dentro del tren, y abrir todas las puertas.
La espera final: dos horas y media. Tiempo de sobras como para hacer aconsejable la hidratación de los pasajeros, que además de información recibieron zumos y botellines de agua y la asistencia de policía local y Mossos d’Esquadra. Al menos una de las pasajeras, mareada y al borde de la lipotimia, tuvo que ser atendida por los servicios médicos.
La avería quedó resuelta poco antes de las 11 de la mañana, gracias a la pericia de los operarios de Adif, el ente público estatal responsable del buen mantenimiento
El tren averiado en el mismo punto hace 20 días sí fue auxiliado, con los 200 pasajeros caminando por las vías
de vías y catenaria. Los pasajeros, correctamente hidratados, celebraron vía Twitter la puesta en marcha de su convoy.
La plataforma Trens Dignes, la entidad cívica que lidera la lucha y codirige la mala leche ferroviaria acumulada en las Terres de l’Ebre, lamentó una vez más tanto despropósito de Renfe, Adif y la Generalitat, en su caso por ceder e incorporar los retrasos a los horarios. Van ya 66 comunicados. “Se nos han acabado los adjetivos y la paciencia”, explicaron.
No es extraño.