Conflicto educacional
El bon pare Autor y dirección: David Plana Lugar y fecha: : Teatro Borràs (21/VII/2016)
Cuando en 1997 David Plana estrenó y dirigió Mala sang, la crítica lo distinguió con el premio Revelación. Y cuando en el 2001 estrenó La dona incompleta con dirección de Sergi Belbel, se le adjudicaron un montón de premios. En cuatro años, David Plana había pasado de ser una joven prometida a convertirse en un valor seguro entre las nuevas generaciones de dramaturgos del país. No es extraño, pues, que quince años más tarde, después de unos cuantos éxitosteatral es y de aplaudidos guiones de televisión, reencontremos al autor en un texto de madurez como es El bon pare, estrenado en el marco del Festival Grec.
El bon pare: he aquí un enunciado que rebosa de moral familiar, una impresión que el autor ha dinamitado para evitar cualquier tipo de equívoco y/o ramplonería. Y, ciertamente, el remedio lo aplica enseguida, tan pronto como la obra empieza. La sorpresa inventada por Plana es contundente: el padre bondadoso enciende el ordenador y descubre en las redes sociales unas imágenes relativamente pornográficas registradas por su hija con un grupo de amigos. Es un golpe de efecto con el que David Plana anuncia la cuestión central de su obra: la supuesta educación respetuosa y tolerante que el buen progenitor Roger Denis (Lluís Soler) ha empleado con su hija Ada (Georgina Latre) ha sido un fracaso estrepitoso.
En efecto, la chica, lista como una ardilla, le ha dicho siempre que sí a todo al padre, mientras que ha seguido los consejos de la madre, divorciada del marido hace tiempo. El mismo día que la hija ha vuelto de viaje y se ha instalado en casa de Roger Denis, la madre, Fanny (Teresa Vallicrosa), se ha presentado en su antiguo domicilio conyugal, por donde también apareceráPol( Ja umeMa da ula),l aparejad el a chica. El conflicto educacional, específicamente, se plantea en todas sus paradojas y contradicciones y la comedia, desde el principio, no escatima ocasiones para provocar la risotada del público. Los responsables de la obra la califican de tragicomedia, una etiqueta que se podría entender como una manera de justificar la frivolidad que se manifiesta a lo largo y ancho de El bon pare. Las carcajadas del auditorio menudean a lo largo de una obra que, desde mi punto de vista, renuncia progresivamente a dotarse de un grosor ideológico serio, mínimamente aleccionador. De manera que, para responder al hundimiento absoluto del progresismo de Roger Denis, como padre y como ciudadano, el autor no encuentra otra solución más que la enajenación exasperada del individuo, quien, durante unos instantes, protagoniza un combate solitario a sangre y fuego, preludio de la ovación final del respetable.
Con respecto a los intérpretes, creo que Teresa Vallicrosa encabeza el reparto con los recursos brillantes deriva dos de su dilatada experiencia y que Lluís Soler, al margen de la chifladura final, es un padre convincente en la alegría y en la desdicha. Muy bien Georgina Latre y un poco demasiado parado Jaume Madaula.