La Vanguardia

Mis motivos para correr

¿Qué impulsa a una persona a recorrer más de cien kilómetros subiendo y bajando montañas? Participan­tes de la Buff Epic Trail, alrededor de Aigüestort­es, explican sus razones

- ROSA M. BOSCH

Sudorosa y exultante, Caroline Chaverot se acomoda en la habitación de un hotelito de Barruera esperando su turno para someterse al control antidoping. Caroline, que en octubre cumplirá 40 años, ha ganado la Buff Epic Trail, la supercarre­ra de 105 kilómetros y 8.000 metros de cuestas alrededor del parque nacional de Aigüestort­es i estanque de Sant Maurici de hace una semana, por lo que le toca pasar por esa prueba, igual que a Luis Alberto Hernando, el vencedor masculino. Mientras cumpliment­a formulario­s y se prepara para llenar el pertinente botecito, recuerda que sólo han transcurri­do cuatro años desde que empezó a correr por la montaña, poco después del nacimiento de su tercer hijo. “Tuve un embarazo muy complicado –relata– y los últimos tres meses los tuve que pasar en la cama, tumbada. Tenía tantas ganas de moverme que me dije: ‘Cuando tenga al niño haré mucho deporte’”.

¿Qué lleva a una persona a recorrer kilómetros y más kilómetros, monte arriba y monte abajo? Todas tienen sus motivos. Caroline necesitaba una buena dosis de actividad física tras una gestación que la obligó a guardar reposo. A Zaid Ait Maleik, de 32 años, el ultra trail le ha abierto muchas puertas. Cuando un 30 de diciembre del 2006 atravesó el estrecho de Gibraltar oculto en las entrañas de un camión poco se imaginaba que ser veloz le sería de ayuda para consolidar su vida en España. Ahora encarrila carrera tras carrera y los brillantes resultados refuerzan su autoestima.

Francesc Solé, un ingeniero de 34 años de Copons, en la comarca barcelones­a del Anoia, y su pareja, Eli Bertran, de la misma edad, descubrier­on este adictivo mundillo tras aparcar su banda de rock, Ofuskats. “Para mí, correr es hacer un reset mental, tanto los días laborables, cuando salgo del trabajo, como cuando compito”, cuenta la noche antes de la carrera de Barruera, mientras cena con Eli un generoso plato de arroz junto a su furgoneta. Francesc y Eli no son los únicos que corren en pareja: Gema Arenas cruzó la meta de Barruera en novena posición femenina, poco después que su marido, Agustín Luján. También Eva María Moreda, que acabó segunda, suele competir con Bartolomé Inglés, aunque en esta última prueba sólo corrió ella. Bartolomé la esperaba en los puntos de control y avituallam­iento para animarla y prepararle los alimentos.

La Buff Epic Trail, en sus diferentes modalidade­s (105 km, 42, 21 y también KM Vertical) reunió del 22 al 24 de julio a un heterogéne­o grupo de corredores de una treintena de países, la inmensa mayoría aficionado­s que invierten gran parte de su tiempo libre en entrenar. Australia, Nueva Zelanda, Finlandia, Estados Unidos, República Checa, Italia, Francia, Rusia, Méjico, Gran Bretaña, Polonia, Japón, Corea del Sur...

Koichi Iwasa, además de ejercer de periodista, es un entusiasta seguidor del grupo de siete ultracorre­dores nipones que a las 6 de la mañana del pasado día 23 salían de Barruera con el objetivo de completar los 105 kilómetros. “La semana pasada cubrí la Ronda dels Cims, en Andorra, y ahora toca la Buff; en Japón hay muchísima afición”. Koichi y otros acompañant­es sufren un disgusto en Espot, en el kilómetro 67,5,

cuando uno de sus atletas, Sota Ogawa, se siente mal y abandona.

En Espot también decide dejarlo Francesc Solé por intensos dolores musculares. Allí le espera Eli Bertran, que dijo basta antes, en Conangles, en el kilómetro 23, por molestias en la planta de un pie. “No estaba aún recuperado de la última ultra, en la Vanoise, en los Alpes”, murmulla este hombre todoterren­o que ha ganado dos años seguidos pruebas salvajes como la Ronda dels Cims, en Andorra, de 170 km y 13.500 metros de desnivel positivo.

“Me gusta correr por el reto, planifico y vivo las carreras como un viaje. Me sirve para evadirme y desconecta­r”, reflexiona Solé. Cada día, de las 7 a las 18 horas, trabaja como jefe de departamen­to en una empresa de tratamient­o de aguas y a las siete de la tarde sale a entrenarse solo. Eli, su mujer, lo hace por su cuenta, tras acabar su jornada laboral como psicóloga en una residencia de la tercera edad. “Correr me motiva, es una manera de conocer estas montañas y me gusta hacerlo rápido”, apunta ella.

Todos dedican su tiempo de ocio a prepararse para aguantar en las mejores condicione­s posibles estas pruebas tan exigentes. Para la francesa Caroline Chaverot fue muy gratifican­te conseguir la victoria de la Buff Epic Trail, que además le reportó el título de campeona del mundo de ultradista­ncia. ¿Quién se lo iba a decir hace casi cinco años, en los meses finales de un delicado embarazo? “El niño nació en noviembre de 2011 y en mayo de 2012 participé en mi primera carrera en Ginebra, de 38 km. Fue duro, pues estaba dando de mamar, pero acabé cuarta. No soy rápida pero sí constante”, afirma rodeada de sus tres hijos, de ocho, seis y cuatro años, y de su marido, también aficionado a este deporte pero poco amante de la competició­n. “Yo de joven –añade– era escaladora, pero al tener a los niños lo dejé. Ahora esquiamos todos juntos , vamos en bici y hacemos senderismo... Y la mayor, Eve, quiere empezar a correr, tiene mucho talento. Yo me entreno entre 10 y 20 horas a la semana. Me encanta pero en estas pruebas sufro mucho”. Desde su casa de Annecy, en Francia, va cada día en moto a Ginebra, donde da clases de geografía e historia en un instituto.

La evolución de Chaverot ha sido fulgurante: en 2013 ganó la CCC, la carrera de 101 km y 6.500 metros de subidas del Ultra Trail del Mont-blanc, y este año la Transgranc­anaria (125 km y 8.000 metros de desnivel positivo). Dice que le encantaría ser profesiona­l, pero se cuentan con los dedos de las manos los atletas que pueden vivir del ultratrail. El premio que se embolsaron los vencedores fue de 2.000 euros.

Zaid Ait Maleik compagina la recogida de aceitunas en Baena con los maratones de montaña “y a veces, como esta Semana Santa, también hago de camarero”. Nací en Marruecos, en Imilchil, en el Atlas, a más de 2.200 metros de altitud. Yo nunca había pensado en venir a España pero uno de mis nueve hermanos y un primo lo habían intentado muchas veces. Durante la Fiesta del Cordero del 2006 me fui a Tánger y mi primo y yo nos ocultamos entre los hierros de un camión que iba a Alemania y lo conseguimo­s. Llegamos a Algeciras y de allí me fui a Níjar a trabajar en los invernader­os”, relata Zaid la noche antes de su carrera, de 42 kilómetros, que finalizará en la posición número 17, todavía aquejado de una lesión de tobillo.

Un amigo le vio correr y consideró que tenía posibilida­des y así empezó a competir en asfalto. En su primera carrera de montaña, en 2011 en Zuheros (Córdoba), ganó: “¡Saqué tres minutos al campeón de Andalucía! Me gusta mucho este mundo, siempre había soñado correr con los grandes y el año pasado lo conseguí en la Ultrapirin­eu, donde quedé segundo, detrás de Kilian Jornet”. Doble ganador del campeonato de España de Carreras por Montaña, desde 2014 forma parte del equipo Buff. Ahora va y viene de Marruecos, donde vive su mujer, embarazada de su primer hijo. Tiene un calendario muy apretado hasta octubre, cuando volverá a Baena a recoger aceitunas y a tramitar la renovación del permiso de trabajo.

De las 195 personas que emprendier­on la salida, 146 culminaron el recorrido; 46 abandonaro­n (31.5%), y tres fueron descalific­adas por no llevar el material obligatori­o. En el pelotón de cola llegó el más veterano de los participan­tes, Josep Dulcet, director financiero jubilado, de 66 años. Junto con sus compañeros Alfred Miralles, de 60, y Julián Muñoz , de 38, tardaron más de 28 horas en completar el recorrido. “Siempre he hecho alpinismo pero ahora tengo más tiempo. Dos días a la semana me levanto a las cuatro y estoy seis horas corriendo por Núria, Montserrat, el Montsec... Me gusta el ambiente, la naturaleza, conocer a gente. Y ahora me motiva más que antes acabar”, explica en la meta.

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JORDI SARAG0SSA
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 ?? ROSA M. BOSCH ?? El más veterano. Josep Dulcet, de 66 años, a la izquierda, junto a Alfred Miralles y Julián Muñoz, al llegar a la meta
ROSA M. BOSCH El más veterano. Josep Dulcet, de 66 años, a la izquierda, junto a Alfred Miralles y Julián Muñoz, al llegar a la meta
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QUIM FARRERO Caroline Chaverot. La corredora francesa, en la meta, tras ganar la carrera, junto con sus tres hijos y su marido
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ROSA M. BOSCH Eli Bertran y Francesc Solé. Pareja de corredores de Copons, la noche antes de la carrera, cenando en Barruera
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Zaid Ait Maleik. Llegó a España oculto en un camión y ahora compagina las carreras con la recolecció­n de aceitunas

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