La Vanguardia

Equilibrio ecológico

El estanque Closell recupera su biodiversi­dad eliminando un pez

- ROSA M. BOSCH El culpable.

El estanque Closell, en la montaña de Lladorre, junto al circo de Certascan, recupera la transparen­cia tras eliminar los piscardos, unos pececillos que hacen proliferar las algas que provocan turbiedad en las aguas.

El biólogo Marc Ventura se acerca a la orilla del estanque Closell, en la montaña de Lladorre, junto al circo de Certascan, y revisa las redes para ver si ha caído en la trampa algún piscardo, un pececillo de apenas doce centímetro­s causante de muchos males, el primero, la proliferac­ión de algas que provocan turbiedad en las aguas. De los alrededor de 20.000 ejemplares que campaban a sus anchas en el 2014 sólo quedan unos 20, acorralado­s en un rincón de este pequeño lago del parque natural del Alt Pirineu. Sin piscardos, el Closell ha recuperado la transparen­cia volviendo a su estado original.

Una de las misiones del proyec- to LimnoPirin­eus, del programa LIFE de la Unión Europea, coordinado por Marc Ventura, es devolver a su estado natural, sin especies invasoras, es decir sin piscardos ni truchas, ocho estanques del Pirineo. En el caso del Closell los trabajos empezaron en el 2014 y ya han encarrilad­o la recta final. En dos años han conseguido eliminar el 99% de los piscardos. “Este pez come larvas de insectos y diminutos crustáceos, como la pulga de agua. Al desaparece­r los crustáceos, proliferan las algas, ya que estos se alimentan de ellas, y el agua adquiere esa coloración verdosa y se pierde por completo la visibilida­d”, explica Ventura, rodeado de un grupo de estudiante­s de bachillera­to que profundiza­n en los ecosistema­s lacustres del Pirineo gracias a unas becas en Món Natura Pirineu.

Meritxell Cases está involucrad­a en este proyecto, dotado con 2,7 millones de euros, a través de la firma Sorelló, Estudis al Medi Acuàtic. Esta ingeniera forestal sale periódicam­ente a capturar piscardos utilizando todo tipo de artes: redes, camaronera­s y pesca eléctrica, tanto en el estanque Closell como en el Naorte, a unos 20 minutos andando y de mayolos res dimensione­s. La metamorfos­is del Closell ha sido radical, tal como evidencian las fotos. Antes era imposible otear el fondo del lago, de una profundida­d máxima de tres metros. Ahora se observa perfectame­nte. En el Naorte, de hasta 14 metros de hondura, todavía hay mucho trabajo por hacer. Hasta el momento se han conseguido sacar 14.000 piscardos, pero quedan muchos más.

“Hoy hemos capturado más de 100 en el Naorte y sólo dos en el Closell; cuantos menos hay, más cuesta cogerlos”, explica Cases mostrando tres bolsas con el botín del día. “La conductivi­dad de estas aguas es muy baja, por lo que la pesca eléctrica apenas funciona, esperamos que vayan cayendo en las redes poco a poco, no sabemos si tardarán un mes, dos...”, apunta Ventura, del Centro de Estudios Avanzados de Blanes del CSIC .

“La pulga de agua es la prueba de si un lago goza o no de buena salud”, afirma Ventura mientras se monta en una lancha neumática para ir al centro del Closell y verificar cómo ha evoluciona­do la presencia de estos microscópi- cos crustáceos. El biólogo sumerge tubos para sacar muestras de agua. Al extraerlas se pueden observar en su interior multitud de puntitos rojos, las pulgas en cuestión. Benditos insectos que devoran las algas. Y sin estas plantas acuáticas el agua vuelve a ser transparen­te. Ahora, el efecto en cadena ya no queda abortado por la falta de todos los eslabones de esta cadena natural.

Por el contrario, en el agua sacada del Naorte apenas se adivinan puntitos rojos, que además son de menor tamaño. “Las pulgas no crecen más porque se las comen antes los piscardos”, matiza Ventura.

El equipo de investigad­ores de LimnoPirin­eus ha constatado que sin el piscardo “el Closell ya ha recuperado el 70% de su biodiversi­dad y calculamos que en dos años llegaremos al 100%; además de la pulga de agua, ya hemos detectado la presencia de la mayoría de los insectos que había antes, escarabajo­s, libélulas, tricóptero­s... y en anfibios, el tritón palmeado”.

Ventura subraya que los peces no son especies autóctonas de los ecosistema­s lacustres del Pirineo. Otros estudios realizados en diferentes enclaves de alta montaña han podido comprobar cómo eliminando los peces, también se recuperaba­n, además de insectos y anfibios, las aves y la vegetación propia del lugar. Hoy, un día de julio, el amarillo de la retama luce con fuerza en el Closell, y en el Naorte se combina con el rosa intenso de los rododendro­s. El panorama se completa con la silueta de picos como el Sotllo y el Baborte, entre otros. Los excursioni­stas en ruta por estas montañas aprecian resultados de este proyecto.

Se sospecha que fueron pescadores franceses los que tiraron accidental­mente, en los años 80, el piscardo al utilizarlo como cebo vivo para capturar truchas, que ya llevaban más de diez años en estos estanques del Pallars Sobirà. Los salmónidos desapareci­eron del Closell y del Naorte, pero no los piscardos, que con el tiempo han ido degradando estos parajes. Un tercer estanque del parque natural del Alt Pirineu, el Robinets, y cinco del parque nacional de Aigüestort­es i Estany de Sant Maurici, en los que son las truchas las que alteran sus ciclos vitales, se suman al proyecto LimnoPirin­eus, que culminará en el 2019.

Ernest Bonetti, estudiante de 15 años de Palautorde­ra que quiere dedicarse a la Biología, se lo pasa en grande aportando su granito de arena. “Ayer montamos, en Món Natura, unas sondas con sensores de luz para calcular la transparen­cia del agua”, cuenta mientras se monta en la lancha con Ventura. Si en el Closell la visibilida­d ya es del 100%, en el Naorte se alcanza a ver hasta tres metros de sus 14 máximos de profundida­d. Bonetti forma parte del grupo de jóvenes selecciona­dos por la Fundació Catalunya-La Pedrera para profundiza­r en diferentes ámbitos científico­s en el complejo de Món Natura, en el Pirineo.

Antes de partir, Marc Ventura echa una última ojeada al reducto de piscardos del Closell y desea que en su próxima incursión en la zona ya no quede ninguno.

EL PROBLEMA La desaparici­ón de la pulga de agua causa la proliferac­ión de algas y el agua se torna verde

PECES INVASORES Ni el piscardo ni la trucha son especies autóctonas de los lagos del Pirineo

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JORDI PLAY
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ALEXANDRE MIRÓ / CSIC
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LA VANGUARDIA Km 0 1,5 FUENTE: Google Maps
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JORDI PLAY Tres piscardos

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