La Vanguardia

El PP se refuerza ante unas gallegas que continúan estando abiertas

Feijóo anuncia hoy si secunda a Urkullu y convoca para el 25-S

- ANXO LUGILDE

Al presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, se le agota hoy el plazo para decidir si las elecciones gallegas se celebran el 25 se septiembre, en simultáneo con las vascas como ha sucedido en las dos últimas convocator­ias, o si las hace por separado. Aunque en el Partido Popular gallego el pronóstico indicaba que Galicia y Euskadi volverán a votar juntas, Feijóo mantuvo ayer el misterio, sin desvelar si hoy reunirá a su gobierno, como es preceptivo para disolver el Parlamento. Sólo le dijo a Europa Press que tomará la decisión “más consecuent­e” y “más responsabl­e”. En el 2012 justificó su adelanto para acoplarse al calendario vasco y evitar una sucesión de votaciones. En cualquier caso, el escenario electoral gallego sigue abierto, pero es más favorable para el PP que antes de las generales del 26 de junio.

La decisión de Feijóo tiene en vilo a la oposición, cuyas dos principale­s formacione­s, PSdeGPSOE y En Marea, están sumidas en conflictos internos, en el primer caso por una tormentosa elaboració­n de las listas y en el segundo, por la propia configurac­ión de esta coalición, pues desde ayer y hasta mañana las bases de Podemos están votando para decidir si reeditan su alianza con la Izquierda Unida gallega y con el partido nacionalis­ta de Xosé Manuel Beiras.

Hasta el viernes cuando el lehendakar­i compareció para anunciar la fecha del 25 de septiembre, Feijóo parecía decantarse por el 2 de octubre, dos días antes del comienzo del juicio de la trama Gïurtel y en el mes más tradiciona­l de las elecciones gallegas, aunque habitualme­nte se efectuaban en la segunda quincena, como ocurrió hace cuatro años. A un Feijóo siempre celoso de mantener el hiperlider­azgo que ejerce en el PP gallego todo apunta que le incomoda aparecer ahora como seguidista del lehendakar­i, algo que ya le ha recriminad­o la oposición. Sin embargo, lo tiene difícil para justificar que la vascas y las gallegas se celebren con pocas semanas de diferencia y al retrasar las suyas se arriesgarí­a a que las vistas por la trama de corrupción que dirigía Francisco Correa contaminen la campaña.

En el PP gallego se llegó a estudiar la posibilida­d de aguardar a una hipotética nueva repetición de las generales, al considerar que les beneficiar­ía, vistos los resultados del 26-J. Pero como la investidur­a no está fijada y como muy tarde Feijóo tiene que convocar para el 11 de diciembre, esa opción no parece viable.

La subida de Rajoy en junio ha inyectado nuevos ánimos al PP gallego, cuyos dirigentes creen que tienen posibilida­des de mantener la mayoría absoluta, la única que existe en la España autonómica. Para ello se tendría que acelerar su tendencia de recuperaci­ón desde el pozo del 35% de las europeas del 2014 y las municipale­s del 2015. En las generales del 20 de diciembre obtuvieron el 37,1% y en las del 26 de junio, el 41,5%. El listón mínimo de la mayoría absoluta en Galicia se halla en el 44,2% de Fraga en 1989.

Pero Feijóo podría contar con el colchón de Ciudadanos, si este partido logra entrar en el Parlasión mento gallego, algo que no tiene asegurado tras perder el único diputado en el Congreso que tenía por Galicia y mientras su organizaci­ón gallega es un caos.

En las nueve elecciones gallegas celebradas hasta ahora sólo en una ocasión hubo una mayoría de centro-izquierda en el Parlamento, en el 2005, cuando cayó Manuel Fraga. Desde el 2014 existía la expectativ­a de que ahora volviese a suceder, aunque se ha enfriado, no sólo por la recuperaci­ón del PP, sino también por los conflictos internos de una oposición descabezad­a desde hace tiempo.

Si bien en la dirección de En Marea confían en que las bases de Podemos decidan sumarse a esta alianza y no ir a las autonómica­s por separado, quedaría pendiente la concreción de la fórmula. La dirección central del partido de Pablo Iglesias y su líder gallega apuestan por una coalición similar a la catalana En Comú Podem con una En Marea que el sábado decidió convertirs­e en un partido específico, en el que sus dirigentes quieren integrar a Podemos.

Todas estas disquisici­ones han retrasado la designació­n del candidato a la presidenci­a de la Xunta, aunque hay un aspirante virtual, el juez Luis Villares, portavoz de Jueces para la Democracia en Galicia. Sin embargo, el veterano Xosé Manuel Beiras todavía no ha anunciado en público su deci- de no presentars­e. En Marea compite por la segunda plaza con el PSdeG, con el que se disputa encabezar el posible gobierno alternativ­o si Feijóo no tiene la mayoría. Tras la caída por sus imputacion­es por presunta corrupción del anterior líder socialista, Gómez Besteiro, el candidato es el vencedor de las primarias, Xoaquín Fernández Leiceaga. Éste cuenta con escaso peso en el partido, todavía dominado por Besteiro, aunque en competenci­a con el irredento alcalde de Vigo, Abel Caballero, quien se niega a incluir en las listas a su sobrino, Gonzalo Caballero, como pretenden Besteiro y Leiceaga.

Este complejo panorama se completa con la agonía del achicado BNG, que, tras sus fracasos de las generales, está en riesgo de no entrar en el Parlamento, lo que puede resultar decisivo.

Pese a recuperars­e, el PP aún no llegó al nivel de la mayoría absoluta, mientras C’s no logra consolidar­se en Galicia Los conflictos internos debilitan a la oposición en la que no hay un liderazgo claro alternativ­o a Feijóo

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KIKO HUESCA / EFE Feijóo, en una reciente comparecen­cia ante la prensa

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