Pintor por azar
BERNARD DUFOUR (1922-2016) Pintor y escritor
Tenía apenas veinte años cuando fue enviado a trabajar a Alemania dentro del marco de colaboración entre la Francia de Vichy y la Alemania nazi conocido como STO (siglas de Servicio de Trabajo Obligatorio). Por aquel entonces estudiaba en su ciudad natal, París, para convertirse en ingeniero agrónomo del mismo modo que su mejor amigo, Alain Robbe-Grillet, quien corrió la misma suerte. Ambos se encontraron en Núremberg.
Tuvo la fortuna de no ser uno de los varios miles que perdieron la vida en aquella ocasión. Es más, pudo frecuentar la Universidad de Heidelberg –la misma que tuvo que abandonar el judío Otto Pächt, antiguo alumno de Julius von Schlosser en Viena– durante el periodo de 1944 a 1945.
Aquí toma su primer contacto con la historia del arte. A su vuelta a París tras la liberación, acaba sus estudios al mismo tiempo que comienza a pintar; su aprendizaje pasa por ir al Museo del Louvre a copiar los dibujos de los grandes maestros.
De este modo totalmente casual (Dufour atribuía al azar gran parte de las decisiones tomadas en su vida), se convirtió en pintor. Enseguida llegaron las exposiciones a través de distintos salones, y el interés de los marchantes y las galerías como Pierre Loeb, con el que trabajará desde 1953 hasta 1964.
Precisamente en este intervalo de tiempo se da su paso de la abstracción a la figuración; en 1959, el hijo de su galerista, Albert, que se acaba de asentar en Nueva York, se lleva una serie de pinturas y dibujos donde ya se aprecia la figura humana.
Las colaboraciones que lleva a cabo –amén de su amistad– con escritores como su fiel RobbeGrillet, André Pieyre de Mandiargues o Denis Roche atestiguan su gran interés por la literatura. Tan es así que él mismo comenzó a escribir y a dar a la imprenta obras como L’Oranger des Osages (Plon, 1990), Des Collectionneurs, tel André Breton (Fata Morgana, 2008), Berbanard Dufour: entretien avec Catherine Millet et Jacques Henric (Artpress) o Au fur y Le temps
passe quand-même (Christian Bourgois, 1995 y 1997). En este último daba cuenta del periodo de soledad y dolor que le sobrevino en 1995 tras la muerte de Martine, esposa y modelo a la que retratará cientos de veces durante los casi treinta y cinco años que estuvieron casados.
El director de cine Jacques Rivette se inspiró en la figura de nuestro pintor para el guión de La belle noiseuse (1991), una adaptación libre de La obra de arte desconocida, uno de los más conocidos cuentos de Balzac en el que se pone en juego el papel del artista como demiurgo.
Del mismo modo que Frenhofer, su protagonista, Dufour vivía con Martine en una casa a las afueras de Foissac, donde murió el pasado 21 de julio a los 95 años. Por añadidura, Rivette le pidió que hiciera los dibujos que la mano del actor Michel Piccoli –encargado de dar vida a Frenhofer–
El director Jacques Rivette se inspiró en él para una adaptación libre de ‘La obra de arte desconocida’
no podía llevar a buen término.
Pese al reconocimiento obtenido, declinó participar en el desarrollo del arte contemporáneo a través de sus certámenes más significativos.
Este hombre de ojos azules y abundantes cabellos blancos se sentía a gusto dibujando; aseguraba sentirse fascinado cuando tomaba como referencia la misma realidad.
El recientemente nombrado director del Museu Picasso de Barcelona, Emmanuel Guigon, le dedicó una retrospectiva (Rétrospective en 40 tableaux )enel Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Estrasburgo en el 2006.
Cuatro años más tarde, en el 2010, apareció en el sello Éditions de la Différence una monografía dedicada a su obra a cargo de Marie-Sophie Canon de la Carrière.