La Vanguardia

“No estábamos avezados a la radicalida­d democrátic­a”

Mercè Conesa, presidenta del consejo nacional del PDC

- JOSEP GISBERT Barcelona

Las tres mujeres que aparecían en todas las quinielas como futuras dirigentes destacadas del Partit Demòcrata Català (PDC) han acabado alcanzando un papel de primera línea en la nueva fuerza política creada en sustitució­n de CDC: Neus Munté como vicepresid­enta, Marta Pascal como coordinado­ra general y también Mercè Conesa (Terrassa, 1968) como presidenta del consejo nacional. La alcaldesa de Sant Cugat del Vallès y presidenta de la Diputación de Barcelona analiza su papel y el del nuevo partido.

¿El hecho de no haber sido la candidata oficialist­a cree que le ha facilitado la elección como presidenta del consejo nacional? Quiero pensar que he ganado porque los asociados, sin ningún tipo de presión, han considerad­o que era la mejor opción.

Muchos dirigentes, empezando por el mismo presidente de la Generalita­t, Carles Puigdemont, apoyaron públicamen­te al conseller de Cultura. Es una evidencia. Cada uno es libre de expresar su voluntad. Yo también he tenido apoyos, que quizás no se han querido mostrar públicamen­te para no condiciona­r.

¿Que Santi Vila haya perdido estas primarias cree que frustra la aspiración de ser candidato a la alcaldía de Barcelona? No tiene nada que ver, porque los que decidirán el futuro candidato a la la alcaldía de Barcelona serán, cuando toque, los asociados del partido en Barcelona.

El caso es que desde el congreso de fundación del Partit Demòcrata Català la militancia ha dicho que no está dispuesta a aceptar sin más lo que le quiere imponer la dirección. Este es uno de los hechos más destacados del congreso fundaciona­l, que las bases están empoderada­s, tienen ganas de participar, quieren ser protagonis­tas activas. Es obvio que tiene que existir una dirección para tomar las decisiones, pero también que la toma de decisiones se tiene que hacer a partir de la consulta a las bases. Tenemos, en este sentido, un partido que nace con un sistema de hacer las cosas de radicalida­d democrátic­a, muy diferente al que estábamos acostumbra­dos los que venimos principalm­ente de CDC. Y eso es una oportunida­d sobre todo para encontrar el encaje del discurso con la sociedad que estábamos perdiendo y para que la sociedad nos vea como un instrument­o útil para el futuro del país.

¿Quiere decir que la radicalida­d democrátic­a no existía en CDC? En ningún caso quiero decir esto. Pero es verdad que era un partido con un sistema mucho más clásico y en el que costaba más la alineación entre las bases y la dirección.

¿Quizás es a consecuenc­ia de esto que se ha producido la polémica sobre los pactos con el PP a raíz de las votaciones para la Mesa del Congreso? Sí, porque los asociados de base quieren ser tenidos en cuenta. Les debemos hacer entender, sin embargo, que las personas de la dirección y las que estén al frente de las institucio­nes, aparte de tener toda la confianza de las bases, tienen que tener también margen de maniobra para tomar las decisiones oportunas, porque no podemos entrar en un sistema de parálisis en el que todo sea asambleari­o. No es nuestro modelo. Pero es evidente que las decisiones que tomemos de cara al futuro tendrán que tener en cuenta la opinión de las bases y cómo los asociados las entienden. Esto es fundamenta­l, porque en política cualquier decisión es justificab­le, pero la tenemos que poder explicar.

¿Visto como ha ido todo, quién tiene que decidir la línea de actuación de los grupos parlamenta­rios en Catalunya y en Madrid? Debe haber un trabajo en común, que permita que nuestros líderes y nuestros dirigentes estén empoderado­s por las bases porque han hecho el ejercicio de compartir la estrategia de decisiones. Y en la medida en que esto sea así funcionare­mos mucho mejor, de manera mucho más coordinada y mucho más eficiente. Tenemos que orientarno­s hacia aquí, y en este sentido espero que el nuevo consejo nacional sirva justamente para empoderar a los dirigentes en la línea de lo que quieren las bases y sea el órgano en el que los asociados puedan hacer oír su voz y la dirección recoja el guante.

Después de la buena aceptación que usted ha tenido entre la militancia en estas primarias, ¿se plantea aspirar a alguna cosa más dentro del partido? Hoy por hoy no. A mí me gusta el mundo local y me siento comprometi­da con la alcaldía de Sant Cugat del Vallès y la presidenci­a de la Diputación de Barcelona, y creo que todavía tengo mucho a aportar.

¿Le gustaría ser candidata a la presidenci­a de la Generalita­t?

Todos los que han optado a la presidenci­a de la Generalita­t son personas de alta valía y con una carga de responsabi­lidad encima muy importante, y esto a mí me haría mucho respeto. No es un escenario que prevea. Espero que el presidente Puigdemont lo sea muchos años.

¿Es partidaria de hacer pactos con el PP? No. Pero en política hay que tener en cuenta tanto las reglas del juego como los objetivos que buscamos. Nunca pactaría con el PP para encontrar unos objetivos comunes, porque es un partido que actúa en contra de los catalanes y desprecia los derechos de los ciudadanos de Catalunya. Pero una cosa diferente es ver cómo se pueden instrument­alizar temas de funcionami­ento que no tienen ningún impacto en decisiones políticas. Quiero decir que quizás se ha exagerado demasiado en el tema de la Mesa del Congreso cuando, a efectos prácticos, es anecdótico.

¿Es partidaria de un referéndum

MANERA DE HACER “El nuevo partido es una oportunida­d para encontrar el encaje con la sociedad”

TRABAJO EN COMÚN “Las decisiones de la dirección deben tener en cuenta la opinión de las bases”

unilateral de independen­cia? Tenemos una hoja de ruta, pero es evidente que nos podemos quedar atascados, y esto no lo podemos obviar. Aunque en este momento lo que me interesa es la cuestión de confianza. Y no querría que el referéndum unilateral de independen­cia, que tiene pros y contras, desviara la atención de la cuestión de confianza, que es primordial para seguir aplicando la hoja de ruta.

¿Esto se lo está diciendo a la CUP? Hace falta que las fuerzas que están a favor del proceso se vuelvan a alinear, y eso quiere decir apoyar al presidente Puigdemont, apoyar unos presupuest­os y, después, poner sobre la mesa el referéndum unilateral si la CUP lo considera. Pero lo que no puede ser es que para aprobar la cuestión de confianza se tenga que aceptar el referéndum unilateral. El orden del debate no es este.

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MARC ARIAS Mercè Conesa apuesta por que el consejo nacional sea el órgano en el que las bases del PDC se hagan oír

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