Y ahora, los periodistas
La purga dispara a más de 13.000 el número de detenidos
El Gobierno turco ha dictado orden de detención contra 42 periodistas acusados de formar parte, de alguna forma u otra, del reciente intento de golpe de Estado que ha llevado a la cárcel a 13.000 personas.
Como estaba ya previsto –incluso circulaban listas con nombres de los candidatos–, ayer fue emitida la orden de detención para 42 periodistas turcos. Dieciocho han sido ya arrestados, pero detener al resto será difícil puesto que tres abandonaron el país antes del golpe del pasado 15 de julio y ocho inmediatamente después.
Así, después de las purgas a funcionarios de la educación, la judicatura y las fuerzas de seguridad –más de 60.000 han sido expulsados o detenidos–, ahora les toca a los informadores, a los que se les acusa asimismo de tener vínculos con el clérigo Fetulah Gülen, acusado a su vez de estar detrás de la intentona.
Concretamente y según la fiscalía, los periodistas en la lista “pertenecen a la rama de medios de comunicación” del imperio económico vinculado a Fetulah Gülen, valorado en más de 20.000 millones de euros.
Los periodistas de la lista se distinguen por ser muy críticos con el presidente Erdogan. Entre ellos destaca Nazli Ilicak, que llegó a diputada, y que hoy es muy popular por sus columnas y apariciones en los programas de debate. Ilicak, había escrito en el progubernamental Sabah, hasta que en diciembre del 2013 defendió la operación judicial contra el Gobierno y el entorno de Erdogan por corrupción. Aun así, el Gobierno asegura que a los periodistas no se les detiene por sus actividades profesionales, sino por “su posible conducta criminal”.
Andrew Gardner, investigador de Amnistía Internacional, señala que “ahora vemos en el sector de la información el mismo problema que hemos visto en otras áreas de la sociedad y la Administración desde la intentona. El Gobierno no distingue entre un crimen y estar vinculado, por ejemplo, a las escuelas de Gülen.”
Los detenidos superan ya los 13.000. Entre ellos hay 9.000 militares, 2.100 jueces y 1.485 policías. Gardner tiene pruebas de torturas, desde apaleamientos a privación de agua y alimentos. “Intentamos que los detenidos tengan acceso a letrados, que puedan informar a sus familias, que reciban atención médica, cosas que no están sucediendo. También queremos que haya observadores internacionales en los centros de detención”.
El Estado ha cerrado y embargado los bienes de 15 universidades, 934 escuelas, 109 residencias estudiantiles, 19 sindicatos, 35 instituciones sanitarias y 1.100 fundaciones y asociaciones.
Ayer fueron detenidos 31 académicos más y 40 militares en la Academia de Guerra de Estambul. La misma suerte corrieron siete soldados de élite del comando de 25 que intentó capturar a Erdogan en el hotel de Marmaris donde estaba de vacaciones el día del golpe.
Del inventario de las Fuerzas Armadas han desaparecido 42 helicópteros y dos cazas F-16, según ha revelado el periodista Serdar Tuncer. El Gobierno teme otro golpe mientras insiste a EE.UU. para que extradite a Gülen, exiliado en Pensilvania.
El general Hulusi Akar, jefe del Estado Mayor, explicó que, durante el golpe, los sublevados le pidieron que hablara con Gülen. Él se negó y fue detenido.
Hulusi Akar considera que los amotinados precipitaron la asonada al comprender que el Consejo Militar Supremo iba a expulsarlos del ejército este mismo mes de agosto.
Amnistía tiene pruebas de torturas y pide el acceso de observadores a los centros de detención