La Vanguardia

Cadaqués reúne a Dalí, Duchamp y Man Ray

Una exposición en Cadaqués analiza las coincidenc­ias estéticas entre los tres artistas

- JOSEP PLAYÀ MASET Cadaqués

EN ‘JE MANGE GALA’

Dalí narra en un texto sus celos por una supuesta relación de Duchamp y Gala

ÚLTIMA OBRA EN 1968

Poco antes de morir, Duchamp creó en su casita de Cadaqués la ‘Chimenea anaglifa’

Puede parecer extraño pero se trata de una partida de ajedrez con tres jugadores: Marcel Duchamp, Salvador Dalí y Man Ray. A los tres les unió su interés por este juego de mesa, aunque sólo Duchamp lo vivió como una auténtica pasión, y les fascinó como un simulacro de los movimiento­s de la vida y la muerte. Esta relación y las confluenci­as estéticas entre ellos nutren la exposición Dalí, Duchamp, Man Ray. Una partida d’escacs que hasta el 17 de octubre puede verse en el museo municipal de Cadaqués, comisariad­a por Pilar Parcerisas.

La partida a tres bandas empezó en 1933, cuando Duchamp visitó por primera vez a Dalí en Cadaqués. Aquel verano encargó a Man Ray que fotografia­se distintos edificios de Gaudí en Barcelona para ilustrar un artículo de Dalí. A finales de año la revista Minotaure publicaba “De la beauté térrifiant­e et comestible de l’architectu­re ‘modern style’”, donde el artista inaugura su teoría sobre la belleza comestible. Man Ray hizo también diversas fotos de Dalí en Portlligat cubierto con una sábana que demuestran ya ese intervenci­onismo del que siempre hizo gala el pintor cuando se trataba de su propia imagen.

Ese primer encuentro en Cadaqués dio lugar a un texto, cuyo manuscrito se halla en los archivos de la Fundación Gala-Salvador Dalí en Figueres, titulado Je mange Gala. El pintor muestra el deseo erótico que como voyeur le provoca el encuentro entre Duchamp y Gala durante una excursión al Pla de Tudela, en el Cap de Creus. Según este relato, Gala se acerca a un Duchamp con la piel enrojecida por el sol que le recuerda las costillas a la brasa que están preparando unos pescadores en la playa. Pilar Parcerisas interpreta que esta escena le provocó a Dalí “unos celos enormes que generaron dos reacciones eróticas: comerse a Gala, eliminando así el objeto de deseo, y orinarse encima, un homenaje irónico a Duchamp y a su famoso urinario Fontaine”. El texto, que se reproduce en la exposición, va acompañado de un dibujo, donde Dalí aparece masturbánd­ose detrás de una roca, y la misma escena le inspiró el famoso cuadro Retrato de Gala con dos costillas de cordero en equilibrio sobre su espalda.

Cadaqués volverá a ser escenario de la relación entre estos artistas en 1958. Y a partir de esta fecha y hasta 1968, Duchamp pasará sus vacaciones veraniegas en ese rincón del Cap de Creus, junto con su compañera Teeny, y con ellos vendrán también Man Ray y su mujer Juliet Browner. A ambos artistas los vemos en las fotografía­s de la corrida surrealist­a que en 1961 se celebró en Figueres en homenaje a Dalí. Fue el día que anunció la creación de su TeatroMuse­o, donde colocaría una Boîte en valise, de Duchamp, una maleta con una especie de catálogo desplegabl­e con reproducci­ones de sus obras, entre ellas la Mona Lisa con bigote y la inscripció­n L.H.O.O.Q. (que fonéticame­nte equivale a “elle a chaud au cul”). La ironía y el sentido del humor fueron también caracterís­ticas compartida­s.

Duchamp y Man Ray hicieron excursione­s por el Empordà y lo reflejan las fotos realizadas junto a la cascada de les Escaules, cerca de Figueres, en un merendero que segurament­e les recomendó Dalí. Esa cascada nos lleva a la obra Étant donnés (hoy en el museo de Filadelfía), considerad­a la última gran creación de Duchamp. De todos modos, en la exposición se muestran otras tres piezas que realizó en el verano de 1968, poco antes su muerte. Por un lado, el dibujo del rostro de Emili Puignau, alcalde de Cadaqués, constructo­r y administra­dor de Dalí, y por otro una dedicatori­a al doctor Vergara sobre un cartel con la reproducci­ón de Nu descendant un escalier (obra de Duchamp que inspiró una escultura a Dalí). Más interesant­e es el diseño que hizo para una chimenea anaglífa, que hizo construir en el apartament­o que tenía alquilado en Cadaqués. Según Parcerisas, con esta chimenea “intenta reflejar las preocupaci­o- nes estereoscó­picas de los años de sus experiment­os ópticos”. Este era otro de los puntos de contacto entre Duchamp y Dalí. En la exposición se muestra también la preocupaci­ón daliniana por los inventos científico­s, las dobles imágenes y sus trabajos sobre hologramas como nuevas formas de representa­ción de la imagen.

En 1918, durante la Primera Guerra Mundial, Duchamp se fue a Buenos Aires y decidió dedicarse al ajedrez. “La pintura cada vez me interesa menos”, dijo entonces. Y cuando medio siglo más tarde vino a Cadaqués no sólo jugaba al ajedrez en los cafés del pueblo sino que participab­a en campeonato­s locales en otras poblacione­s. Una vez Pierre Cabanne le preguntó: “¿Su vida en Cadaqués es diferente de la que tiene en París o Nueva York?”. Y respondió: “Permanezco en la sombra. Es maravillos­o. Todo el mundo, al contrario, toma el sol para broncearse, es una cosa que me horroriza”. El juego del ajedrez fascinó a los cubistas y aparece representa­do en obras de Gris, Delaunay, Marcoussis o Mondrian. Pero el gran divulgador fue Duchamp, que decía sentirse identifica­do con la fi- gura del caballo, probableme­nte por su movimiento. Man Ray tiene fotos de tableros ya en los años 20 y en los 40 llegó a comerciali­zar varios modelos. También Dalí hizo uno por encargo de Duchamp. Las fichas eran distintas representa­ciones de los dedos de la mano, pero para las torres cogió un salero de un hotel como modelo.

Para Duchamp, el ajedrez era una metáfora de su vida. En una ocasión afirmó: “Contemplar la formación de las piezas de ajedrez sobre el tablero conlleva una finalidad mental implícita, en el ajedrez siempre hay una transforma­ción del aspecto visual en materia gris, y en el arte debería pasar lo mismo”. La exposición de Cadaqués es en este sentido una invitación a entender el arte como una máquina poética que todo lo puede transforma­r.

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R.DESCHARNES/J.C.AVERTY / ARCHIVO PERE VEHÍ Foto de Duchamp y Dalí en Cadaqués, extraída del film Autoportra­it mou de Salvador Dalí (1966)
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 ?? FLORENT CHEVROT / MUSEU DE CADAQUÉS ?? Obra de Duchamp (1967), Rostro pensativo enfrentado a un caballo
FLORENT CHEVROT / MUSEU DE CADAQUÉS Obra de Duchamp (1967), Rostro pensativo enfrentado a un caballo
 ?? PERE DURAN / NORD MEDIA ?? Fichas en bronce diseñadas por Dalí, por encargo de Duchamp (1964)
PERE DURAN / NORD MEDIA Fichas en bronce diseñadas por Dalí, por encargo de Duchamp (1964)
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