Condolencias al volver al Olympia
El centro comercial de la masacre de Munich reabre recordando a las víctimas del tirador Sonboly, casi todos jóvenes de entre 14 y 20 años
En las primeras horas se presentó poca gente, y quienes acudían no iban de compras, sino para escribir sus condolencias en un libro dispuesto a la entrada para tan triste ocasión. El centro comercial Olympia, a cuyas puertas el joven Ali David Sonboly mató el pasado viernes a nueve personas, reabrió ayer sus tiendas y restaurantes con un acto religioso y un minuto de silencio en memoria de las víctimas. “Antes de regresar al día a día hemos reunido a todos los trabajadores para que cada uno sepa que no está solo”, dijo el director del centro, Christoph von Oelhafen, informa Efe. Un grupo de psicólogos prestará asistencia a quienes se sienten turbados y horrorizados por lo sucedido.
Mientras Munich volvía ayer a la normalidad de un día laborable, las jóvenes víctimas de la ira de Sonboly iban tomando nombre y rostro, tras ser lloradas el domingo en las iglesias de la ciudad. “Lo que pasó el viernes a poca distancia de aquí hace que nuestro servicio religioso de hoy sea particular, pero no debemos dramatizar ni dejarnos llevar por la desesperación, porque Dios está con nosotros”, dijo a los fieles el pastor de la Erlöserkirche (iglesia del Redentor), el templo evangélico y metodista de la Hanauerstrasse, la calle en la que se ubican el restaurante McDonald’s y el centro Olympia. El cardenal Reinhard Marx llamó a las parroquias católicas a orar el domingo por los fallecidos.
En la prensa muniquesa han ido apareciendo sus fotos, llenas de vida. Sonboly mató a ocho jóvenes de entre 14 y 20 años, y a una mujer turca de 45. Entre la juventud asesinada está la sonriente Armela S., de 14 años, de familia serbia. Tenían la misma edad que ella otros dos fallecidos: el joven Can L. y Sabina S.,
El vecino que discutió con Sonboly en un vídeo contribuyó a salvar vidas al irritarle, según los expertos
originaria de Kosovo. El quinceañero turco Selcuk K., también muerto, estaba en el McDonald’s con su amigo Can. Roberto R. tenía 15 años cuando murió. El germanoturco Hüseyin D., de 17 años, estaba con su hermana y la protegió con su vida. Cayeron también acribillados Giuliani K., de 19 años, y Dijamant Z., un kosovar de 20. De los 58 casquillos de bala recogidos en la zona, sólo uno procede de un arma policial. El resto los descerrajó Sonboly con su rabia.
A sus 18 años, el joven Ali David Sonboly sentía bullir terribles sentimientos. El manifiesto que escribió sobre el ataque contenía duras palabras, que los investigadores no desvelaron. Según el diario Bild –que cita fuentes cercanas al caso–, el autor de la masacre escribió en ese texto que odiaba a todas las personas, que no entendía a la humanidad, y que quería matar gente. Le gustaba competir en juegos de ordenador del tipo Ego-Shooter, en los que el jugador adopta el punto de vista de un tirador y dispara contra objetivos humanos.
Esa afición le unía al adolescente afgano de 16 años que la policía detuvo anteanoche, porque –según dijo en rueda de prensa el fiscal Thomas Steingraus-Koch– del primer interrogatorio quedó la impresión de que “no contaba todo lo que sabía”. Se habían conocido en el hospital psiquiátrico donde ambos estaban en tratamiento, y siguieron en contacto intercambiando fantasías sobre matanzas. El día de autos coincidieron en el centro comercial antes de que Sonboly se pusiera a matar. El chico afgano fue puesto en libertad ayer, pues el juez no vio motivos para retenerle más.
Los expertos consideran que Thomas Salbey, el vecino que abroncó desde un balcón al agresor mientras otro vecino les filmaba, en un corto vídeo que se ha hecho famoso, contribuyó probablemente a salvar vidas. Sonboly había matado ya a nueve personas. “Salbey desestabilizó al tirador, lo irritó con sus insultos”, explicó Heinz Kraft, experto en negociación con fanáticos, a la agencia Dpa. Kraft valora también que permitió ganar tiempo y que más gente huyese. Al poco, Sonboly se disparó a la cabeza en una calle secundaria.