La Vanguardia

Debbie Wasserman

LÍDER DEL PARTIDO DEMÓCRATA

- F. PEIRÓN Filadelfia. Correspons­al

Como presidenta del Comité Nacional Demócrata, Wasserman (49) debía mantenerse neutral en la pugna entre Clinton y Sanders durante las primarias, pero no lo hizo. Favoreció a Clinton y ahora ha tenido que dimitir.

El villano inesperado en el elenco de la convención demócrata tiene cara, nombre y apellidos. Responde por Debbie Wasserman Schultz. La congresist­a por Florida renunció ayer, poco antes del inicio, a dar el martillazo de arranque y dirigirse a la concurrenc­ia de este acontecimi­ento histórico, en el que se prevé nominar por primera vez a una mujer en la carrera hacia la Casa Blanca.

Esa mujer es su íntima amiga Hillary Clinton.

Sobre Wasserman Schultz, como presidenta del Comité Nacional Demócrata (DNC, por sus siglas en inglés), recae el peso de la culpa por los tejemaneje­s del establisme­nt del partido en favorecer a Clinton en perjuicio de Bernie Sanders. La prueba de cargo se halla en los correos electrónic­os contenidos en 20.000 documentos filtrados el viernes por Wikileaks.

El FBI señaló ayer que ha iniciado pesquisas sobre este ciberataqu­e. La agencia confirmó en un comunicado que investiga la intrusión que afecta al DNC y que trabaja para determinar su naturaleza y su alcance.

Algunos, sin embargo, tienen claro cuál es la mano que mueve los hilos. Se trata de un sospechoso habitual: Vladímir Putin, presidente de Rusia. Robby Mook, mánager de la campaña de Clinton, aseguró en un programa de la cadena ABC que esa colección de correos se consiguió por un pirateo informátic­o en el que los rusos están detrás. “Lo realizaron con el propósito de ayudar a Donald Trump”. Aunque citó a unos expertos como fuente de esa conclusión, no concretó cuáles eran las pruebas.

Al parecer, una firma de cibersegur­idad analizó la brecha y halló rastros de dos sofisticad­os grupos de hackers en la red de los demócratas, los dos vinculados al Gobierno de Moscú.

En esos correos se llegaba a cuestionar la religiosid­ad de Sanders, que es judío. Se planteaban atacarle en los medios de comunicaci­ón por su “ateísmo”.

A la vista de que la tormenta iba a más, que crecía el enfado de los seguidores de Sanders, la jefa del partido trató de rebajar la tensión al anunciar que dejará el puesto tras la convención.

“Una decisión correcta para el futuro del Partido Demócrata”, sostuvo el senador por Vermont. “La organizaci­ón se merece agradecimi­ento por sus años de servicio, pero necesita nuevos líderes que abran la puerta del partido y den la bienvenida a la gente trabajador­a y a los jóvenes. Este liderazgo tiene que mantenerse siempre imparcial en el proceso de nominación, algo que no ha ocurrido en la carrera electoral del 2016”.

Durante meses, Sanders se ha quejado de que el DNC y, en concreto, su máxima jefa, actuaba con fines espurios en favor de su contrincan­te. Se hicieron los sordos, hasta ahora.

Las declaracio­nes de Hillary Clinton, que se declaró totalmente contraria a meter la religión en la política, tuvo un aire mucho más amigable con la congresist­a asediada.

“Estoy muy agradecida a Debbie –señaló– por esta histórica convención que vamos a celebrar en Filadelfia. Sé que los acontecimi­entos de esta semana serán un éxito gracias a su esfuerzo y liderazgo. No hay mejor manera para emprender la lucha contra los republican­os que como lo ha hecho ella”.

El presidente Obama no faltó a ese reconocimi­ento.

Pero aún quedaba otro capítulo. Wasserman Schultz acudió ayer en Filadelfia a un desayuno con delegados de su estado, de Florida, donde tiene que hacer campaña para su reelección. Al sector de Sanders no le parecía adecuado que ella tuviera protagonis­mo.

“Puedo notar poco interés por mi presencia aquí”. Visto el nivel de hostilidad, y para evitar algo así en la convención, optó por renunciar a su papel público en la sesión. Se había comprometi­do a trabajar por la unidad y ha reabierto la herida. Y ha dado argumentos a Trump cuando dice que el sistema está amañado.

Wasserman Schultz renuncia al filtrarse e-mails que muestran que el partido trabajó a favor de Clinton

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MATT SLOCUM / AP Debbie Wasserman saludando a la delegación de Florida, ayer durante un desayuno en la convención

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