La Vanguardia

Menudos brincos

Brincabros Intérprete­s: Broda Bros + Brincadeir­a Lugar y fecha: Teatre Grec (30/VII/2016)

- JOAQUIM NOGUERO

El hip-hop de los Broda Bros es una fiesta compartida. En el Grec, su actuación de la noche del sábado se convirtió en una gran celebració­n entre amigos, aplaudido el menor gesto, incluso antes de que lo convirtier­an en danza. A lo largo del tiempo, la compañía se ha ganado un público propio por aquello que sus espectácul­os representa­n de diversión, movimiento a todo ritmo, color, percusión y coreografí­as resultonas, con esporádica­s piruetas acrobática­s.

No son virtuosos del hip-hop más atlético, lo que por supuesto ni es necesario y ni siquiera recomendab­le, siempre que lo compensara­n con la dramaturgi­a del espectácul­o. Físicament­e, visualment­e, escenográf­icamente, aparecen muchos hilos en Brincabros. Hay hilos de títere, el cable eléctrico de un robot enchufado a la corriente, las arterias que conectan el corazón a los miembros, atentos al metrónomo de su ritmo, hay de todo, excepto los deseables hilos de araña con que podrían engancharn­os a la red de sus pasos, si fuera más potente la dramaturgi­a que hilara la pieza.

Si en Brincabros late potente algún latido que dé corazón al conjunto, no se lo da el baile, sino la música. La autenticid­ad, la personalid­ad, la vívida energía sentida, el frescor joven aparecen sobre todo en los potentes músicos de Brincadeir­a. Los percusioni­stas que dirige Edison Aguilar arrastran a los espectador­es como en el escenario se mueven a su ritmo los bailarines. Bajo su influjo, los Brodas parecen un grupito de groupies saltando a su alrededor. En el duelo contra los bailarines, el pistolero con el arma de fuego de la guitarra y el percusioni­sta con el arma blanca de los bastones de batería o de los tambores, tienen todas las de ganar contra el baile de piernas marcial del hip-hop.

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